domingo, 12 de marzo de 2017

Experiencias Religiosas y Escrituras

Experiencias Religiosas y Escrituras










































domingo, 29 de diciembre de 2013






La "Justicia de Dios" para San Pablo


Un término importante en la teología
paulina es el de “la justicia de Dios”. En Rm 1,16-17 leemos: Porque no me avergüenzo del evangelio, pues
es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío
primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de
Dios
se revela por fe y para fe; como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ.

Que la “justicia de Dios” sea un tema importante se confirma en el uso de la
expresión a través del crucial argumento de Rm 3,21-26 (21.22.25.26):
Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas;es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; por
cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,siendo
justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que
es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación
por su sangre a través de la fe, a fin de demostrar su justicia, porque en su tolerancia Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente,  para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús. (Rom 3:25 LBA)
 
 .
Pero, ¿de
qué se trata esta “justicia”? Partamos aclarando que el término
“justicia” en
hebreo es un concepto relacional que implica una serie de obligaciones y
deberes a las que un sujeto se compromete al relacionarse con otra
persona. Uno
es justo o injusto dependiendo de si cumple o no lo obligado en relación
a otra
persona. La “justicia de Dios”, por lo tanto, implica el cumplimiento de
las
promesas a las que se comprometió en relación  con Abraham y con Israel
como el pueblo
elegido. Dios se ha comprometido con Abraham y sus descendientes  sólo a
partir de su amor y generosidad. Es
una acción gratuita de Dios. La “justicia de Dios” es el cumplimiento de
sus
promesas en relación a Abraham e Israel en Cristo. La "justicia de Dios"
es el cumplimiento de ese misterio de salvación predestinado por Dios y
que se manifiesta en Jesús.  Un paralelo iluminador lo
encontramos en las reglas de la comunidad del Qumrán (1QS 11, 11-15)
donde
entender porque Pablo habla de la “Justicia de Dios” como “el poder de
Dios
para la salvación”:
En cuanto a mí, si yo
tropiezo, las misericordias de Dios serán mi salvación por siempre; si yo caigo
en pecado de carne, en la justicia de Dios, que permanece eternamente, estará
mi juicio; si comienza mi aflicción él librará mi alma de la fosa y hará firmes
mis pasos en el camino; me acercará por sus misericordias, y por sus gracias
introducirá mi juicio; me juzgará 
en la
justicia de su verdad, y en la abundancia de su bondad expiará por siempre
todos mis pecados; en su justicia me purificará de la impureza del ser humano,
y del pecado de los hijos de hombre para que alabe a Dios por su justicia y al
Altísimo por su majestad. 

sábado, 21 de diciembre de 2013






Los Querubines y el Jardín del Edén (Templo de Jerusalén)


El templo de Jerusalén es un espacio que
reproduce la aspiración más profunda del judaísmo: el regreso al paraíso. Un
ejemplo de esta conexión entre paraíso y templo se encuentra en la figura de
los guardianes del primero, los querubines. En el contexto del medio oriente,
los querubines son figuras mitológicas que guardaban el trono del rey o deidad.
Es lo que leemos  en Gn 3,24: al oriente del huerto del Edén puso
querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para
guardar el camino del árbol de la vida
(que es el trono de Dios).
Estos son los
mismos querubines que decoraban el tabernáculo (Ex 26) y el templo (1Rey
6).  En otras tradiciones los querubines no son sólo guardianes, sino
que asumen el rol del trono donde se sienta Dios, así sería el asiento
de la
misericordia o juicio (Nm 7,89; 1Sam 4,4; 2Sam 6,2; 2Rey 19,5; Isa 37,
15; Ez
10; Sal 80, 1; 99,1; 1Cro 13,6). Que Dios se siente sobre un querubín le
da más
movilidad (Ez 10; 2Sam 22, 11; Sal 18,10). En un texto más tardío como
el 3Enoc
se identifica el trono de Dios con un querubín: Desde el día que el Santo, bendito sea, expulsó al primer hombre del
Jardín del Edén, la Shekinah reside sobre un querubín debajo del árbol de la
vida
(3Enoc 5,1).  Por último, el querubín en otras tradiciones representa al símbolo del refugio del
creyente que se ampra bajo las alas de la
deidad
(Ex 25,20; Sal 17,8; 57,1; 61,4; 63, 7; 91,4). Para más detalles:
Peter Thacher Lanfer, Remembering Eden, p. 128-131.

martes, 17 de diciembre de 2013






La caída del Logos en el Tratado Tripartito


En entradas anteriores hemos estudiado el rol del Padre,  el Hijo y la Trinidad en el Tratado Tripartito (como modelo del gnosticismo valentiniano) para comparar con el Apócrifo de Juan (como modelo del gnosticismo setiano). En éste último el drama se desencadena cuando la Sabiduría  “deseó manifestarse en una imagen salida de sí misma sin querer del Espíritu, que no lo consentía, y sin su consorte, que no daba su aprobación. Y
aunque no lo consentía su personificación masculina, y sin haber
obtenido su acuerdo, y a pesar de haberlo premeditado sin el
consentimiento del Espíritu…ella siguió adelante” 
(P.9). Lo que está de fondo es el deseo o pasión desordenada de la Sabiduría que transgrede el orden divino del pleroma desencadenando la realidad material.  Algo parecido sucede con el Tratado Tripartito donde el trasgresor no será la Sabiduría sino el Logos. Este es el último de los eones, su pasión será
querer aprehender la incomprensibilidad del Padre. La intención del
Logos no es mala, de hecho es lo que todos los eones pretenden. El
problema es que el Logos ha actuado sin la anuencia del Padre: “De
manera que guardan silencio (los eones) ciertamente sobre la
inaccesibilidad del Padre, pero hablan sobre la voluntad de
comprenderlo. Esto sucedió a uno de los eones que intentó comprender la
inconcebibilidad y darle gloria, y asimismo la inefabilidad del Padre, y
era un Logos de la Unidad y era uno”
(75, 15-23). Así, el Logos se
lanzó para dar gloria al Padre, aun cuando hubiera emprendido algo que
superara su capacidad al querer producir un ser perfecto, a partir de un
acuerdo en el que no estaba y sin poseer el control.
 Esta imprudencia se puede explicar porque  este eón era el último al haber sido producido para asistencia mutua y el más joven de edad. En otras palabras,  actuó irreflexivamente, por un amor desbordante. Esta
es una diferencia importante al momento de describir esta pasión
desordenada, su origen es bueno, sus medios insuficientes.
Efectivamente, el Logos quiso comprender a Dios, sin embargo, debido a su insuficiencia, lo
que quiso retener y alcanzar lo engendró como sombras, imágenes, y
semejanzas (lisiones, faltas de palabra y de luz), porque no fue capaz
de sostener la visión de la luz, pero miró a la profundidad y dudó. A
partir de aquí hubo una división y una desviación.
 Lo importante es constatar que  de esta duda y división nacieron olvido e ignorancia de sí mismo y de lo que es (77,10-25). En un lenguaje que nos recuerda el Evangelio de la Verdad, el autor nos dice que lo que había producido (el Logos)
se tornó débil como una naturaleza femenina a la que ha abandonado su
masculinidad. Porque ciertamente desde lo que era deficiente en el mismo
nacieron aquellas cosas que existieron desde su pensamiento y de su
arrogancia
 (78,10-20). Otra diferencia importante con el Apócrifo de Juan estriba en que en el Tratado Tripartito el Padre había producido al Logos para que estas cosas que sabía que eran necesarias sucedieran. Todo se encapsula en el misterio o plan salvífico de Dios. Nada es producto de un azar (76,8-77,8).




