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sábado, 25 de marzo de 2017
Humanismo sin credos - Cristo, un mito más.
Humanismo sin credos - Cristo, un mito más.
El Jesús que Pablo de Tarso y que los Evangelios transmiten… ¡no es
creíble! Si se quieren inventar un dios a imagen y semejanza de los
dioses precedentes o de su entorno llamándolo Cristo, nada que objetar.
Pero ese “dios” no se puede asimilar a Jesús.
Si Jesús era hombre --y a eso conducen las investigaciones sobre su
realidad histórica-- su origen, sus palabras y sus acciones debieron
estar en consonancia con los hechos y acontecimientos normales de la
vida. No sufriría en nada su mensaje al mundo. Incluso sería más
convincente.
Si Jesús, convertido en Cristo, era dios, en tal categoría son
admisibles los portentos y milagros, las transfiguraciones y
resurrecciones y las apariciones y ascensiones. Las dos cosas a la vez,
y dentro de un contexto humano, no son admisibles.
Esa mezcolanza entre lo divino y lo humano, que saltó al primer
plano cuando los de la II Iglesia se pusieron a pensar, es lo que
produjo el engendro que hoy es Jesús-Cristo: basta pensar en los
encendidos debates, con aquella piara de monjes enardecidos y
perdularios rondando y blandiendo palos, ocurridos en concilios
primeros.
Máximos IV, un patriarca del rito oriental participante en el Concilio Vaticano II dijo: “Hay muchos ateos que no creen en un Dios en el yo tampoco creo”. VER. Se
puede interpretar como se quiera y se puede llamar ateo también al que
no participe de la idea que sobre Dios tiene la Iglesia oficial.
En este blog lo vengo diciendo desde que comencé a escribir en marzo
de 2006: preciso es ponerse de acuerdo en qué entendemos por Dios los
que hablamos de él, para tener elementos comunes sobre los que ponerse
de acuerdo… o no. Desde luego el concepto que la Iglesia predica de
Dios, con los mil añadidos acumulados a lo largo de los siglos, no lo
puede aceptar cualquier persona “normal” que ponga su razón al servicio
de las deducciones.
Jesús es Dios, dicen los que en él creen. Y es “dios” para los que creen en él. También Zeus, Visnú y Ra lo eran.
¿La diferencia? Pues que después de muchas investigaciones
históricas, arqueológicas, antropológicas, sociológicas y, sobre todo,
lógicas, los científicos llegaron a la conclusión de que tanto Zeus como
Ra eran personajes mitológicos, es decir, inventados por una causa y
para un fin.
Y Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. La mayor parte de los dioses antiguos se habían hecho hombres y
habían convivido con los hombres. Los mismos científicos anteriores
llegaron a otra conclusión. Así, en nuestros días hemos sabido que los
antiguos, muy antiguos, habían ido dando nombre a los distintos
fenómenos naturales. Luego, al explicar tales fenómenos naturales, sus
nombres quedaron en pura denominación de algo. Y los científicos,
antropólogos, etc. llegaron a la conclusión de que los dioses hindúes,
egipcios, griegos y demás nacieron y vivieron en la mente de los
hombres, primero en la de sus creadores y luego en la de sus fieles.
psiquismo y más traumatizan, es algo incuestionable. Que cuando ese
dolor lo es en grado extremo y es vivido como preludio de la muerte,
todavía más. La naturaleza se defiende contra eso por todos los medios
posibles. Por su parte la literatura exprime todo el jugo posible de
ello y la religión lo aprovecha para sus fines específicos.
La religión es un sucedáneo de todo lo humano. Todo lo coloniza y
todo pretende recubrirlo con esa pátina caliginosa de sacramentalidad
difusa. Pretende "poner en valor", como ellos dicen, todas las
vivencias humanas, desde la cuna hasta el sepulcro.
ayer sobre el pensamiento, la actitud o la predisposición que generaría
en los creyentes piadosos del culto oficial helénico y romano la
predicación de la nueva religión. Pensamos que muchos de estos piadosos
creyentes se sentirían movidos hacia la nueva religión por los hechos,
por lo que veían en el comportamiento de los nuevos cristianos más que
por su doctrina. La predicación, posiblemente, les dejaría indiferentes o
quizá impasibles.
