domingo, 15 de mayo de 2005
La disciplina en la Legión.
El
sistema disciplinario del ejército romano ya era severo cuando las
legiones se reclutaban de entre ciudadanos ricos que servían por un
sentido de lealtad al estado. Cuando el ejército se convirtió en una
fuerza profesional, los castigos no hicieron sino aumentar su
brutalidad. Existe un manual bizantino, el Strategikon,
cuya fecha es ampliamente posterior al periodo Imperial, pero que
preserva órdenes en latín que probablemente habían cambiado muy poco
desde el principado. Se destacan constantemente el silencio y la
disciplina más rígida: por ejemplo, los optiones
que caminaban tras la última fila útil de la formación llevaban grandes
garrotes con los que golpeaban a cualquiera que se saliese de su sitio o
hablase con un compañero. El vitis, la vara
de un centurión hecha del sarmiento de una parra, se utilizaba
frecuentemente para azotar a los culpables de las faltas mas leves. Como
una "falta leve" podía ser practicamente cualquier cosa a los ojos de
los centuriones, raro era el soldado que mantenía la espalda yerma de
cicatrices.
sistema disciplinario del ejército romano ya era severo cuando las
legiones se reclutaban de entre ciudadanos ricos que servían por un
sentido de lealtad al estado. Cuando el ejército se convirtió en una
fuerza profesional, los castigos no hicieron sino aumentar su
brutalidad. Existe un manual bizantino, el Strategikon,
cuya fecha es ampliamente posterior al periodo Imperial, pero que
preserva órdenes en latín que probablemente habían cambiado muy poco
desde el principado. Se destacan constantemente el silencio y la
disciplina más rígida: por ejemplo, los optiones
que caminaban tras la última fila útil de la formación llevaban grandes
garrotes con los que golpeaban a cualquiera que se saliese de su sitio o
hablase con un compañero. El vitis, la vara
de un centurión hecha del sarmiento de una parra, se utilizaba
frecuentemente para azotar a los culpables de las faltas mas leves. Como
una "falta leve" podía ser practicamente cualquier cosa a los ojos de
los centuriones, raro era el soldado que mantenía la espalda yerma de
cicatrices.
Parece que los castigos corporales se
infringían según el capricho de los oficiales, con lo que tales déspotas
eran el primer objetivo en caso del levantamiento de un motín. Tácito
nos cuenta que en el año 114 D.C. las legiones del Rhin habían linchado a
un centurión, apodado cedo alteram, literalmente
"tráeme otro": el sobrenombre se debía a su costumbre de calentar la
vara en los lomos del legionario de turno mientras pedía a gritos otro
soldado para no perder el ritmo. El autor de "Caballo de Troya", J. J.
Benítez no ha tenido ningún reparo en copiar el nombre del centurión de
este episodio y adjudicárselo al que supuestamente se encargó de aplicar
los latigazos a Jesús de Nazareth en el poste del patio de la fortaleza
Antonia, en Jerusalén…
infringían según el capricho de los oficiales, con lo que tales déspotas
eran el primer objetivo en caso del levantamiento de un motín. Tácito
nos cuenta que en el año 114 D.C. las legiones del Rhin habían linchado a
un centurión, apodado cedo alteram, literalmente
"tráeme otro": el sobrenombre se debía a su costumbre de calentar la
vara en los lomos del legionario de turno mientras pedía a gritos otro
soldado para no perder el ritmo. El autor de "Caballo de Troya", J. J.
Benítez no ha tenido ningún reparo en copiar el nombre del centurión de
este episodio y adjudicárselo al que supuestamente se encargó de aplicar
los latigazos a Jesús de Nazareth en el poste del patio de la fortaleza
Antonia, en Jerusalén…
La pena de
muerte, sin embargo, requería la aprobación de oficiales de mayor rango;
en cualquier caso se aplicaba en ocasiones diversas. Los soldados que
se quedaban dormidos durante una guardia era apaleados hasta la muerte
por sus propios compañeros cuya vida habían puesto en peligro; el truco
de los soldados viejos era apoyar el largo escudo en el pilum
para descansar sobre el y dormitar de pie. Los soldados que huían del
combate eran crucificados o arrojados a las bestias salvajes. Pero
probablemente el castigo más famoso era el diezmo,
impuesto a la unidad que abandonase la batalla ignominiosamente. Una
décima parte de los soldados eran seleccionados para su ejecución a
suertes. El 90 por 100 superviviente tenía una pena más simbólica:
debían disponer sus tiendas en el exterior del campamento, fuera de las
murallas, y dormir allí. Además se les asignaba cebada en lugar de
trigo.
muerte, sin embargo, requería la aprobación de oficiales de mayor rango;
en cualquier caso se aplicaba en ocasiones diversas. Los soldados que
se quedaban dormidos durante una guardia era apaleados hasta la muerte
por sus propios compañeros cuya vida habían puesto en peligro; el truco
de los soldados viejos era apoyar el largo escudo en el pilum
para descansar sobre el y dormitar de pie. Los soldados que huían del
combate eran crucificados o arrojados a las bestias salvajes. Pero
probablemente el castigo más famoso era el diezmo,
impuesto a la unidad que abandonase la batalla ignominiosamente. Una
décima parte de los soldados eran seleccionados para su ejecución a
suertes. El 90 por 100 superviviente tenía una pena más simbólica:
debían disponer sus tiendas en el exterior del campamento, fuera de las
murallas, y dormir allí. Además se les asignaba cebada en lugar de
trigo.
