Cuando
los romanos reemplazaron a los seléucidas como principal potencia de la
región, otorgaron al rey hasmoneo Hircano II, una limitada autoridad
dependiente del gobernador romano en Damasco. Los judíos fueron hostiles
al nuevo régimen y en los años siguientes estallaron frecuentes
insurrecciones. El último intento de restaurar la antigua gloria de la
dinastía hasmonea fue realizado por Matatías Antígono, cuya derrota y
muerte puso término (40 AEC) al régimen hasmoneo, y la Tierra de Israel
pasó a ser un estado vasallo dentro del imperio romano.
En el año 37 AEC, Herodes, yerno del rey Hircano II, fue designado
por los romanos rey de Judea. Poseedor de una autonomía casi ilimitada
en los asuntos internos del país, pasó a ser uno de los más poderosos
monarcas de la parte oriental del imperio romano. Gran admirador de la
cultura greco-romana, Herodes inició un vasto programa de edificaciones
que incluyó las ciudades de Cesarea y Sebastia y las fortalezas de
Herodión y Masada. Asimismo refaccionó el Templo convirtiéndolo en uno
de los más magníficos edificios de su tiempo. Pero, a pesar de sus
múltiples logros, Herodes no fue capaz de ganar la confianza y el apoyo
de sus súbditos judíos.
Diez años después de la muerte de Herodes (4 AEC), Judea quedó bajo
la directa administración romana (6 EC). El creciente enojo contra la
supresión romana de la vida judía condujo a violencias esporádicas que
culminaron en una revuelta general en el año 66 EC. Las superiores
fuerzas romanas, dirigidas por Tito resultaron finalmente victoriosas,
destruyendo totalmente Jerusalén (70 EC) y derrotando la última posición
judía en Masada (73 EC).
La destrucción total de Jerusalén y del Segundo Templo fue
catastrófica para el pueblo judío. De acuerdo al historiador judío de la
época Flavio Josefo, cientos de miles de judíos perecieron en el asedio
a Jerusalén y en distintas partes del país, y muchos miles fueron
vendidos como esclavos.
Un último breve período de soberanía siguió a la rebelión de Shimón
Bar Kojbá (132), durante la cual se recobraron Judea y Jerusalén. Sin
embargo, dado el enorme poderío de los romanos, el resultado era
inevitable. Al término de tres años, conforme a la costumbre romana,
Jerusalén fue "arada con una yunta de bueyes"; Judea fue llamada
Palestina, y Jerusalén, Aelia Capitolina.
Aunque el Templo fue destruido y Jerusalén quemada hasta los
cimientos, los judíos y el judaísmo sobrevivieron su encuentro con Roma.
El ente judicial y legislativo supremo, el Sanhedrín (sucesor de la
Knéset Haguedolá), fue reconstituido en Yavne (70 EC) y posteriormente
en Tiberíades. Sin el marco unificador de un estado y del Templo, la
pequeña comunidad judía se recobró gradualmente, siendo reforzada de vez
en cuando por exiliados que regresaban. La vida institucional y
comunitaria se renovó, los sacerdotes fueron reemplazados por rabinos y
la sinagoga pasó a ser el centro de las comunidades judías, como lo
evidencian las ruinas de sinagogas encontradas en Capernaum, Korazín,
Baram, Gamla y otros lugares. La Halajá (ley religiosa) pasó a ser el
lazo común entre los judíos y se transmitió de generación en generación.
Masada: Cerca de 1.000 hombres, mujeres y niños que
sobrevivieron la caída de Jerusalén ocuparon y fortificaron el complejo
del palacio de Herodes en Masada, ubicado en la cumbre de un monte cerca
del Mar Muerto, donde durante tres años resistieron los repetidos
intentos romanos para desalojarlos. Cuando los romanos finalmente
escalaron Masada e irrumpieron dentro de sus muros, descubrieron que los
defensores y sus familias habían preferido darse muerte con sus propias
manos que someterse a la esclavitud.
Halajá: Conjunto de leyes que ha guiado la vida judía en todo
el mundo desde los tiempos post-bíblicos. Trata de las obligaciones
religiosas de los judíos, tanto en sus relaciones interpersonales como
en su conducta ritual y comprende prácticamente todos los aspectos del
comportamiento humano: nacimiento y matrimonio, alegría y pesares,
agricultura y comercio, ética y teología. Con raíces en la Biblia, la
halajá se basa en el Talmud, un compendio de leyes y tradiciones judías
(finalizado aproximadamente en el año 400), que comprende la Mishná - la
primera compilación escrita de la Ley Oral (codificada en el año 210), y
la Guemará, que comenta y amplía la Mishná.
Para proporcionar una guía práctica de la Halajá, estudiosos
religiosos elaboraron diversos compendios concisos y sistemáticos, a
partir de los siglos I y II. Entre las más autorizadas de esas
codificaciones se cuenta el Shulján Aruj, escrito por Yosef Caro en
Safed (Tzfat) en el siglo XVI.
El templo de Herodes, en la maqueta de la Jerusalén del Segundo Templo
(Cortesía del Museo de Israel, Jerusalén)Moneda
con la inscripción IVDAEA CAPTA (Judea capturada) acuñada por los
romanos después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 EC
(Autoridad de Antigüedades de Israel)Tetradracma acuñada durante la rebelión de Bar Kojba (siglo II) con la inscripción Simón/por la Libertad de Jerusalén
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