Por una razón: lo que oían no les sonaría a nuevo.
Es más, les parecería una copia de lo que ellos ya conocían. Que Jesús
naciera de madre virgen, que siendo hombre fuera dios, que padeciera
persecución, que muriera bajo suplicio, que hiciera milagros, que bajara
a los infiernos, que ascendiera a los cielos… Todo eso ya lo sabían.
¿Para qué entonces adscribirse a nuevos credos si ya tenían otras
religiones donde embeberse en idénticos misterios?
todas las ciudades del mundo, cómo la alegría se contagia en
supermercados, comunidades de vecinos y centros de trabajo!
Cierto, no podemos competir con las mareas de fervor que nos marean y
con el gozo que respiran todos los cristianos. Eso del gozo y alegría
es sonsonete continuo en esta semana primera de Pascua.
con el mismo título, con el mismo tema y con la misma sensación, la que
a muchos embargaría si cayeran en la cuenta del gran souflé, el gran
engaño y el gran negocio que es la Iglesia católica (y, como apéndice,
la protestante).
Los asuntos que nos traen de nuevo aquí los hemos referido en
multitud de ocasiones, pero, al igual que Benedicto-Ratzinger no hace
otra cosa con su libro que remover con distinta cuchara de palo el mismo
potaje de siempre, así nosotros acudimos a autores como Gerd Lüdermann
para tener otra visión del sempiterno asunto.
En el grueso volumen se pregunta el autor por aquello que realmente
hizo y dijo Jesús, llegando a la conclusión de que prácticamente no
sabemos nada de lo que Jesús pudo hacer o decir. Una nada hecha de
conjeturas y suposiciones.
tanto los procedentes del ambiente judío como gentil, tuvieron sin
embargo dos enemigos mortales desde el mismo comienzo de su actividad
proselitista: de fuera, los judíos fieles a la Ley de Moisés; dentro,
los herejes, desviados de la doctrina propugnada por Pablo de Tarso. El
mismo Pablo anatematizó a cristianos desviados, bien por lo que
predicaban, bien por sus actos.
Con los gentiles, esos que más tarde serían llamados paganos, la
conducta fue progresivamente distinta. Decimos conducta, pero quizá
fuera más correcto hablar de táctica. Sintiéndose en inferioridad de
fuerzas respecto a la religión oficial, se mostraron liberales y el
proceder fue el de ir introduciendo su credulidad como una cuña dentro
del cuerpo de los credos consentidos por Roma. En sus inicios pedían y
exigían algo que ya tenían concedido de antemano: la coexistencia
pacífica de cualquier creencia, la tolerancia hacia su fe, la libertad.
Hemos querido, sin pretender ofender creencias arraigadas, dar a conocer
a los sosias de Cristo pululantes por regiones o movimientos
espirituales próximos a las regiones helenísticas donde se formó Pablo
de Tarso.
Entendemos por Cristo la reelaboración que realizó Pablo de Tarso a
partir de un revolucionario que vivió por Galilea perteneciente al
movimiento nazoreo o nazareno, llamado Jesús. De Jesús se sabe
relativamente poco; de Cristo se sabe casi todo o, en todo caso,
demasiado.
Si a los crédulos inocentes les quiere aprovechar todo lo dicho, y
dado que éste es su día, pueden cerrar los ojos, dejarse engañar de
momento, hacer como que viven en el engaño, pero sin olvidar que deben
abrirlos al día siguiente. Ésa es nuestra pretensión.
No sacamos nada de nuestra manga porque cada día se sabe más de la
labor criminal ejercida por el cristianismo en los primeros tiempos y
cada día aparecen nuevos estudios sobre esos grandes santos y padres de
la Iglesia que brillaron por su labor extirpadora en pro de la
implantación de la verdad.
Pero también hoy como ayer, de esto los fieles cristianos seguirán
tan ignaros como cuando la gran masa crédula era en su mayor parte
analfabeta. No hay tiempo ni merece la pena, dicen, ahondar en las
desviaciones del primitivo cristianismo. Ante el bien que trajo consigo
el cristianismo, añaden, se pueden pasar por alto “algunos” desmanes,
más producidos por la obstinación de los funcionarios del paganismo que
por la actitud de los fieles de a pie.