 De la acción de querer aprehender al Padre, el Logos genera tres emociones que se corresponden con las distintas realidades: pasiones irracionales (mundo material), arrepentimiento (mundo físico), y alegría (mundo
espiritual). Existe una suerte de generación de "mundos", unos
contenidos en los otros, que se derivan del Logos. El primero es el
orden material que deriva de la generación defectuosa que ha producido
su error o sus pasiones irracionales al querer aprehender al Padre. Sin
embargo, el Logos se convierte al bien (80,11-85,15) y de esta
conversión (arrepentimiento) se genera el orden físico: el logos se
desarrolló más y se angustió, sin saber qué hacer: en lugar de
perfección vio deficiencia; en lugar de fusión vio división; en lugar de
estabilidad vio desorden; en lugar de reposo, agitación. Tampoco le era
posible hacer que cesaran en su amor al desorden, ni tampoco destruirlo
 (8,11-25). Después de la conversión se
vuelve a sí mismo a través de plegarias, y es que el Logos era bueno
(81, 19-30). Es una plegaria que le lleva a recordar de dónde viene,
cual es su verdadera identidad. Esta plegaria de súplica, por lo
tanto, era una ayuda para que retornara hacia sí al Todo, porque fue
causa del recuerdo de él que a los que habían existido desde el
principio los recordara
” (82, 1-9). Este arrepentimiento (o nostalgia), se describe más adelante de la siguiente manera: Los
seres anteriores, pues, son como olvido y sueño pesado, siendo como los
que tienen sueños agitados, a los que sucede que se los persigue
mientras que están encerrados por un cerco
 (82, 30-35). Vivimos en un sueño pesado del cual tenemos que despertar y así alegrarnos del mundo espiritual.
Y esta es otra diferencia fundamental con el gnosticismo setiano. En
medio de este mundo visible en el cual vivimos también se encuentra la
presencia de nuestro verdadero origen en el pleroma divino, a partir del
mundo físico (arrepentimiento, añoranza) y el mundo espiritual (la
alegría del convertido). Nuestro mundo no es del todo malo para el Tratado Tripartito.

viernes, 13 de diciembre de 2013





El Templo, el Sacerdocio, el Sábado y la Circuncisión en el libro de los Jubileos


El libro de los Jubileos en su forma
actual fue redactado hacia el 160 a.c.  y
fue considerado como “canónico” para las comunidades del Qumrán. La estructura
del libro se construye en torno a la revelación dada por el ángel de la
Presencia a Moisés en el Sinaí (2,1) y tiene un claro sentido pedagógico o
instructivo (1,5-18; 6,38; 13,25-26). El templo y el calendario que lo rige (el
solar) tiene una importancia muy grande en este documento tal como lo hemos estudiado en otra entrada.  En
este mismo libro la linea sumo sacerdotal es comenzada por Adán y  la
continua Abraham quien también tiene varios de estos rasgos cuando
ofrece su ofrenda al Dios Altísimo: En el
jubileo cuadragésimo primero, en el tercer año del primer septenario, volvió
Abrán a este lugar y ofreció en él un holocausto, invocando el nombre del
Señor: «Tú, Señor, Dios Altísimo, eres mi Dios por los siglos de los siglos»
Es
importante destacar que dentro de las promesas que Dios le hace a Abraham está
la de que Isaac  sería la suerte del Altísimo, habiéndole correspondido estar entre los
poseídos por Dios, para que toda su descendencia sea del Señor, pueblo heredero
entre todos los pueblos, reino sacerdotal y pueblo santo
(16,8). Mencionemos
también la oración de Rebeca sobre las bendiciones que recaen sobre Jacob y su
descendencia: Alcense por toda la
eternidad tu nombre y descendencia; que el Dios Altísimo sea tu Dios, more con
ellos el Dios justo, y con ellos sea construido su templo para toda la
eternidad
(25,21).  En la misma línea
el sueño de Leví destaca el carácter sumo sacerdotal del personaje: Leví soñó que lo habían instituido y hecho
sacerdote del Dios Altísimo, a él y a sus hijos perpetuamente. Se despertó de
su sueño y bendijo al Señor
(32,1). Siguiendo a Ex 19,5-6, Jubileos señala
que toda la nación, como descendientes de Jacob-Israel, están destinados por
Dios a ser un reino de sacerdotes y una nación santa: “pueblo santo es Israel para el Señor, su Dios, pueblo de su heredad,
pueblo sacerdotal, real y de su posesión; no debe aparecer tal impureza entre
el pueblo santo”
(33,20; ver también 16,18).

Además de ser constituidos pueblo sacerdotal y de llevar entre los suyos al sumo sacerdote, los israelitas se distinguen, de acuerdo a los jubileos, por guardar el sábado y ser circuncisos. En los cielos el pueblo sacerdotal lo
componen los ángeles quienes se dividen en dos órdenes de acuerdo a su cercanía
con Dios. Los más cercanos son los “ángeles de la presencia” y, luego, los
“ángeles de la santificación”. Ambos guardan el Sábado en los cielos con Dios,
lo mismo que sólo Israel en la tierra es elegido para esta tarea: Me escogeré un pueblo entre todos los
pueblos. También ellos observarán el sábado, los consagraré como mi pueblo y
los bendeciré. Como santifiqué el día del sábado, así me los santificaré y
bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios
(2, 19; ver también 2, 31). El
Sábado es fundamental para Israel por cuanto la liga con Dios desde el momento
que éste los separó de los demás pueblo: Gran
honor es el que dio el Señor a Israel: comer, beber y quedar saciados en este
día de fiesta y descanso de todo trabajo para el género humano, salvo exhalar
aroma y ofrecer hostia y sacrificio ante el Señor de los días y los sábados.
Sólo esto puede hacerse en sábado, en el templo del Señor, nuestro Dios, como
expiación por Israel en ofrenda sempiterna, día a día, como recordatorio grato
al Señor que les será aceptado eternamente, día tras día, según te fue ordenado

(50,10-11). 

