jueves, 23 de marzo de 2017

Blog Porta Fidei

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martes, 18 de junio de 2013






Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús (IV)


Amigos lectores, hemos llegado al culmen de las Revelaciones hechas a
Santa Margarita Maria Alacoque, la que sin duda, podria catalogarse como
la principal de las cuatro principales, la petición de la Fiesta.
Pedida el Primer Viernes posterior a la Solemnidad del Corpus Christi.
Veamos:
__________________________________________
CUARTA REVELACIÓN



Fue bajo esta nueva aceptación que se dio la cuarta y ultima revelación
que se puede considerar como la más importante. El Señor quería
establecer en la Iglesia una fiesta litúrgica en honor del Sagrado
Corazón de Jesús.


Sucedió esta revelación en el curso de la octava del Corpus Christi del
año 1675, o sea entre el 13 y el 20 de junio. Cuenta Margarita:


Estando ante el Santísimo Sacramento un día de su octava, y queriendo tributarle amor por Su tan gran amor, me dijo el Señor:


"No puedes tributarme ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te
he pedido ya." Entonces el Señor le descubrió su Corazón y le dijo "He
aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado
nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su
amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos,
ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por
las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento
de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones
que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después
de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi
Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los
ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto
en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para
esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes
le hagan ese honor y procuren que se le tribute."


El Padre Colombiere le ordenó a Margarita a que cumpliese plenamente la
voluntad del Señor. Y que también escribiese todo cuanto le había
revelado. Margarita obedeció a todo lo que se le pidió pues su mas
grande deseo era que se llegase a cumplir el designio del Señor.


Pasarían mas de diez años antes que se llegase a instituir la devoción
al Sagrado Corazón de Jesús en el monasterio de la Visitación. Serian
diez años muy duros para Margarita. La Madre Superiora, que por fin
llego a creer en ella, fue trasladada a otro monasterio. Pero antes de
irse ordena a Margarita a que relatara ante toda la comunidad todo
cuanto el Señor le había revelado. Ella accedió solo en nombre de la
santa obediencia y les comunicó a todas lo que el Señor le había
revelado incluyendo los castigos que El haría caer sobre la comunidad y
sobre ellas. Y cuando todos enfurecidos empezaron a hablarle duramente,
Margarita se mantuvo callada, aguantando en humildad todo cuanto le
decían. Al siguiente día, la mayoría de las monjas sintiéndose culpables
de lo que habían hecho, acudían a la confesión. Margarita entonces oyó
que el Señor le decía que ese día por fin llegaba la paz de nuevo al
monasterio y que por su gran sufrimiento, Su Divina Justicia había sido
aplacada.


En contra de su voluntad, Margarita fue asignada como maestra de
novicias y asistente a la superiora. Esto llegó a ser parte del plan del
Señor para que por fin se empezara a abrazar la devoción del Sagrado
Corazón de Jesús. Sin embargo Margarita nunca llegó a ver durante su
vida en la tierra el pleno reconocimiento de esta devoción.


En la tarde del 17 de octubre del 1690, habiendo Margarita previamente
indicado esta fecha como el día de su muerte, encomendó su alma a su
Señor, quien ella había amado con todo su corazón. Muere entre 7 y 8PM.
Tenía 43 años de edad y 18 años de profesión religiosa.


Pasaron solamente tres años después de su muerte cuando el Papa
Inocencio XIII empezó un movimiento que abriría las puertas a esta
devoción. Proclamó una bula papal dando indulgencias a todos los
monasterios Visitantinos, que resultó en la institución de la fiesta del
Sagrado Corazón en la mayoría de los conventos. En 1765, el Papa
Clemente XIII introdujo la fiesta en Roma, y en 1856 el Papa Pío IX
extendió la fiesta del Sagrado Corazón a toda la Iglesia. Finalmente, en
1920, Margarita fue elevada a los altares por el Papa Benedicto XV.