Con el mitraísmo, extendido por el sur de Europa y orient,e sucedió
lo mismo que con el cristianismo del N de África tras el paso devastador
del vendaval islámico, siglo VII. No quedó nada. Hasta da la sensación
que uno de los más grandes, Agustín de Hipona, hubiera vivido siempre
en Milán con su maestro y amigo Ambrosio.
Continuamos con la figura "histórica" de Krishna que, evidentemente,
tiene la misma historicidad que el Cristo paulino. En el Majabharata, y
especialmente en el Bhagavad Gita,
que es una parte de la monumental obra, encontramos hechos, anécdotas,
consejos, sentencias y revelaciones de Krishna que nos hacen entrever
a Cristo, entre ellas su condición de dios.
Espigando entre dichos y anécdotas se encuentran algunos elementos que lo recuerdan o concuerdan con él.
Una religión que se precie no puede carecer de “libro”. Es signo de
prosapia y de superioridad respecto a aquellas que no lo tienen. Sin la
palabra escrita no habría constancia para generaciones futuras. Y con
el libro, los que no tienen discurso propio acuden a sus fuentes y allí
beben hasta saciarse, las más de las veces tergiversándolo todo o
sacando conclusiones no queridas.
La India y el hinduismo, religión milenaria tanto o más que la
judía. También con sus libros legendarios. Legendarios “stricto sensu”,
por hincar sus raíces en la noche de los tiempos y por contener toda una
pléyade de historias a cada cual más estrambótica. A partir de relatos
orales, la recopilación corrió a cargo de distintos escribas
El Ramayana y el Mahabharata contienen de todo. Por
momentos relatan hechos épicos similares a los narrados por la Ilíada.
Otras veces guardan semejanza a la Biblia: en realidad, son la “biblia
de los Hindúes”.
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La deformación de Jesús cuando lo hicieron Cristo.
01.06.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
El Jesús que Pablo de Tarso y que los Evangelios transmiten… ¡no es
creíble! Si se quieren inventar un dios a imagen y semejanza de los
dioses precedentes o de su entorno llamándolo Cristo, nada que objetar.
Pero ese “dios” no se puede asimilar a Jesús.
Si Jesús era hombre --y a eso conducen las investigaciones sobre su
realidad histórica-- su origen, sus palabras y sus acciones debieron
estar en consonancia con los hechos y acontecimientos normales de la
vida. No sufriría en nada su mensaje al mundo. Incluso sería más
convincente.
Si Jesús, convertido en Cristo, era dios, en tal categoría son
admisibles los portentos y milagros, las transfiguraciones y
resurrecciones y las apariciones y ascensiones. Las dos cosas a la vez,
y dentro de un contexto humano, no son admisibles.
Esa mezcolanza entre lo divino y lo humano, que saltó al primer
plano cuando los de la II Iglesia se pusieron a pensar, es lo que
produjo el engendro que hoy es Jesús-Cristo: basta pensar en los
encendidos debates, con aquella piara de monjes enardecidos y
perdularios rondando y blandiendo palos, ocurridos en concilios
primeros.
Una frase de Máximos IV.
31.05.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Máximos IV, un patriarca del rito oriental participante en el Concilio Vaticano II dijo: “Hay muchos ateos que no creen en un Dios en el yo tampoco creo”. VER. Se
puede interpretar como se quiera y se puede llamar ateo también al que
no participe de la idea que sobre Dios tiene la Iglesia oficial.
En este blog lo vengo diciendo desde que comencé a escribir en marzo
de 2006: preciso es ponerse de acuerdo en qué entendemos por Dios los
que hablamos de él, para tener elementos comunes sobre los que ponerse
de acuerdo… o no. Desde luego el concepto que la Iglesia predica de
Dios, con los mil añadidos acumulados a lo largo de los siglos, no lo
puede aceptar cualquier persona “normal” que ponga su razón al servicio
de las deducciones.
Hoy, muy breves: ¿Jesús, sí?
15.05.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Jesús es Dios, dicen los que en él creen. Y es “dios” para los que creen en él. También Zeus, Visnú y Ra lo eran.
¿La diferencia? Pues que después de muchas investigaciones
históricas, arqueológicas, antropológicas, sociológicas y, sobre todo,
lógicas, los científicos llegaron a la conclusión de que tanto Zeus como
Ra eran personajes mitológicos, es decir, inventados por una causa y
para un fin.