Además del Sábado, los Israelitas son circuncidados al igual que
los ángeles que fueron  creados
circuncisos: Todos los ángeles de la faz
y todos los ángeles santos tienen esta naturaleza desde el día de su creación'
a la vista de los ángeles de la faz y de los ángeles santos santificó a Israel
para que estuviera con él y con sus santos ángeles.  Ordena tú a los hijos de Israel que guarden
la señal de esta alianza para siempre como norma perpetua, para que no sean
desarraigados de la tierra
(15,27-28). Por lo tanto hay una correspondencia
entre la santidad del sacerdocio de Israel y el de los ángeles en los cielos.
Esto se atestigua, entre otras partes, en la bendición de Jacob a los
descendientes de Leví: El Señor te dé, a
ti y tu descendencia, gran inteligencia de su gloria y te acerque, a ti y a tu
posteridad entre todos los mortales, para servir en su templo. Como los ángeles
de la faz y como los santos, tal será la descendencia de tus hijos, para
gloria, grandeza y santidad; engrandézcalos por toda la eternidad
(31,14).
Respecto al templo, el texto nos dice
que los descendientes de Jacob serán quienes lo construirán. En este santuario
habitará el Nombre del Altísimo: “mi
tabernáculo y mi templo, el que me santifique en la tierra para poner mi nombre
sobre él permanentemente
” (1,10). Ver también: 32,10; 49, 19-21. Este
Nombre es el autor de toda la creación: “Yo
ahora os conjuro con juramento tan grande que no lo hay mayor, en nombre del
Glorioso, Honrado, Grande, Magnífico, Maravilloso y Fuerte, que hizo los
cielos, la tierra y todo junto, a que os contéis entre los que lo temen y
adoran
”. Otros textos explícitamente señalan que el Altísimo es el creador:
12,19; 22,6; 25,11.
Para más detalles: C.T.R. Hayward, The
Jewish Temple,
Routledge, p. 85-92.

martes, 10 de diciembre de 2013






Los Salmos de Salomón, el Hijo de David y los conflictos sociales


Uno de los títulos de Jesús más importante en
el Ev. de Mateo es el de Hijo de David  el que tiene relación con el concepto de Reino de Dios. En el Ev. de
Marcos, a su vez, Bartimeo el ciego saluda a Jesús como
Hijo de David inmediatamente antes de su entrada triunfal a
Jerusalén (Mc 10,47-48), lo mismo que la multitud  en la
ciudad santa (11,10). ¿Si esto es así, por qué Jesús cuestiona tal título en Mc
12,35-37?  Una de las razones estaría en el acento político que tal título tenía en el
siglo I. Los
Salmos de Salomón nos abren una ventana para entender algunos
acontecimientos históricos previos a la era cristiana que iluminan la denominación Hijo de David.
El contexto es la lucha por el trono en la dinastía hasmonea entre los hijos de
Alejandro Janei (que reinó y fue sumo sacerdote entre 103 y el 76 a.c) y Salome
Alejandra (quien fue reina rejente entre el 76 y el  67 a.c.): Hircano, el primogénito, y
Arístobulo, el hermano menor. Este último, a la muerte de su madre, se había
precipitado a tomar el poder haciendo que su hermano mayor huyese de judea para
pedir refugio y ayuda al Rey  Aretas en
Petra. La ayuda militar proporcionada fueron 50.000 hombres quienes empujaron
al ejército de Arístobulo a refugiarse tras las murallas de Jerusalén. En este
punto muerto del conflicto, ambos pretendientes, se dirigieron a los romanos
(en la figura de Pompeyo) para que definiera la balanza. El ejército romano no
se dejó rogar e intervino en el 64 a.c. En un inicio Pompeyo es bienvenido por
ambos bandos:
los gobernantes de la
tierra salieron a encontrarlo con alegría. Le dijeron: “¡Bienvenido es tu
viaje!
Ven, entra en paz”. …El entró
como un Padre entra en la casa de su Hijo, en paz. Y posó su pie con gran
seguridad. Tomó posesión de sus torres fortificadas y de las murallas de
Jerusalén
(8,15-19). Sin embargo, los seguidores de Aristobulo se rebelan y
se refugian en el monte del templo. El ejército romano, entonces, rodea el
templo y parte de Jerusalén y lo vence luego de tres meses Es conocido el hecho
que una vez entrar en la ciudad santa, el general romano se dirigió al templo y
fue directamente al Santo de los santos.  Esto produjo horror en los partisanos que
defendieron el templo:
el extranjero se
convirtió en un orgulloso …y derribó las murallas con sus arietes, y vosotros
no lo resististeis. Naciones extranjeras subieron a vuestro altar, ellos de
manera arrogante ascendieron a éste con sus sandalias
(2,1-3). Como sea,
Judea pasó de ser un estado independiente a una provincia dependiente del
gobernador de Siria. Hircano fue nombrado Sumo Sacerdote, pero se le negó
cualquier pretensión real. Aristobulo fue arrestado y llevado a occidente
(17,12).
Este es el contexto histórico de los Salmos de Salomón, compuestos por
partisanos que defendían Jerusalén y el templo y que se consideraban como justos enfrentados a los injustos o pecadores. No pertenecían a
ningún partido, ni a Hircano, tampoco a Aristobulo.  Sólo pretendían defender el honor de
Jerusalén. De hecho en este texto se critica sin distinción a quienes han profanado completamente el santuario del
Señor
(Sa Sal 1,8). Y es que los
hijos de Jerusalén han contaminado el santuario del Señor y profanado las
ofrendas a Dios con acciones contrarias a la Ley
(2,3; ver también:
8,11-12). La dinastía Hasmonea es duramente criticada por el (o los) autor. Señor, Tú elegiste a David para ser Rey sobre
Israel, y le juraste respecto a su descendencia que su reino no caería jamás
delante de ti (2Sam 7, 14-16). Sin embargo, debido a nuestros pecados, los
pecadores se levantaron contra nosotros…ellos tomaron posesión por la fuerza y
no dieron honor a tu glorioso nombre. En su orgullo levantaron un reino en
esplendor, ellos desperdiciaron el trono de David en la arrogancia de su suerte
(17,4-6). En general, estos partisanos avocan por la legitimidad de la dinastía
de David esperando al que llaman Hijo de
David.
Este es el primer texto donde el título Hijo de David tiene un claro sentido político-mesiánico. Otro
título utilizado es el del ungido (17,32;
18,5.7) quien va a purificar a Israel de los paganos que no viven bajo la Ley
(17,22-24. 30b. 36.b) utilizando, incluso, armas no convencionales como su
Palabra (17,24; Ap 19,11-15). Pero no
solamente la dinastía hasmonea o los paganos son criticados, también lo son los
sacerdotes que sirve en el templo. Estos son acusados de ofensas sexuales
(2,13; 8,9-10). Todos estos pecadores son castigados por Dios quien trae a un hombre desde el confín de la tierra (Pompeyo)
para derribarlos con fuerza (8,15).
En otro fragmento se específica que este
hombre es extraño a nuestra raza
(17,7). La idea es que el pueblo ha
aprendido su lección (3,4; 7,3.9; 8,26.29; 10,1-4; 13,7.10; 14,1-2; 16,4.
11-15), se quiere convertir, y llamar a la piedad y misericordia de Dios
(8,25-27).


Ahora bien, ¿quiénes son estos partisanos? Es
posible que sean fariseos. Algunas razones que apuntan en esta dirección es la
creencia en la resurrección del justo (3,12); tienen una doctrina balanceada
entre predestinación y responsabilidad humana (5,4; 9,4-5); no fomentaban una
rebelión armada abierta, pero sí esperaban la inminente intervención de Dios a
través de su Mesías,
Hijo de David; consideran
a las sinagogas como lugares de culto y reunión importantes (10,6-7; 17,16.43);
los intereses respecto a la oración, el ayuno, la pureza moral y ritual en la
vida cotidiana son típicos de los fariseos (3,7); la invitación a la constante
meditación de los juicios de Dios, rezar constantemente por las necesidades
humanas, y la confianza en la respuesta de Dios son también aspectos que
caracterizan a los fariseos (3,3; 5,5.8. 12; 6,1-2. 4-5; 7,7; 9,6; 15,1).

viernes, 6 de diciembre de 2013






La Sabiduría en las fuentes sapienciales y Barbelo en el Apócrifo de Juan.