lunes, 17 de junio de 2013






Agudas Pruebas




De la Tercera Revelación que el Corazón de Jesús ha hecho a su Sierva
Margarita, era de esperarse que hubiera pruebas para probar la veracidad
de los hechos, el Oro tiene que pasar por el crisol de la purificación.
Veamos en este interludio antes de la Ultima de las Principales
Revelaciones.
________________________________
Después de la aparición, Margarita sintiéndose que estaba ella fuera de
si, y no sabiendo donde estaba, le faltaron las fuerzas y cayó
desmayada. Sus hermanas, viéndola en tal aspecto, la levantaron y la
cargaron donde la Madre Superiora. Ella viendo que Margarita no podía
hablar, ni aun sostenerse, arrodillada ante sus pies, la mortificó y la
humilló con todas sus fuerzas. Y cuando Margarita le respondió a su
pregunta de lo sucedido, contándole todo cuanto había pasado, recargó
sobre ella nuevas humillaciones y no le concedió nada de cuanto decía
que el Señor le mandaba hacer, mas bien lo acogió con despreció.
El fuego que devoraba a Margarita por dentro a causa de las
revelaciones, le ocasionó una fiebre continua. Ante esta misteriosa
enfermedad, la Madre Superiora no podía sino sentir miedo y por tanto le
dijo a Margarita: "Pida a Dios su curación, de esta forma sabré si todo
viene del Espíritu del Señor."
Margarita, obedeciendo a esta orden, le expuso todo cuanto le pedía su
Superiora al Señor, el cual no tardó en recobrarle por completo su salud
por las manos de la Virgen Santísima. Y así consiguió Margarita el
poder cumplir lo que Dios le pedía.
Pero viendo la Madre Superiora que continuaban las visiones, y no
sabiendo que más hacer para asegurarse de su veracidad, decide consultar
a los teólogos. Ella creyó que debía obligarla a romper el profundo
silencio que hasta entonces había observado, con el fin de hablar del
asunto con personas de doctrina. Compareció pues Margarita ante estos
personajes, y haciéndose gran violencia para sobrepasar su extremada
timidez, les contó todo lo sucedido. Más Dios permitió que algunos de
los consultados no conocieran la verdad de las revelaciones. Condenaron
el gran atractivo que tenía Margarita por la oración y la tildaron de
visionaria, prohibiéndole detenerse en sus inspiraciones. Hasta uno de
ellos llegó a aconsejar: "procuren que esta hija se alimente bastante y
todo irá mejor."
"Se me empezó a decir," cuenta Margarita, "que el diablo era el autor de
cuanto sucedía en mi, y que me perdería si no ponía muy en guardia en
contra de sus engaños e ilusiones."
Para Margarita esto fue motivo de gran sufrimiento. No por razón del
rechazo o porque pensaban mal de ella, sino por el conflicto interno que
le causaba.  Llegó a pensar que ella estaba en el error pero por mas
que trataba de resistir las atracciones de Dios no lo lograba. Se sentía
profundamente abandonada, puesto que se le aseguraba que no la guiaba
el Espíritu de Dios, y sin embargo, no lo podía resistir.
Cada vez era mayor la oposición aun dentro del convento contra
Margarita. Había significativos movimientos de cabeza, miradas
reprobatorias y muecas. Algunas pensaban que una visionaria venía a ser
como la personificación de todo un escuadrón de demonios, un peligro
evidente y una gran amenaza para todas. Llegó hasta tal punto que las
hermanas empezaban a rociarla con agua bendita cuando pasaba.
TRIUNFO
El Señor le había prometido a Margarita que su obra triunfaría a pesar
de todos los obstáculos. Esta promesa empezó a cumplirse cuando, a
primeros días de febrero de 1675, le envío al jesuita Padre Claudio
Colombiere. En cuanto este santo sacerdote habló con Margarita, pudo ver
su santidad y creyó en sus revelaciones, lo cual comunicó
inmediatamente a la Madre Superiora. Ante el juicio del Padre Claudio,
quién era reconocido por su sabiduría y santidad, la Madre Superiora
pudo por fin descansar y le ordenó a Margarita que le contase todo al
Padre Colombiere.




sábado, 15 de junio de 2013






Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús ( III )