Y Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. La mayor parte de los dioses antiguos se habían hecho hombres y
habían convivido con los hombres. Los mismos científicos anteriores
llegaron a otra conclusión. Así, en nuestros días hemos sabido que los
antiguos, muy antiguos, habían ido dando nombre a los distintos
fenómenos naturales. Luego, al explicar tales fenómenos naturales, sus
nombres quedaron en pura denominación de algo. Y los científicos,
antropólogos, etc. llegaron a la conclusión de que los dioses hindúes,
egipcios, griegos y demás nacieron y vivieron en la mente de los
hombres, primero en la de sus creadores y luego en la de sus fieles.
La magnificación absurda del dolor.
12.05.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Quedado sin saber por qué creen losQue el dolor sea una de las experiencias humanas que más afectan al
que aquí suponemos que creen (en cosas religiosas), deduzco que la
actividad principal de un creyente o un crédulo es mantener limpio su
campo. Y así, su actividad se reduce a erigirse en escobas barredoras de
cuantos puedan disentir de aquello en que creen. No insistiremos en
tratar de desvelar su secreto. Seguiremos descubriendo irracionalidades.
psiquismo y más traumatizan, es algo incuestionable. Que cuando ese
dolor lo es en grado extremo y es vivido como preludio de la muerte,
todavía más. La naturaleza se defiende contra eso por todos los medios
posibles. Por su parte la literatura exprime todo el jugo posible de
ello y la religión lo aprovecha para sus fines específicos.
La religión es un sucedáneo de todo lo humano. Todo lo coloniza y
todo pretende recubrirlo con esa pátina caliginosa de sacramentalidad
difusa. Pretende "poner en valor", como ellos dicen, todas las
vivencias humanas, desde la cuna hasta el sepulcro.
El Cristo que engañó a Jesús (y 2)
30.03.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Elucubrábamosayer sobre el pensamiento, la actitud o la predisposición que generaría
en los creyentes piadosos del culto oficial helénico y romano la
predicación de la nueva religión. Pensamos que muchos de estos piadosos
creyentes se sentirían movidos hacia la nueva religión por los hechos,
por lo que veían en el comportamiento de los nuevos cristianos más que
por su doctrina. La predicación, posiblemente, les dejaría indiferentes o
quizá impasibles.
Por una razón: lo que oían no les sonaría a nuevo.
Es más, les parecería una copia de lo que ellos ya conocían. Que Jesús
naciera de madre virgen, que siendo hombre fuera dios, que padeciera
persecución, que muriera bajo suplicio, que hiciera milagros, que bajara
a los infiernos, que ascendiera a los cielos… Todo eso ya lo sabían.
¿Para qué entonces adscribirse a nuevos credos si ya tenían otras
religiones donde embeberse en idénticos misterios?
El Cristo que engañó a Jesús (1).
29.03.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Podemos decir con orgullo: resucitados todos en¡Cuánto júbilo se respira por doquier, cómo vibran las calles de
Cristo, tras la Semana Santa, resurrección narrada con hermosas palabras
en el Pregón pascual (Exultet iam angelica turba caelorum), nada nos
puede importar, menos lo que en blogs intrascendentes se diga.
todas las ciudades del mundo, cómo la alegría se contagia en
supermercados, comunidades de vecinos y centros de trabajo!
Cierto, no podemos competir con las mareas de fervor que nos marean y
con el gozo que respiran todos los cristianos. Eso del gozo y alegría
es sonsonete continuo en esta semana primera de Pascua.
Reconozco la belleza de los cantos pascuales, tanto
gregoriano como polifonía clásica, en los cuales he participado desde
que a mis ocho años entré en la escolanía del colegio actuando siempre
de solista (confidencia para mis contertulios denigratorios).
Jesús, la gran decepción (4)
19.03.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Seguimoscon el mismo título, con el mismo tema y con la misma sensación, la que
a muchos embargaría si cayeran en la cuenta del gran souflé, el gran
engaño y el gran negocio que es la Iglesia católica (y, como apéndice,
la protestante).