La influencia de la tradición sapiencial en el
mito gnóstico es fuerte. Por ejemplo, consideremos la relación de Barbelo, como la
primera emanación Dios en el
Apócrifo de Juan, con la Sabiduría, quien es la
primera 
criatura divina de acuerdo a la tradición sapiencial. En ambos casos, Barbelo y Sabiduría,  el género es femenino. Además, la primera reacción de ambas, cuando aparecen
ante Dios, es alabarlo “
pues gracias a Él
había llegado a la existencia
” (ApJn P.5). También recordemos que Barbelo,
al igual que la Sabiduría, es distinta a Dios, y al mismo tiempo, idéntica a
Él. Por ejemplo, en el ApJn P.4 se nos dice de la Sabiduría  que “
Su
luz brilla como su Luz”
y en Sab 7,26 que “Es reflejo de la luz eterna,  espejo
nítido de la actividad de Dios  e imagen
de su bondad”.
Sabemos que Barbelo es
el primer pensamiento, la imagen de aquel. Ella fue la matriz del todo, pues
existió antes que todos ellos, madre, padre, hombre primordial, espíritu santo,
el triple varón, la triple potencia, el triple nombre, el andrógino, el eón
eterno entre los invisibles, el primer principiado
(ApJn P. 5). En el
Apócrifo de Juan, la Sabiduría es femenina, lo que se expresa en el hecho que
los eones emanan a partir de ella; pero también Madre-Padre, el triple varón,
el Primer Hombre. Aunque no de manera tan exagerada, también la Sabiduría
cumple distintas funciones en Filón de Alejandría:
esposahijapadre y madre, o logos.
La
Sabiduría, lo mismo que la sabiduría menor en la tragedia gnóstica,
 aparece como el eón desde el cual emerge el mundo material  y como la
redentora que
liberará al hombre a reconocer y volver a su origen espiritual.  En este
punto la gran diferencia entre la
tradición sapiencial judía y el gnosticismo está en la valoración del
mundo
material.  La primera no es explícita en
cuanto a la imperfección y deplorabilidad del mundo material; la segunda
es
clara respecto al quiebre entre el mundo material y el espiritual, entre
Dios y
el mundo, entre Barbelo y la sabiduría menor. Aun así, la relación entre
Barbelo y la sabiduría menor sigue siendo estrecha. Es Barbelo quien
envía a la
sabiduría menor como ayudante y reveladora de Adán. Al final de la obra
es
Barbelo quien desciende al mundo material para redimir a los hombres.
Barbelo
es la sabiduría menor, y viceversa. Yo,
suprema inteligencia perfecta del todo, me transformo en mi simiente. Yo
preexisto y voy por todos los caminos. Yo soy la abundancia de luz, el
pensamiento del Pleroma. Yo he penetrado en la magnitud de la oscuridad y he
resistido hasta ponerme en medio de la cárcel. Y los fundamentos del caos
retemblaron y yo me escondí de ellos a causa de su perversidad, y ellos no me
conocieron.
Volví por
segunda vez. Me puse en camino apartándome de los seres luminosos y penetré
hasta el fondo de la oscuridad y hasta el interior del infierno para ocuparme
de mi designio. Y los fundamentos del caos retemblaron para precipitarse sobre
los que se hallan en el caos y aniquilarlos. Y de nuevo remonté hacia mi raíz
luminosa a fin de evitar que fueran destruidos a destiempo.


Por tercera
vez me puse en camino-yo soy la luz en la luz, yo soy el pensamiento de la
suprema inteligencia- para descender hasta el fondo de la oscuridad y hasta el
interior del infierno. Llené mi rostro de la plenitud del eón (superior) y
penetré hasta el fondo de la cárcel de aquellos- que es la cárcel del cuerpo- y
dijde: “Quien me oiga, que se levante del sueño profundo”
(P. 30-31).
Para más detalles:
Peter Schäfer, Mirror of His Beauty,
Feminine Images of God from the Bible to the Early Kabbalah,
Princeton
University Press, Princeton, 2002, p. 58-72.

lunes, 21 de octubre de 2013






La oración de Jesús: Sn Juan Climaco


El
camino ortodoxo pasa por la oración de Jesús...a cada momento, en cada
situación... volver a ella...desde donde sea que te encuentres. No dejes
que la mente se escape. Vuelve, vuelve...no importa donde te
encuentres. Hoy no es fácil encontrar maestros de la oración de
Jesús...aunque los hay. Volvamos a los maestros del pasado. Sn Juan
Climaco (VI-VII) fue abad del monasterio de Sta. Catalina del Monte
Sinaí. Su obra maestra es  La Escalera, en ella leemos: Trata
de restaurar, o más exactamente, de encerrar tus pensamientos en
las palabras de la oración. Si, debido a su infancia, estas palabras te
aburren
y sorprenden, continuad. La mente por naturaleza es inestable. Sin
embargo, Él, que gobierna sobre todas las cosas, puede controlarla. Si
adquieres esta
práctica y constantemente te atañes a ella, Él, “que ha puesto límites
al mar”
de tu mente, va a decirle durante tus oraciones: “"Hasta aquí llegarás,
pero no más allá” (Job 38:11). Es imposible atar a un espíritu. Sin
embargo, donde el Creador de tal espíritu está presente, allí todos le
obedecen. …El comienzo de la oración consiste en desterrar, tan pronto
como
aparecen,  los pensamientos que llegan a
nosotros; en el medio, quedaos solo en las palabras pronunciadas vocal o
mentalmente
 (28,17-19) (p. 214) . En el capítulo dedicado a la obediencia ( La Escalera 4, 92. p.45) San Juan también escribe sobre la
oración de Jesús:
Constantemente lucha
con tus pensamientos y cuando estos son llevados de aquí para allá, recógelos
todos juntos. Dios no le pide a los novicios una oración completamente libre de
distracciones. No desesperéis cuando vuestros pensamientos están distraídos,
más bien permaneced en calma y sin cesar recoge tu mente en sí misma”.
La
oración de Jesús supone el descender con la mente en el templo que es el propio corazón y desde allí ofrecer la oración llena de gracia y poder.
Una cosa es mirar constantemente  hacia el corazón, y otra es confiar la
contemplación del corazón a la mente, esta es como un príncipe y un obispo que
ofrece sacrificios espirituales a Cristo
(La Escalera, 28,51 p.218). Finalmente, sed perseverantes en la
oración de Jesús:
Pedidla con lágrimas,
buscadla con obediencia, tocad (la puerta) con paciencia. De esta manera “aquel
que pide recibe, aquel que busca encuentra, y aquel que toca (la puerta) le
será abierta” (Mat 7,8) (La Escalera 28,57, p.30).