Tercera revelación
En lo que probablemente era el primer viernes de junio de 1674, fiesta
de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.
Una vez entre otras, escribe Sta. Margarita, "que se hallaba expuesto el
Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada en mi interior por
un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias,
Jesucristo mi Amado se presentó delante de mi todo resplandeciente de
Gloria, con sus cinco llagas brillantes, como cinco soles y despidiendo
de su sagrada humanidad rayos de luz de todas partes pero sobre todo de
su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y, habiéndose
abierto, me descubrió su amante y amable Corazón."
Entonces Jesús le explicó las maravillas de su puro amor y hasta que
exceso había llegado su amor para con los hombres de quienes no recibía
sino ingratitudes. Esta aparición es mas brillante que las demás. Amante
apasionado, se queja del desamor de los suyos y así divino mendigo, nos
tiende la mano el Señor para solicitar nuestro amor.
Le dirige las siguientes peticiones:
º Comulgarás tantas veces cuanto la obediencia quiera permitírmelo
º Jueves a viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo
quise sentir en el huerto de los olivos; tristeza que te reducirá a una
especie de agonía mas difícil de sufrir que la muerte.
º Por acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en
medio de todas mis congojas, te levantaré de once a doce de la noche
para postrarte durante una hora conmigo; el rostro en el suelo, tanto
para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores,
como para suavizar, en cierto modo, la amargura que sentí al ser
abandonado por mis apóstoles, obligándome a echarles en cara el no haber
podido velar una hora conmigo...
"Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó
Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se
presentaban como otro tanto soles, saliendo llamaradas de todas partes
de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho que,
parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su
amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas.
Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro
amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo
solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento.
"Eso," le dice Jesús a Margarita, "fue lo que más me dolió de todo
cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo
de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser,
aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para
todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de
suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus
posibilidades."
Ante estas palabras, Margarita solo podía expresarle al Señor su
impotencia, Él le replicó: "Toma, ahí tienes con qué suplir cuanto te
falte." Y del Corazón abierto de Jesús, salió una llamarada tan ardiente
que pensó que la iba a consumir, pues quedó muy penetrada y no podía
ella aguantarlo, por lo que le pidió que tuviese compasión de su
debilidad. El le respondió:
"Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a
lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis
designios."
Entonces el Señor le describió a Margarita exáctamente de que forma se
iba a realizar la práctica de la devoción a Su Corazón, junto con su
propósito, que era la reparación. Finalmente, Jesús mismo le avisa sobre
las tentaciones que el demonio levantará para hacerla caer.
"Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la
obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y
humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes
de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en
la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza
que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá,
sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de
soportar que la muerte. Para acompañarme en la humilde plegaria que
elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te
levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo
durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la
cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún
modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me
llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo.
Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la
ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por
engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin
de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda
engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."




jueves, 13 de junio de 2013






DESEOS VEHEMENTES DEL SAGRADO CORAZON










Amigos
lectores, como un ponto intermedio a seguir la publicación de las cuatro
principales Revelaciones que el Corazon de Jesus hizo a Su Sierva Santa
Margarita, les comparto esta bella meditación sobre los deseos que tiene este
Divino Amante. Los he encontrado en la pagina de un amigo de facebook y le he
pedido su permiso para transcribirla en nuestro Blog. Espero les agrade tanto
como a mi. Un abrazo y bendiciones.
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Es éste
un punto que llama la atención en Santa Margarita, y es muy significativo.
Porque, si bien Jesucristo, como tan amante de los hombres, no puede menos de
anhelar su salvación y cuanto a ella se refiere, sin embargo, como el lector
notará, aquí se descubren deseos tales, que no son los ordinarios, deseos que
por lo mismo hacen sospechar alguna espec
ial
razón.




Habla la Santa de las almas que salvará esta
devoción y añade:
«Esto
es lo que le da un deseo tan ardiente de ser conocido, amado y honrado de los
hombres, en cuyos corazones tanto anhela establecer por este medio el imperio
de su puro amor, que promete grandes recompensas a los que se ocupen en hacerle
reinar».


