jueves, 23 de marzo de 2017

Crónicas de un Cristero: José María Robles Hurtado

Crónicas de un Cristero: José María Robles Hurtado


















































José María Robles Hurtado


Hijo de Antonio Robles y Petronila Hurtado. Fue
bautizado el mismo día de su nacimiento. Recibió la confirmación el 10
de marzo de 1896. Hizo su Primera Comunión el 12 de septiembre de 1896.
Inició sus estudios en la escuela oficial y continuó su instrucción
primaria en la escuela parroquial. Pero la mayor influencia educativa la
recibió en su hogar, sobre todo de su madre, mujer profundamente
cristiana.
En
1900 ingresó al Seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de
dejar el Seminario al sufrir varias enfermedades y pretextando pueriles
penalidades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron
recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos
ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que
lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que
desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida.
Sus
compañeros lo apodaron el loco del Sagrado Corazón. Un deseo vehemente
por divulgar el amor de Dios a los hombres lo llevó a cultivar una
espiritualidad centrada en el Sagrado Corazón de Jesús. Luego de haber
sido ordenado presbítero en 1913, fundó en Nochistlán, Zacatecas, el
Instituto de Religiosas Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús (hoy
Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado).






Asimismo,
encendió el entusiasmo y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús entre
los vecinos de Tecolotlán, a donde fue nombrado párroco en diciembre de
1920.


El
11 de enero de 1923 fue colocada la primera piedra del monumento a
CRISTO REY en el cerro del Cubilete, Gto., hoy montaña de Cristo Rey,
centro geográfico de la República Mexicana. En toda la nación los
católicos mexicanos se unieron en espíritu a los millares de peregrinos
que asistieron a la solemnidad.



Quiso el Padre José María Robles que su "Cubilete" fuera la loma oriente
de Tecolotlán y que aquí sus feligreses hicieran la misma proclamación
de Jesucristo como Rey de nuestra nación. Convocó a todos los señores
Párrocos de la entonces 15ª. Vicaría Foránea.



Como parte de los preparativos para tan solemne ocasión mando fijar en las puertas y ventanas de los hogares los siguientes 


Si como Rey mi Patria te proclama
Es, corazón dulcísimo, que te ama,
Corazón de Jesús, Tú solo impera
En mi Patria afligida; que en ti espera.
Enero 11 del año 23,
Jesús, dijo mi Patria ¡Mi Rey es!
¡Viva Jesús el Rey de los amores!
Sean para Él, de México las flores.
Corazón de Jesús, dulce esperanza,
En mi suelo tu imperio es venturanza.












Con
diversos actos y misas se celebró en Tecolotlán tan memorable fecha.
Uno de ellos fue la colocación de unas placas de mármol en la nueva Cruz
de cantera erguida en la cima de "La Loma", cercana a Tecolotlán. La
placa de la parte superior de la Cruz dice: "¡Viva Cristo Rey"; la de la
inferior: "Enero 11 - 1923"; la del brazo derecho : "Tecolotlán del"; y
la del izquierdo: "Corazón Divino".



El Padre José María Robles empleó todos los legítimos medios para
obtener el triunfo de sus ideas pacíficamente. En su Hojita Semanaria
"La Luz del Hogar" publicó una poesía de su inspiración llamada
"Imposible", composición que motivó dieran contra él la orden de
aprehensión, orden que por entonces no se llevó a efecto por el disimulo
de las autoridades locales.

Agotados todos los recursos legales y pacíficos, algunos católicos
recurrieron a las armas en legítima defensa contra la injusta tiranía.
El movimiento armado brotó espontáneamente en muchas partes, y fue
adquiriendo importancia desde fines de 1926.



El Episcopado Mexicano que había desaprobado el recurso de las armas,
reconoció al fin la licitud de su empleo. Entonces el Padre José María
Robles, en sus pláticas, escritos y sermones, nunca dejó de subrayar la
licitud de la defensa armada, ante la ineficacia de los medios
pacíficos. Puede decirse que fue un "simpatizador cristero".

Así lo demostró cuando en presencia de casi todo el pueblo, el 11 de enero de 1927, aniversario de la proclamación de CRISTO REY
en el Cubilete, se celebra una Hora Santa en "La Loma", en donde se
reúnen algunos pelotones de futuros cristeros. Ahí les entrega una
bandera con la Virgen de Guadalupe, y les habla y los entusiasma a dar
la vida por Cristo en defensa de la Fe.

 Una fotografía de la escena, caída en manos imprudentes servirá después
como pieza acusatoria contra el Padre José María Robles.










Ante
la suspensión del culto público, consagró su parroquia al Corazón de
Jesús, colocando, como signo visible, una cruz en el promontorio
conocido como La Loma. 
Los agentes gobiernistas consideraron ese acto como un desafío y le tendieron un cerco.

Con
motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse en el domicilio
particular de la familia Agraz. Puesto que el Gobierno Federal le había
declarado una persecución más severa desde que colocó la Cruz en "La
Loma", considerando este hecho como un delito.
Desde su refugio, se mantenía al tanto de la salud espiritual de sus feligreses y oraba intensamente por la paz en México. 
El 17 de enero de 1927,
el capellán de Tamazulita, Padre Jenaro Sánchez (ahora Santo Mártir) es
ahorcado en "La Loma". El Padre José María Robles se conmovió hasta las
lágrimas por la muerte de su fiel colaborador, y dijo: "enseguida me
toca a mí".