viernes, 18 de octubre de 2013






El objetivo de Pablo: la predicación de un misterio


La teología protestante ha influido en que para mucha gente el quid de la predicación paulina se encuentre en la idea de la justificación por la fe. No creo que esto sea así. La misión de Pablo se puede describir como la
trasmisión, especialmente a los gentiles, de un misterio (secreto de origen divino) que le fue revelado directamente por
Dios y que tiene que ver con la justicia de Éste. Pablo termina su carta a los Romanos (16,25-26) alabando a Dios en los siguientes términos:
Y a aquel que
es poderoso para afirmaros conforme a mi evangelio y a la predicación de
Jesucristo, según la revelación del misterio que ha sido mantenido en secreto
durante siglos sin fin
(25),
pero que ahora ha sido manifestado (26)… al único y sabio Dios, por medio de
Jesucristo, sea la gloria para siempre. Amén(27).
Entonces, la
 predicación de Pablo a los gentiles versa
sobre el
misterio de Dios que le ha
sido revelado en estos
últimos tiempos,
misterio
que tiene que ver con la transformación del creyente o, lo que es
lo mismo, su
glorificación. Pablo escribe: Hablamos de la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los
siglos, Dios predestinó para nuestra gloria (7); la sabiduría que ninguno de los
gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no
habrían crucificado al Señor de gloria (1Cor 2,7-8 ).
El quid de
la predicación de Pablo no es sobre la justificación por la fe, sino la
glorificación del creyente. La justificación es importante, no cabe duda de
ello, de hecho los primeros 7 capítulos de Romanos versa sobre la justificación
por la fe en (de) Jesucristo tanto para judíos como para los paganos,
justificación que te habilita a estar delante de Dios y salvarte de su ira, sin
embargo, esta justificación es sólo el medio o preámbulo de lo que realmente
importa, y que Pablo trata en el capítulo 8: la glorificación del creyente (o la divinización dirán los ortodoxos). Y
es que la
fidelidad de Jesús y su muerte,
eran parte del plan secreto de Dios en cumplimiento de sus promesas, en el
marco de la teología de la Alianza (justicia de Dios), para exaltarlo y
convertirlo en el
primogénito de la
nueva familia de Dios. En Rm 8,17-18 Pablo escribe que los creyentes
son 
herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con
Él a fin de que también seamos glorificados con Él
(17). Pues considero que los sufrimientos de este
tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser
revelada
(18). 

lunes, 14 de octubre de 2013





La semejanza de Dios y el abajamiento del hombre


La serpiente, que tienta a la mujer en el Gn 3, se describe como la más astuta de los animales
A parte de la mala prensa que tienen las serpientes, ¿por qué se le
describe como en estos términos? ¿Por qué esa enemistad con los hombres?
¿Qué le habíamos hecho a las serpientes para que nos traten de esa
manera? Bromas aparte, para desentrañar el significado de este texto
tenemos que reconocer que  la creación del hombre desde el
principio responde a circunstancias especiales. 
Cuando Dios crea al hombre muestra un interés personal (
hagamos al hombre…) que se distingue de
la forma impersonal de la creación, por ejemplo, de los animales (
produzca la tierra seres vivientes …).  Más aún, el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios…lo que lo
convierte en un ser superior no sólo a los animales, sino que a los propios ángeles. Es precisamente a causa de
esta
imagen que los ángeles son
obligados a postrarse delante de Adán. En el apócrifo de
La vida de Adán y Eva tenemos el testimonio de Satán que explica su
odio a la raza humana. Tenemos que después de la creación,  Dios le dice a Miguel, “
¡mirad he creado al hombre a semejanza de mi imagen!” Entonces Miguel
llamó a todos los ángeles, y Dios les dijo: “Venid y 
postraros delante del dios
que he creado”. Miguel se postró el primero. Él me llamó
[está hablando
Satán]
y me dijo: “Tú también, postraos
delante de Adán”. Yo le contesté: ¡salid de aquí, Miguel! Yo no me postraré
delante de aquel que ha nacido después de mí, porque yo soy primero. ¿Por qué
sería apropiado para mí postrarme delante de él?”. Los otros ángeles que
estaban conmigo escucharon esto y mis palabras les parecieron correctas y
tampoco se postraron delante de Adán
(13,1-14,3). Un elemento importante en
este relato es el significado de la
imagen
divina
que ostenta Adán y que provoca la envidia del ángel Satán. La imagen divina implica el ser exaltado sobre los ángeles. Ahora
bien, la paradoja, y al mismo tiempo la gran profundidad teológica del relato,
radica en que esta
imagen  o exaltación se realiza a través del
abajamiento y anonadamiento. La humillación precede a la exaltación. Esto es lo
que Satán, y más tarde Adán, no comprendieron…para ellos la
imagen y exaltación pasa prescindiendo
del abajamiento. No sucede lo mismo con el Himno de los Filipenses, donde la
dinámica
humillación-exaltación queda
claramente establecida configurando la
semejanza
de Cristo como segundo Adán.
Y no solamente en el Himno  de los Filipenses, sino que también a lo
largo del Gn en general. Pensemos, por ejemplo, en Rebeca, la esposa de Isaac,
a quien Dios dice:
Dos naciones hay en tu
seno, y dos pueblos se dividirán desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte
que el otro, y el mayor servirá al menor
(Gn 25,23). El mayor ha de
servir al menor…es la historia de Cain y Abel, de Jacob y Essau, de José y sus
hermanos, etc. Esa es la vocación de Israel en relación a las demás naciones
para así realizar las bendiciones que a través de ella Dios quiere derramar (Gn
12, 1-3). Es lo que una y otra vez repiten los evangelios…
los últimos serán los primeros. Esa es la vocación adámica…realizar
la
imagen de Dios. Satán no puede comprender esta dinámica. También Adán está lejos de captar el significado de ser imagen. La serpiente, a pesar de ser la más astuta de los animales, se encuentra aún más lejos de la adecuada comprensión. 
Para más detalles:
Gary Anderson, The Genesis of Perfection,
p.21-29.

jueves, 10 de octubre de 2013






La Trinidad en el Tratado Tripartito


En otras entradas hemos comenzado  a estudiar la trinidad en el Tratado Tripartito, libro prototipo del gnosticismo valentiniano, con la idea del Padre y el Hijo. Esto nos ha ayudado a realzar las diferencias con el gnosticismo setiano. En el Apócrifo de Juan (prototipo del gnosticismo setiano) las
dos primeras personas son el Padre (Dios invisible) y Barbelo. En este
mismo tratado la triada divina la completará el Hijo, resultado de la
relación amorosa entre el Padre (o Dios invisible) y Barbelo: El
Espíritu miró hacia dentro de Barbelo por medio de la pura luz- la que
rodea al Espíritu Invisible y su resplandor- y ella concibió de él.
Engendró una centella de luz semejante a la luz beata, aunque sin
igualar su magnitud. Este es un unigénito del Padre materno que se había
manifestado, su único vástago, el unigénito del Padre, la pura luz 
(P.6). El caso del Tratado Tripartito es distinto....y semejante. Aquí la trinidad se completa con la Iglesia la que junto con el Hijo existe desde el comienzo
 (57,30-38). La Iglesia está constituida por  muchos hombres que son anteriores a los eones, son los eones de los eones,
la naturaleza de los espíritus eternos, sobre los cuales el Hijo
descansa, así como el Padre descansa sobre el Hijo. Al mismo tiempo de
predicar la jerarquía trinitaria (Del Padre emana primero el Hijo y
luego la Iglesia), este tratado habla de la Iglesia como el fruto de la
relación amorosa del Padre con el Hijo: I
nnumerable,
ilimitada e indivisible, no obstante, su prole, los que son,
provenientes del Hijo y el Padre, como besos a causa de la
sobreabundancia de quienes se besan entre sí con un pensamiento bueno e
inagotable, este beso siendo único, aunque envuelve una pluralidad de
besos. Es decir, es la Iglesia de muchos hombres que existe antes que
los eones, que se denomina, en sentido propio, los eones de los eones”
(58,19-35).
 El
esquema es igual al gnosticismo setiano: al mismo tiempo que afirma la
jerarquía divina (¡y la co-eternidad!), se señala que de la relación
amorosa entre la primera pareja emana la tercera. Como sea, así se
establece la idea de la trinidad en el Tratado Tripartito: Padre, Hijo, Iglesia. 