Los asuntos que nos traen de nuevo aquí los hemos referido en
multitud de ocasiones, pero, al igual que Benedicto-Ratzinger no hace
otra cosa con su libro que remover con distinta cuchara de palo el mismo
potaje de siempre, así nosotros acudimos a autores como Gerd Lüdermann
para tener otra visión del sempiterno asunto.
En el grueso volumen se pregunta el autor por aquello que realmente
hizo y dijo Jesús, llegando a la conclusión de que prácticamente no
sabemos nada de lo que Jesús pudo hacer o decir. Una nada hecha de
conjeturas y suposiciones.
Los cristianos entre paganos.
08.01.16 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Iesus-Jristós-Zeú-Üios-Sóter = Jesús-Cristo-Hijo-de Dios-SalvadorLos primeros cristianos, pacifistas ellos por mandato del Señor,
tanto los procedentes del ambiente judío como gentil, tuvieron sin
embargo dos enemigos mortales desde el mismo comienzo de su actividad
proselitista: de fuera, los judíos fieles a la Ley de Moisés; dentro,
los herejes, desviados de la doctrina propugnada por Pablo de Tarso. El
mismo Pablo anatematizó a cristianos desviados, bien por lo que
predicaban, bien por sus actos.
Con los gentiles, esos que más tarde serían llamados paganos, la
conducta fue progresivamente distinta. Decimos conducta, pero quizá
fuera más correcto hablar de táctica. Sintiéndose en inferioridad de
fuerzas respecto a la religión oficial, se mostraron liberales y el
proceder fue el de ir introduciendo su credulidad como una cuña dentro
del cuerpo de los credos consentidos por Roma. En sus inicios pedían y
exigían algo que ya tenían concedido de antemano: la coexistencia
pacífica de cualquier creencia, la tolerancia hacia su fe, la libertad.
La gran inocentada, vender un original de Cristo
28.12.15 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Hemos querido, sin pretender ofender creencias arraigadas, dar a conocer
a los sosias de Cristo pululantes por regiones o movimientos
espirituales próximos a las regiones helenísticas donde se formó Pablo
de Tarso.
Entendemos por Cristo la reelaboración que realizó Pablo de Tarso a
partir de un revolucionario que vivió por Galilea perteneciente al
movimiento nazoreo o nazareno, llamado Jesús. De Jesús se sabe
relativamente poco; de Cristo se sabe casi todo o, en todo caso,
demasiado.
Si a los crédulos inocentes les quiere aprovechar todo lo dicho, y
dado que éste es su día, pueden cerrar los ojos, dejarse engañar de
momento, hacer como que viven en el engaño, pero sin olvidar que deben
abrirlos al día siguiente. Ésa es nuestra pretensión.
Buscando a Cristo, se toparon con Mitra
27.12.15 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
No sacamos nada de nuestra manga porque cada día se sabe más de la
labor criminal ejercida por el cristianismo en los primeros tiempos y
cada día aparecen nuevos estudios sobre esos grandes santos y padres de
la Iglesia que brillaron por su labor extirpadora en pro de la
implantación de la verdad.
Pero también hoy como ayer, de esto los fieles cristianos seguirán
tan ignaros como cuando la gran masa crédula era en su mayor parte
analfabeta. No hay tiempo ni merece la pena, dicen, ahondar en las
desviaciones del primitivo cristianismo. Ante el bien que trajo consigo
el cristianismo, añaden, se pueden pasar por alto “algunos” desmanes,
más producidos por la obstinación de los funcionarios del paganismo que
por la actitud de los fieles de a pie.
Con el mitraísmo, extendido por el sur de Europa y orient,e sucedió
lo mismo que con el cristianismo del N de África tras el paso devastador
del vendaval islámico, siglo VII. No quedó nada. Hasta da la sensación
que uno de los más grandes, Agustín de Hipona, hubiera vivido siempre
en Milán con su maestro y amigo Ambrosio.
Y continuaron buscando a Cristo en la India.
26.12.15 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Continuamos con la figura "histórica" de Krishna que, evidentemente,
tiene la misma historicidad que el Cristo paulino. En el Majabharata, y
especialmente en el Bhagavad Gita,
que es una parte de la monumental obra, encontramos hechos, anécdotas,
consejos, sentencias y revelaciones de Krishna que nos hacen entrever
a Cristo, entre ellas su condición de dios.