Nótese, además, en el texto precedente, el amor
singular y extraordinario del Corazón de Jesús para con las personas que
propaguen con fervor su devoción, y las promesas verdaderamente espléndidas en
favor de estos apóstoles; la explicación es sencilla: como el Corazón Divino
siente deseo tan ardiente de que su devoción se difunda, no pueden menos de
darle un placer grandísimo los que se ocupen en ello; de ahí su amor, de ahí
sus promesas, de ahí todo. Lo mismo se afirma en otros varios pasajes.




Pero
volvamos a nuestro tema. En esta misma carta, un poco más adelante, hablando
del libro del P. Croiset, que el «Corazón de Jesús pide con tanto ardor», añade
la Santa: «Haga usted, pues, sin diferirlo, lo que desea de usted; porque no
puedo menos de manifestarle que me insta ardientemente a causa del vehemente
deseo, que descubre más y más a su indigna esclava, de ser conocido, amado y
honrado de los hombres, para reparar las grandes


amarguras y humillaciones que le han hecho sufrir,
y de las cuales quiere aplicarles los merecimientos por este medio. Mas dame a
conocer ser tan excesivo este deseo, que promete a todos cuantos se consagraren
y dedicaren a El para darle este placer etc.».




¡Qué expresivo se muestra aquí el deseo del Corazón
de Jesús!


«Mi Divino Maestro dio a conocer a su indigna
esclava..., que tenía una ardentísima sed de ser conocido, amado y honrado de
los hombres con homenajes y honores particulares, a fin de tener manera de
contentar su deseo de comunicarles abundantemente sus misericordias y sus
gracias santificantes y saludables».




En
este texto magnífico está expresado, con grande integridad, todo el porqué de
esos anhelos ardientes de que esta devoción se difunda y se practique. Mostrándole
un día su Corazón arrojando llamas por todas partes, le dijo:


«Si tú supieras cuán sediento estoy de hacerme amar
de los hombres, no perdonarías nada para ello». Y otras veces oía decir: «Tengo
sed, me abraso en deseos de ser amado». Y esto causaba en mí tan fuerte
impresión, que me deshacía en lágrimas por no poder satisfacer su amoroso
deseo, cosa que espero harán ahora sus fieles siervos, según me lo prometió al
enviarme a aquellos que Él se había preparado para esto».




lunes, 10 de junio de 2013






Revelaciones el Sagrado Corazón de Jesús ( II )








Segunda revelación




Unos dos o tres
meses despu
és de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita:




"El
divino Coraz
ón se me presentó
en un trono de llamas, más brillante que el sol, y  transparente como el
cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando
las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior...
la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnaci
ón, es decir, desde que se formó
el Sagrado Coraz
ón, quedó
plantado en él la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las
amarguras que deb
ían
producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su
Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasi
ón."




"Me
hizo ver, "
continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres
y apartarlos del camino de la perdici
ón, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de
manifestar su Coraz
ón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de
gracias, de santificaci
ón, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo
el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y
profusamente con los divinos tesoros del Coraz
ón de Dios, cuya fuente es, al
que se ha de honrar bajo la figura de su Coraz
ón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi
sobre el coraz
ón, para
grabar en él, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para
destruir en
el todos los
movimientos desordenados. Que esparcir
á sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su
santa imagen para tributarle honores, y que tal bendici
ón será como un último esfuerzo de su
amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redenci
ón amorosa, a fin de apartarlos
del imperio de Satan
ás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del
imperio de su amor, que quiere restablecer en el coraz
ón de todos los que se decidan a
abrazar esta devoci
ón."




En esta segunda
gran revelaci
ón, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones y formular
sus promesas. La imagen del Sagrado Coraz
ón de Cristo es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones,  y el Señor quería que esta imagen se expusiese en las casas o llevarse sobre el pecho en
forma de Medalla, ofreciendo as promesas de gracias y bendiciones a quienes lo
veneraban. Pero por el momento Margarita no pod
rá decir nada de lo que había visto pues no había llegado la hora. Estas revelaciones tendrán que pasar primero por muchos exámenes y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más que Jesús quiera revelar.










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