Ahora bien,
como todo sistema gnóstico, las emanaciones desde la divinidad se
suceden unas a otras, siempre jerarquicamente y en parejas. Así como el
Hijo descansa sobre la Iglesia, ésta lo hace sobre innumerables eones
(60,1-67,37) que han estado siempre potencialmente en el pensamiento del
Padre. Estos eones (o emanaciones) son inefables, innombrables,
inconcebibles, innumerables, invisibles, llenos de gozo, de la
paternidad divina. Estos existen al modo de la descendencia del Padre,
es decir no existen por sí mismos. Su motivo de ser es buscar a esa
fuente de vida que no han visto pero de la que dependen. Es como un
instinto que los hace buscar su origen divino.  E
l
infante mientras que está bajo la forma de un embrión tiene todo lo que
es suficiente para sí, por más que todavía no haya visto al que lo
inseminó. Por esto poseen esta realidad sólo para buscarla, entendiendo,
por una parte, que existe, por otra, queriendo encontrar qué es el que
es. Puesto que, sin embargo, el Padre perfecto es bueno, igual que no
les concedió que existieran sólo en su Pensamiento, sino que les
permitió que asimismo pudieran existir, así también les hace la gracia
para poder conocer qué es, o sea, al que se conoce eternamente
” (61, 19-40). 
Estos
eones a su vez generan más emanaciones para dar gloria al Padre, todos
son así propiedades y poderes del Padre (67,38-74,18). “Innumerables e indivisibles son las generaciones de sus palabras y sus mandamientos y sus Totalidades (de Dios).
Él las conoce, las cosas que son él mismo, puesto que están en el
Nombre único y todas hablan en el. Y las produce para que en la unidad
sola se descubra que existen de acuerdo con cada una de las excelencias”
(67,25-38); “Pues
todos los que provinieron de él, o sea, los eones de los eones, siendo
emanaciones, la prole de una naturaleza generadora, ellos también, por
su naturaleza generadora, generan para gloria del Padre, como él fue
para ellos la causa de su establecimiento”
(67,39-68,10). 
Estas emanaciones desde el Padre no merman su naturaleza:  “Pero permanece siendo como es, él es como una fuente, que no es mermada por el agua que mana abundantemente de ella” (60, 10-18)

sábado, 5 de octubre de 2013






"El Sábado fue creado para el hombre" (Mc 2,27-28): contexto rabínico


En Mc 2,27-28 aparece
una de las sentencias más conocidas de Jesús respecto al Sábado:
El sábado fue creado (egeneto) para el hombre, no el hombre para el sábado. La interpretación común tiene que ver con un Jesús que libera al hombre de un judaísmo legalista y asfixiante.  Ahora bien, todo cambia cuando miramos sin prejuicios el judaísmo del tiempo de Jesús, y al que él
mismo adhería. Entonces comprendemos que cualquier rabino podría estar de acuerdo con
esta frase. De hecho encontramos una frase más o menos parecida atribuida a R. Simeón
ben Menasya:
El Sábado fue dado a
vosotros, y no vosotros al Sábado
(Mechilta
de Rabbi Yishmael de Ex
31,3).  Ahora bien, la frase de Jesús
tiene ciertas particularidades que lo distancian de R. Simeón aunque no
se aleja del judaísmo de tu tiempo. Jesús enmarca la
sentencia en el contexto de la creación. De acuerdo a las creencias
judías
tradicionales, el mundo había sido creado para la humanidad. Más aún,
Dios creo al hombre en el sexto día,
justo antes del comienzo del primer Sábado. Lo que quiere decir esto se
explica a través de una imagen. Dios creo al mundo al modo como un Rey
prepara un banquete para sus invitados especiales, es decir,  para
beneplácito de cada uno de los hombres. El
corolario es el propio Sábado que es creado para los invitados al
banquete como
culmen del gozo. Esta es una visión absolutamente positiva de la
creación y del sábado, y que nos permite entender la sentencia de Jesús.
Así, por ejemplo, leemos en j. Sanh 22c, 4 (b. Sanh 38ª):
“¿Por qué el hombre fue creado el último?”  Una parábola ilustra la situación. Se puede
comparar a un rey que preparó un banquete. Luego que todo está preparado para
el banquete, entonces sólo faltan los invitados. Entonces la Biblia enseña: “La
Sabiduría ha construido su casa” (Prov 9,1). Esto se refiere al Santo, bendito
sea, que construyó el mundo a través de su sabiduría, como está escrito: “A
través de la Sabiduría el Señor fundó la tierra”. Entonces, también a través de
la Sabiduría, Él “ha levantado los siete pilares del mundo” (Prov 3,19; 9,1).
Estos siete pilares se refieren a los siete días  en los cuales Dios creo el mundo. Más aún,
como está escrito: “Ella (la Sabiduría) ha matado los animales, y ha servido el
vino”(Prov 9,2). Este pasaje se refiere a los lagos y ríos como a todas los
acontecimientos del mundo. Considerad también el pasaje: “El que sea inexperto,
venga acá” (Prov 9,4). Las escrituras se refieren a Adán y Eva.
Todo
esta preparado para el hombre y la mujer, el sábado se entiende como la
corona que embellece todo, siempre al servicio de los invitados. 

martes, 1 de octubre de 2013






La Ascensión de Jesús...¿cómo entenderla?


Hay dos extremos que debemos evitar al momento de hablar de la ascensión
de Jesús. El primero, que no puede ser un hecho histórico, nadie puede
subir a los cielos sin más, Jesús no fue el primer astronauta. El
segundo, que todo el relato sólo tiene un significado simbólico, que
guarda sólo una realidad teológica. Es mejor tratar de entender este
relato con las claves que te da la propia época...con variados escritos
que la explican. Les invito a escuchar el podcast

sábado, 28 de septiembre de 2013






Filón de Alejandría: el Logos como manifestación de Dios


En varias entradas hemos visto qué entendía Filón de Alejandría acerca de la Sabiduría: era la esposa de Dios, Padre y Madre de los hombres, e hija de Dios.
Estas ideas son fundamentales al momento de entender la teología de los
dos poderes en el cielo en el judaísmo del tiempo de Jesús (presente
por ejemplo en el prólogo de Jn). También lo son para entender el
desarrollo de la posterior mística judía del encuentro erótico entre la
shekina y Dios. La idea del Logos o Palabra es también importante en
relación a la Sabiduría. Según el filósofo Dios había creado el
mundo y se había revelado a los profetas a través de Su Palabra, que es
coincidente con Su Sabiduría. Escuchemos a Filón: De ahí, que, mientras que la voz de los
mortales se oye, los oráculos sagrados nos confíen que las palabras de Dios se
ven al modo en que se ve la luz, pues se nos ha dicho que todos vieron la Voz
(Ex 20,18), no que la oyeran; y es que lo que allí aconteció no fue el impacto
causado por el aire por órganos tales como la boca y la lengua, sino el
esplendor radiante de la virtud propagándose cual una fuente de razonamiento.
[…] Por eso [Moisés], con toda justicia, llama “visible” a la voz de Dios, ya
que, siendo ella muy distinta de la empleada al enunciar [mediante el lenguaje]
los verbos y los nombres, el ojo del alma es el único que logra verla
(Migr.
47-48).