Los soldados no tenían la oportunidad de
apelar contra la pena impuesta contra ellos. En el siglo IV D.C., el
soldado e historiador aficionado Amiano Marcelino sostiene que
la razón más común para una deserción era evitar el castigo. Esto puede
perfectamente haber sido cierto para el periodo del principado.
Efectivamente nuestras fuentes testimonian que la deserción era un
problema constante de las legiones profesionales. Se dice que muchos
líderes militares enemigos como Yugurta o Decebalus,
reclutaban a sus mejores hombres de entre las filas romanas, pagando
cantidades astronómicas por los servicios de ingenieros o artificieros.
Ante esta verdadera "fuga de cerebros", en el siglo I, el general romano
Corbulón, reconocido por su seriedad
disciplinaria, ejecutaba rutinariamente a los hombres que eran
capturados tras desertar por primera vez. La dureza de esta política se
volció contra él, ya que hizo que el desertor ni se planteara la
posibilidad de volver, así que para recuperar a sus especialistas,
estableció que sólo serían ejecutados aquellos que resultaran apresados
¡tras desertar por tercera vez!.
apelar contra la pena impuesta contra ellos. En el siglo IV D.C., el
soldado e historiador aficionado Amiano Marcelino sostiene que
la razón más común para una deserción era evitar el castigo. Esto puede
perfectamente haber sido cierto para el periodo del principado.
Efectivamente nuestras fuentes testimonian que la deserción era un
problema constante de las legiones profesionales. Se dice que muchos
líderes militares enemigos como Yugurta o Decebalus,
reclutaban a sus mejores hombres de entre las filas romanas, pagando
cantidades astronómicas por los servicios de ingenieros o artificieros.
Ante esta verdadera "fuga de cerebros", en el siglo I, el general romano
Corbulón, reconocido por su seriedad
disciplinaria, ejecutaba rutinariamente a los hombres que eran
capturados tras desertar por primera vez. La dureza de esta política se
volció contra él, ya que hizo que el desertor ni se planteara la
posibilidad de volver, así que para recuperar a sus especialistas,
estableció que sólo serían ejecutados aquellos que resultaran apresados
¡tras desertar por tercera vez!.
PD: El sorteo de
"los Euromillones", el "Gordo" de Navidad o el tachado de los números de
un cartón de "Bingo" carecen de todo interés comparados con...¡EL GRAN
JUEGO DEL DIIIIIIIIIEZMO!. Menos mal que sólo hay evidencias de su
aplicación en tres ocasiones; una de ellas delante de las murallas de
una pequeña ciudad soriana llamada Numancia.
"los Euromillones", el "Gordo" de Navidad o el tachado de los números de
un cartón de "Bingo" carecen de todo interés comparados con...¡EL GRAN
JUEGO DEL DIIIIIIIIIEZMO!. Menos mal que sólo hay evidencias de su
aplicación en tres ocasiones; una de ellas delante de las murallas de
una pequeña ciudad soriana llamada Numancia.
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Comentarios
8 comentarios:
dijo...
Pero una cosa es la disciplina y otra la arbitrariedad, que termina siendo un cáncer de la primera.
En cuanto a "diezmar".. El último ejemplo que conozco diréctamente-y estoy seguro que hubo más- se produjo en el Alcázar de Toledo, estando como alumnos, entre otras promociones, la 33B de Infantería, allá por 1928 ó 29.
Hubo un "plante" -creo que por la comida- y mandaron formar a los cadetes.
Los profesores iban contando "1, 2, 3,..." y cada "décimo" fué expulsado de la carrera allí mismo, sin más circunloquios.
Mi padre me dijo que ní durante la guerra sintió algo tan atroz...
dijo...
Igual que un disparo lo que mata no es la bala, sino la gran velocidad a la que va, la disciplina no es mala en si misma, pero la necesidad de su existencia es una oportunidad para que cualquier desalmado que piense que el mundo entero tiene algo contra él, la transforme, como tú dices, en arbitrariedad.
dijo...
Craso en la guerra contra Espartaco y Cesar por el motin de la IX al principio de la Guerra Civil.
Solo esos tres casos?. Me da que hubo mas, pero no los recuerdo.
Conoceis algun caso mas de diezmo?.
dijo...
III Gemina con Julio César, después de la retirada de Bribacte. No es seguro que fuera la III.
En el siglo III, la legion tebana, llamada así por la procedencia de la mayor parte de sus hombres. Parece que no se la diezmo sino que se la "quinteo"
dijo...
Hablando del centurión llamado Cedo Alteram, no es que JJ Benitez tomara ese nombre para adjudicáraselo al que azotó a Jesús en la Torre Antonia. Lo q el autor manifiesta es que el Mesías retaba a los guardias a que le siguieran golpeando, p mostrarles que su espíritu era más fuerte que el odio de los romanos, por eso les dice con frecuencia: "cedo alteram", que significa en latín "dame otro" o "dénme otro", refiriéndose a que estaba dispuesto a recibir otro golpe.
E.S.
dijo...
- Apio Claudio, antecesor del emperador Tiberio, diezmó a garrotazos (fustuarium) una unidad que había desertado durante la batalla.
-Un general romano llamado Aquilio también diezmó a una unidad desertora por decapitación.
-Craso diezmó a una unidad que huyó ante Espartaco.
-Marco Antonio diezmó a dos cohortes que no defendieron bien unas máquinas de asedio.
-En el 18 d.C. la Legio III Augusta fue diezmada mediante fustuarium tras huir de los númidas en África...
Todos son ejemplos de decimatio (Fuente: Philip Matyszak. Legionario, manual del soldado romano)
Sergius, optio Cohortis Primae Barcinonensis (Barcino Oriens, grup de recreació i reconstrucció romana de Barcelona))
dijo...
dijo...