Después del 26 de febrero de 1927,
cuando se le comunicó que existía una orden de aprehensión contra los
clérigos, sus amigos le suplicaron huir, pues aumentaron las
hostilidades en contra de los católicos; sin embargo no hizo caso de
la recomendación. Al conocer la orden dada por Gobernación para que
fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: "Estamos en las
manos de Dios".


En la madrugada del 25 de junio de 1927, se
disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y
sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por
orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido
telegráficamente esta orden:
"Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde"



Cuando se disponía a celebrar la Misa, fue aprehendido.

En
cuanto los vecinos se enteraron del arresto de su párroco, agotaron las
instancias legales para garantizarle la vida, sin resultados
favorables.


Los
soldados lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto
del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los
jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
En
la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y
recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían
unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era
una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:


Quiero amar tu corazón,








Jesús mío, con delirio,
quiero amarte con pasión,
quiero amarte hasta el martirio.


Con el alma te bendigo,

mi sagrado corazón.

Dime: ¿se llega el instante

de feliz y eterna unión?



Tiéndeme, Jesús, los brazos,

pues tu "pequeñito soy";

de ellos, al seguro amparo,

a donde lo ordenes, voy.



Al amparo de mi Madre

y de su cuenta corriendo

yo, su "pequeño" del alma,

vuelo a sus brazos sonriendo.

Un padre que espera a sus hijos todos allá en el Cielo






La justicia federal le concedió un amparo dentro de la jurisdicción de Tecolotlán, por lo que se decidió quitarle la vida
en los linderos de la municipalidad vecina, y durante la media noche,
atado de manos, fue obligado a recorrer el camino de la sierra. Cuando
llegaron a las inmediaciones del poblado de Quila y los agraristas se
disponían a ejecutarlo, el Padre Robles pidió unos minutos y arrodillado
hizo una última oración; al incorporarse bendijo su parroquia y en voz
alta perdonó y bendijo a sus verdugos. A fin de evitar que se
mancharan las manos con su muerte, él mismo tomó la soga, la bendijo, la
besó y se la echó al cuello. El cadáver fue abandonado al pie del árbol
y sepultado por empleados de una carbonera, quienes no identificaron al
párroco.






El
26 de junio de 1932, con autorización del que fuera su condiscípulo en
el Seminario, el entonces Obispo Auxiliar de Guadalajara, Don José
Garibi Rivera, los restos del mártir pasaron de Quila al Templo
Expiatorio. Actualmente las reliquias de este apóstol del Sagrado
Corazón de Jesús se veneran en el noviciado de las Hermanas del Corazón
de Jesús Sacramentado. Ubicada en la calle Churubusco 366, Sector
Libertad, de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ahí mismo se puede
visitar un Museo dedicado en su honor, donde se explica de manera
detallada su vida y su obra; también se pueden observar algunos de sus
escritos originales,  admirar muchas fotografías de él, de su familia,
de los lugares donde vivió y algunas de sus pertenencias: ropa, muebles y
diversos objetos dedicados al culto sagrado que él usó durante su vida.


SU OBRA



Causa admiración el que a los 29 años tenga el Padre José María Robles
tal sensatez espiritual para dar el enfoque fundamental de su obra: el
Instituto Religioso. Indica en pocas palabras el fin principal de la
Congregación:



"Amar, reparar y servir habitualmente al Corazón de Jesús en la
Eucaristía. Aceptar gustosamente todos los sacrificios, aún el de la
propia vida, por extender el reinado de amor del Corazón de Jesús y por
la salvación de las almas. Trabajar únicamente por el Corazón de Jesús,
en todas aquellas obras en que esté de por medio su gloria y la caridad
para nuestros hermanos, por ejemplo: escuelas, catequesis, hospitales,
asistencia de enfermos, asilos, etc.".



Sus ansias por la realización de su proyecto, se deducen por sus escritos:



"Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al
Corazón divino. Nuestra fundación es mi idea capital, la dulce esperanza
que alienta mi pecho, y el fin de mi vida sacerdotal."



Después de su martirio las noticias desalentadoras pululaban por
doquier: "La Obra del Padre Robles, muere…". Dispersas las Religiosas,
obedeciendo prudentísima orden de recogerse con sus familias, esperaban y
oraban…



Su Obra la confió a Dios y a la Santísima Virgen: no morirá, imposible perecer…



"No os engaño, siento íntimamente que vuestra Congregación es Obra del
Corazón Eucarístico de Jesús, y que subsistirá si respondéis a las
divinas exigencias, y dará copiosos y perennes frutos".



La formal aprobación diocesana de la fundación fue dada el 11 de julio
de 1933, por el Arzobispo Orozco y Jiménez, autorizado a su vez por la
Sagrada Congregación de Religiosos de Roma, seis años después del
martirio de San JOSE MARIA ROBLES.


La
Congregación creció rápidamente. Las bases de su expansión han sido, de
una parte el que ofrece un camino a la santidad personal y, de la otra,
el que para lograr dicha santidad se apoya en un apostolado muy humano.




Enfermos, huérfanos, ancianos, pobres, ignorantes, así como niños y
jóvenes deseosos de aprender, encuentran en las "Hermanas del Corazón de
Jesús Sacramentado" un apoyo sólido y cariñoso, ya sea para aliviar su
dolor o en sus deseos de crecer en sabiduría y santidad.










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