Otro ejemplo que sigue la misma idea del Logos
como segunda divinidad la encontramos en Quis rerum divanarum heres sit,
205-206:
El Padre de todas las cosas ha
otorgado a Su Verbo, que es también su principal mensajero y el más elevado de
todos en edad y en rango, la prerrogativa de ocupar una posición limítrofe
entre las criaturas y el Creador. Inmortal, intercede suplicante por los
afligidos mortales al tiempo que actúa como el embajador de un soberano ante
sus súbditos. Se gloría de esa especial prerrogativa diciendo: “yo estaba entre
el Señor y vosotros” (Dt 5,5), o se, no soy ni increado como Dios ni creado
como vosotros, sino que me encuentro a medio camino entre ambos extremos, como
garantía para ambos. 

sábado, 21 de septiembre de 2013






Gregorio de Palamas: Revelación y Divinización


Hoy
en día el creer en Dios se entiende como algo que se te da o no, algo
que no depende de ti,  algo que adquiriste de tus padres, algo que
puedes perder o recuperar según las circunstancias. Antes de la
Ilustración esto no era así. El mundo sensible sólo era un reflejo de un
mundo espiritual más eximio. Si uno reflexionaba adecuadamente sobre el
mundo natural la inteligencia te conducía a Dios.  Para San Gregorio de
Palamas, monje y teólogo ortodoxo,
 Dios
le dio al hombre el mundo sensible que es una especie de reflexión del
mundo que está más allá, y así es un medio que conduce al hombre a su
creador (Homilia 3, PG 151, 36B). Esta idea tiene una clara raíz
griega...y también judía. 
Una de las premisas teológicas de que Pablo da por sentada en sus iglesias, y por lo tanto no se
distrae en explicar, es la presencia de Dios en el cosmos. Dios es reconocible
a través de la creación del mundo (Rom
1, 20). Estas ideas  están presentes en
diversas fuentes sapienciales (Sab 2,23; 7,26), 
en Filón, y en fuentes paganas especialmente estoicas.  A pesar  de que Pablo reconoce la existencia de
un mundo celestial inmensamente superior, nunca niega de la bondad de este
mundo (1Cor 11,7; 10,26; Rom 8, 19-23; 14,14).  La creación se convierte así en un medio natural de la revelación divina. 

Para Palamas la creación no es el único medio para acceder a Dios. También lo es una ley moral inherente al
hombre, y que el monje define como un juez infalible y un maestro infalible
(Homilia 3, PG 151, 36B). Para Palamas, por lo tanto, el hombre no tiene excusa
en relación al conocimiento de la existencia de Dios. 

Ahora bien, eso no
significa desconocer que sobre cualquier revelación natural se eleva una
revelación inmensamente superior, con la cual ninguna otra se puede comparar.
En el centro de esta se encuentra la
encarnación. Esta
revelación es inmensamente superior porque no sólo afirma la existencia
de un ser superior, sino que manifiesta el por qué el hombre vive,
sufre, y se alegra en esta vida. La revelación divina en la encarnación
habla no 
solamente de quién o cómo es Dios, sino del sentido de la existencia humana: la divinización. 
Dejemos hablar al monje: El Hijo de
Dios se hizo hombre para mostrarnos hasta qué alturas él nos puede conducir;
para advertirnos de la auto-exaltación del pensar que por nosotros mismos
podemos asegurarnos la revocación de nuestra caída; para unirnos, con el
verdadero mediador, con Él quien es divino y humano, y así desgarrar aspectos
de nuestra naturaleza caída; para romper las cadenas del pecado; para purificar
la contaminación que el pecado introdujo en nuestra carne; para demostrar el
amor de Dios por nosotros; para hacer claro para nosotros la profundidad del
mal en el que hemos caído, y que sólo la encarnación de Dios puede rescatarnos;
para ser un ejemplo para nosotros de humildad y remedio para el orgullo de
nuestro orgullo en la carne y en la pasión; para mostrarnos  como nuestra naturaleza al ser creada por
Dios es buena; para ser el inaugurador y la garantía de la resurrección y la
vida eterna, destruyendo la angustia; para hacer a los hombres hijos de Dios y
participes de la inmortalidad divina, desde que El llego a ser Hijo del hombre
y tomó para si la mortalidad; para mostrar como la naturaleza humana fue creada
a imagen de Dios por sobre toda otra creatura, porque es tan similar a Dios que
puede hacerse una hipostasis con El; para honrar incluso su carne mortal, de
tal modo que los espíritus orgullosos no pueden pensarse superiores al hombre,
y no pueden pensarse a sí mismos divinos porque son incorpóreos e innata
inmortalidad; para unir lo que está separado por naturaleza, la humanidad y
Dios, desde que Él llegó a ser mediador de la naturaleza divina y humana (
Homilía
16, PG 151, 201D-204B). 

martes, 17 de septiembre de 2013






Conociendo a los Fariseos: Pablo de Tarso.


En otra entrada estudiamos a Pablo antes deSan Pablo, esto es la vida del apóstol como fariseo antes de su
conversión. En aquella entrada veíamos que lo que caracterizaba su ser fariseo
era el celo y la irreprochabilidad en el cumplimiento de la Ley, especialmente
en todo lo que distinguía al judío como pueblo elegido (
teología de la Alianza)
en relación a los paganos a quienes se les asociaba con la idolatría y
la inmoralidad sexual. Lo que distinguía a los judíos de los 
paganos desde
el punto de vista paulino era principalmente la  circuncisión, el
sábado, y la pureza. Cabe preguntarse, ¿coinciden estas características
paulinas
con lo que sabemos a través de otras fuentes de los fariseos? 