Espigando entre dichos y anécdotas se encuentran algunos elementos que lo recuerdan o concuerdan con él.
• Hacía milagros y realizaba maravillas de toda
clase: resucitó muertos, sanó leprosos, hizo oír a los sordos y ver a
los ciegos.
• Lo mismo que Cristo en las tentaciones, hablaba con los demonios y los expulsaba de los poseídos.
• En el Bhagavad Gita IX, 32 habla de cómo deben ser sus
seguidores, sin importar que sean débiles, pecadores… En todo este
capítulo nos parecería oír al evangelista Juan.
• La expresión de Cristo “he venido para que tengan vida y vida
en abundancia”, como prefiguración de la inmortalidad prometida, es
también promesa que se encuentra en los dichos de Krishna.
• “Si tuvierais fe, le diríais a esta montaña…”, decía Cristo.
Parece sentencia copiada de la vida de Krishna, que levantó la montaña
Govardana.
En busca de Cristo llegaron a la India.
25.12.15 | 12:00. Archivado en Cristo, un mito más.
Una religión que se precie no puede carecer de “libro”. Es signo de
prosapia y de superioridad respecto a aquellas que no lo tienen. Sin la
palabra escrita no habría constancia para generaciones futuras. Y con
el libro, los que no tienen discurso propio acuden a sus fuentes y allí
beben hasta saciarse, las más de las veces tergiversándolo todo o
sacando conclusiones no queridas.
La India y el hinduismo, religión milenaria tanto o más que la
judía. También con sus libros legendarios. Legendarios “stricto sensu”,
por hincar sus raíces en la noche de los tiempos y por contener toda una
pléyade de historias a cada cual más estrambótica. A partir de relatos
orales, la recopilación corrió a cargo de distintos escribas
El Ramayana y el Mahabharata contienen de todo. Por
momentos relatan hechos épicos similares a los narrados por la Ilíada.
Otras veces guardan semejanza a la Biblia: en realidad, son la “biblia
de los Hindúes”.
Sábado, 25 de marzo
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¿Qué sabemos del Jesús histórico? - Paperblog
¿Qué sabemos del Jesús histórico? - Paperblog
Cuando nos metemos con temas de historia de las religiones nos topamos ante algunas complicaciones; para empezar, los iniciadores del en ese momento movimiento religioso naciente muchas veces no imaginaron -ni tenían la intención- de formar o constituir lo que actualmente entendemos como la religión a estudiar. Lo anterior pasa con todas las religiones, desde las más populares -o con más fieles- hasta con los movimientos religiosos locales; ahora, si tocamos una religión no solo popular sino la mayor -en cuanto a creyentes- en el Orbe la cosa se complica un poquito más.En las siguientes líneas y tomando de base el libro de Cristianismos Derrotados de Antonio Piñero (filólogo español)
muestro la información con la que los historiadores modernos cuentan al
momento de reconstruir a un personaje que la historia nos relata vivió
hace poco más de dos mil años. Y es que aunque la fe cristiana invita al creyente a unir o más bien a no diferenciar a la figura divina de la humana de quien ellos consideran su dios la ciencia, arqueología y demás elementos modernos de análisis no pueden (ni deben) combinar a una personaje -humano- con la creencia religiosa que se tiene sobre éste.De ésta manera, dicho sea de paso, el siguiente artículo debe de ser leído bajo ésa óptica: de crítico y no de creyente
ya que el fiel puede considerar como invasión a alguno o algunos de sus
puntos sensibles en cuanto a fe el leer algunas de las siguientes
líneas. Antes de comenzar creo que es bueno entender la trama general del libro que tomo como fuente: Iniciemos diciendo que cuando indagamos en la historia del cristianismo la fe que actualmente es fuerza predominante en el mundo -bien sea bajo la corriente "protestante" o católica- sufrió una serie de interpretaciones a lo largo de, sobretodo, los primeros seis siglos de la era cristiana.Estas diferentes maneras de ver, entender e interpretar tanto el mensaje de Jesús como a su persona
pasaron por algunos filtros que años más tarde fueron dando forma a la
tradición cristiana en lo general; las maneras que no coincidían o no
engranaban con la popular se fueron relegando hasta tener el mote de herejía (s) -sentencia errónea-. El libro de Antonio Piñero formula la tesis -nada descabellada- de que estas herejías no se veían en un sentido actual sino que, mas bien, fueron -o son, algunas se mantienen en regiones muy minúsculas de Oriente- otras maneras de vivir el cristianismo. Así pues, él concluye -el profesor Piñero- que lo correcto sería no hablar de un cristianismo sino de varios y de que estos otros
fueron opacados por la versión paulina que a la larga constituiría,
apoyada por Concilios y más tarde el Poder Imperial, a la institución
católica. Muchos cuestionan el hecho incluso de hablar de un Jesús histórico debatiendo si existió o no. Aquí parto del hecho de que se reconoce, por todo lo que hay alrededor de él, (Jesús) que sí existió en la Galilea romana un ser humano llamado Jesús (trasliterándolo al latín) que quizá por sedición fue crucificado. Lo que existe sobre éste personaje, lo que se dice que dijo e hizo... éso sí no está fuertemente apoyado con base histórica real. A continuación, un despliegue un poco más conciso de los elementos que sí reconocen, los historiadores, como hechos aceptados del personaje que a la postre se convertiría, en la mente de sus primeros y futuros seguidores, como el Mesías esperado por la tradición judía.
La imagen del post la obtuve de Mi majestad
jesús histórico, dios de la fe y jesus, jesus hombre, herejías cristianas, antonio piñero, cristianismo primitivo, existió jesúsGracias por leer y seguir al bLog de miguE.
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Revista Religión
Cuando nos metemos con temas de historia de las religiones nos topamos ante algunas complicaciones; para empezar, los iniciadores del en ese momento movimiento religioso naciente muchas veces no imaginaron -ni tenían la intención- de formar o constituir lo que actualmente entendemos como la religión a estudiar. Lo anterior pasa con todas las religiones, desde las más populares -o con más fieles- hasta con los movimientos religiosos locales; ahora, si tocamos una religión no solo popular sino la mayor -en cuanto a creyentes- en el Orbe la cosa se complica un poquito más.En las siguientes líneas y tomando de base el libro de Cristianismos Derrotados de Antonio Piñero (filólogo español)
muestro la información con la que los historiadores modernos cuentan al
momento de reconstruir a un personaje que la historia nos relata vivió
hace poco más de dos mil años. Y es que aunque la fe cristiana invita al creyente a unir o más bien a no diferenciar a la figura divina de la humana de quien ellos consideran su dios la ciencia, arqueología y demás elementos modernos de análisis no pueden (ni deben) combinar a una personaje -humano- con la creencia religiosa que se tiene sobre éste.De ésta manera, dicho sea de paso, el siguiente artículo debe de ser leído bajo ésa óptica: de crítico y no de creyente
ya que el fiel puede considerar como invasión a alguno o algunos de sus
puntos sensibles en cuanto a fe el leer algunas de las siguientes
líneas. Antes de comenzar creo que es bueno entender la trama general del libro que tomo como fuente: Iniciemos diciendo que cuando indagamos en la historia del cristianismo la fe que actualmente es fuerza predominante en el mundo -bien sea bajo la corriente "protestante" o católica- sufrió una serie de interpretaciones a lo largo de, sobretodo, los primeros seis siglos de la era cristiana.Estas diferentes maneras de ver, entender e interpretar tanto el mensaje de Jesús como a su persona
pasaron por algunos filtros que años más tarde fueron dando forma a la
tradición cristiana en lo general; las maneras que no coincidían o no
engranaban con la popular se fueron relegando hasta tener el mote de herejía (s) -sentencia errónea-. El libro de Antonio Piñero formula la tesis -nada descabellada- de que estas herejías no se veían en un sentido actual sino que, mas bien, fueron -o son, algunas se mantienen en regiones muy minúsculas de Oriente- otras maneras de vivir el cristianismo. Así pues, él concluye -el profesor Piñero- que lo correcto sería no hablar de un cristianismo sino de varios y de que estos otros
fueron opacados por la versión paulina que a la larga constituiría,
apoyada por Concilios y más tarde el Poder Imperial, a la institución
católica. Muchos cuestionan el hecho incluso de hablar de un Jesús histórico debatiendo si existió o no. Aquí parto del hecho de que se reconoce, por todo lo que hay alrededor de él, (Jesús) que sí existió en la Galilea romana un ser humano llamado Jesús (trasliterándolo al latín) que quizá por sedición fue crucificado. Lo que existe sobre éste personaje, lo que se dice que dijo e hizo... éso sí no está fuertemente apoyado con base histórica real. A continuación, un despliegue un poco más conciso de los elementos que sí reconocen, los historiadores, como hechos aceptados del personaje que a la postre se convertiría, en la mente de sus primeros y futuros seguidores, como el Mesías esperado por la tradición judía.
- Jesús nació durante el reinado del emperador Augusto, por lo tanto antes de la era cristiana (hacia el 6 a. de C.); lo más seguro es que no lo hiciera en Belén, sino en Nazaret; allí creció y se formó como un piadoso.
Perteneció a una familia, numerosa como era costumbre, y tuvo hermanos y
hermanas carnales, independientemente de cuál sea la explicación a éste
hecho (hijos de José, de María, etc.,...). - Jesús fue profundamente religioso pero cabe señalar que su religiosidad fue plenamente judía; fue bautizado por Juan Bautista convirtiéndose en discípulo suyo por cierto tiempo tomando para sí las principales líneas de su predicación. El previo pensamiento de Juan Bautista enmarcan básicamente el posterior pensamiento de Jesús.
- La piedad y la religiosidad de Jesús eran, repito, absolutamente judías: pese a las apariencias, y de una posterior interpretación contraria, Jesús nunca quebrantó la ley de Moisés sino que la interpretó a su manera, como muchos otros rabinos y pseudomesías -o autoproclamados como tales- de su época lo hicieron. Jesús buscó únicamente resaltar lo esencial y más profundo de dicha Ley intentando ponerla en práctica con mayor intensidad y pureza.
- Reunió un grupo de discípulos cuyo núcleo estuvo compuesto de Doce, que representaban simbólicamente las doce tribus de Israel.
- Jesús habló y actuó como si fuera el portavoz de Dios para los momentos finales del mundo. La razón y centro de ser de su prédica fue el anuncio de la venida inmediata del reino de Dios
- Jesús ciñó y limitó su predicación a las gentes de Israel, excluyendo prácticamente a los paganos, así pues, concluimos, que no era un predicador universalista aunque se dirigió, eso sí, de forma especial a los pecadores en Israel; anunció que el establecimiento del Reino de Dios tendría lugar en un futuro próximo. Del estudio de la predicación de Jesús se deduce que el carácter de este reino sería complejo: al tener lugar sobre la tierra de Israel no se podría separar bien lo religioso de lo político.
- Jesús pudo expresarse tal vez en ciertos momentos como si en su propias acciones hubiera ya signos del comienzo del reino de Dios manejando la idea de que aun siendo dicho reino futuro éste estaba a punto de irrumpir
- Jesús realizó acciones que tanto él como sus contemporáneos consideraron milagrosas o sorprendentes
- El posteriormente llamado Cristo antepuso los aspectos morales de la Ley judía a los aspectos rituales.
En su enseñanza mostró la esencia de la Ley; y aunque radicalizó la
interpretación de ésta se mantuvo siempre en su marco. Nunca abolió, ni pretendió hacerlo, el culto judío. - Jesús fue a Jerusalén en el último año de su vida ya bien sea para celebrar la Pascua ó para predicar la venida del Reino ó para esperar allí su instauración por parte de Dios pero no se trasladó con la intención de morir como víctima.
- Protagonizó un grave incidente en el Templo ocasionando con ello el ser arrestado y ejecutado por motivos políticos -de orden público- ya que su predicación del Reino de Dios era tentativamente peligrosa a los ojos de los romanos y de las autoridades judías. Murió en tiempos del emperador Tiberio crucificado por los romanos.
- El movimiento de sus seguidores no fue perseguido por las autoridades romanas tras la muerte de Jesús y continuó después de él.
- Jesús no escribió nada; el recuerdo y la interpretación de sus acciones y de sus palabras fueron confiadas durante años a la tradición oral.
La imagen del post la obtuve de Mi majestad
jesús histórico, dios de la fe y jesus, jesus hombre, herejías cristianas, antonio piñero, cristianismo primitivo, existió jesúsGracias por leer y seguir al bLog de miguE.
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