Comencemos
reconociendo que no es mucho lo que sabemos sobre los fariseos. Una de las
razones es que las fuentes con las que contamos no son muy imparciales al
momento de describirlos. Por ejemplo, el NT se refiere a ellos como personas
muy preocupadas de detalles técnicos de la Ley (Mt 23,23-28; Lc 11,37-44);  como hipócritas preocupados de la opinión de
la gente y que cargan a los demás de responsabilidades que son incapaces de
asumir (Mt 23,4); reconocen junto a la ley escrita, la ley oral (o tradición de
nuestros padres) (Mc 7,5; Mt 15,2; Gal 1,14); les preocupa el cómo reconocer al
mesías (Mc 12,35-37) y cómo plantearse ante la autoridad romana (Mc 12, 13-17).
Ahora bien, a pesar de estos prejuicios (propio de peleas entre grupos más bien
cercanos), los temas que interesan a los fariseos en el NT coinciden en gran
medida con los que desarrollarán los rabinos en el futuro: la comida, los
impuestos, la agricultura, las fiestas religiosas, la pureza y el matrimonio.
Esto no quiere decir que los rabinos procedan en línea directa de los fariseos,
puesto que hay que considerar también las influencias sacerdotales y escribas,
pero algo de eso hay.
Uno esperaría encontrar más información sobre
los fariseos a partir de la propia literatura rabínica, sin embargo esto no es
así. En general la literatura rabínica posterior es escueta al hablar de los perushim, algunas veces, incluso, es
crítica y les acusa de hipocresía. Sin
embargo, es necesario llamar la atención al hecho que dos protagonistas de la
mishna, Gamaliel y su hijo Simón, son caracterizados como fariseos. Además la
mayoría de los temas subrayados en la mishna son los que interesaban más a los
fariseos: fiestas, pureza, impuesto, agricultura, matrimonio, comida. Hay una
preocupación de llevar estos temas más allá de los límites del templo…a la vida
ordinaria de la gente. Hacer de Israel un pueblo santo y sacerdotal.  No se puede negar una continuidad entre los
fariseos y los rabinos…pero ojo, no es una continuidad matemática. El rabinismo
es un fenómeno nuevo, una refundación del judaísmo (como lo fue el
cristianismo), que bebe también de fuentes sacerdotales y escribas (el estudio
de la ley, por ejemplo, era una característica sacerdotal y escriba). En cuanto
a Josefo recordemos que él mismo fue fariseo por un tiempo cuando tenía 19 años
(Vida, II, 10-12). El hecho que Josefo nos informe tan poco de los fariseos a
lo largo de su obra hace dudar a algunos estudiosos de la veracidad de su
pasado fariseo. Como sea, hay varios textos breves, en los que se refiere a los
fariseos: Guerras Judías  1.5. 2-3, 110-104; 2. 8.14, 162-163.166; Antigüedades 13.10. 5-7, 288-299;
13.15.5-16.6, 398-432; Vida 38,
190-191, etc. En estos textos se caracteriza a los fariseos como cuidadosos
intérpretes de la ley; con una profunda creencia en la providencia de Dios; que
aceptan una ley propia y distintiva además de la mosaica; que buscaban el poder
político, en la mayoría de los casos sin éxito, aunque con la notable
excepción  de la influencia ejercida
durante el reino de Alejandra Salome; creían en la inmortalidad del alma y la
vida después de la muerte (quizás más bien en la resurrección).  




Los
temas paulinos en relación a la distinción judía de los paganos, sí es
una aproximación acertada para entender más el fariseísmo del tiempo de
Jesús. Para más detalles: Lester L. Grabbe, An Introduction to Second Temple Judaism, p.
53-57



jueves, 12 de septiembre de 2013






El Hijo en el Tratado Tripartito


Hace algunas entradas veíamos las similitudes de la idea del Dios Padre entre el Apócrifo
de Juan
y el Tratado Tripartito (ver: 
El Dios Padre en el Gnosticismo Valentiniano ). La teología negativa es la perspectiva común entre estos paradigmáticos
tratados del gnosticismo setiano y valentiniano. Además de la teología negativa, como en todo
gnosticismo, se entiende que desde la divinidad van emergiendo una serie de
eones, en parejas, que van perdiendo perfección a la medida que se van alejando
de la fuente primera. Sin embargo, las diferencias se apuntan de inmediato. En
el
Apócrifo de Juan la naturaleza
fontanal de Dios hace que este se refleje en sus aguas y luz, emanando a
Barbelo. En P4 leemos:
Este Barbelo es la
Sofía superior, la imagen de la luz del Padre, figura del Invisible, Potencia
perfecta, perfecto Eón de Gloria
. En el Tratado
Tripartito,
la primera emanación del Padre tiene claras reminiscencias
cristianas. No se habla de Barbelo sino del
 
Hijo. El Hijo es generado por el Padre como su Pensamiento auto-reflectivo. Existe también una clara
jerarquía entre el Padre y el Hijo, además de obviarse la explicación del cómo
se generó al segundo
: “Porque al igual
que el Padre es en el sentido propio aquel antes del cual no existe ningún otro
y aquel después del cual no existe ningún otro inengendrado, así también el
Hijo es en el sentido propio, aquel antes del cual no existe otro, y después
del cual no existe otro hijo… primogénito, porque ninguno existe antes que él,
hijo único, porque ninguno existe después de él” (57,10-30).
El Padre
descansa sobre el Hijo, y la relación entre ellos generará a la tercera persona
de esta concepción trinitaria gnóstica. 

sábado, 7 de septiembre de 2013






Lavarse las manos, ¿antes o después de comer? (Mt 15,2-3)


En Mt 15,2-3 (Mc 7,1-8; Lc 11,38) encontramos
un comentario a una práctica que no está en la Ley escrita, sino que era parte
de la Ley oral, el lavado de las manos. ¿Por
qué tus discípulos quebrantan la tradición de los mayores? Pues no se lavan las
manos antes de comer.
Es interesante constatar que el texto no se
cuestiona la validez de la tradición oral... La tradición oral no está
en
cuestión. Fariseos y seguidores de Jesús parecen darla por sentada. Esto
explícita hasta qué punto ambas comunidades compartían un background
común. El punto está en que los seguidores de Jesús no se lavaban las
manos antes de comer. ¿Implica esto que sí lo hacían después de comer? Es
interesante constatar un texto de la misná que bien puede retrotraerse más
atrás del año 70 y que versa sobre este asunto: La escuela de Shammai dice: Uno debe lavarse las manos y después de
servir la mesa. Pero la escuela de Hillel dice: uno debe servir la mesa  y luego lavarse las manos. La escuela de
Shammai dice: El lava sus manos en una servilleta y la deja sobre la mesa. Pero
la escuela de Hillel dice: El la deja sobre la almohadilla. La escuela de
Shammai dice: Uno debe barrer la casa y luego lavarse las manos. Pero la
escuela de Hillel dice: Uno debe lavarse las manos y luego barrer la casa
(m.Ber 8.2-4).  
Puede ser que el punto no es el lavarse o no las
manos, menos la validez de la tradición oral...sino más bien cómo
aplicar esta ley: ¿antes o después de comer?

domingo, 1 de septiembre de 2013






Podcast 2: Conviviendo con los ángeles, la comunidad del Qumrán.


Hoy estamos
acostumbrados a considerar real sólo lo que se puede probar, constatar,
tocar, objetivar. A la gente hoy, le cuesta hablar de experiencias
religiosas que escapen a la experiencia cotidiana. Esto no era así en el
tiempo de Jesús. En la antigüedad el mundo sobrenatural y el mundo del
hombre convivían de una manera que hoy nos sorprendería. El hombre
convivía con diferentes espíritus, los sueños se consideraban muchas
veces un medio privilegiado de comunicación con el mundo sobrenatural, y
el hombre en circunstancias especiales podía subir a los cielos para
recibir revelaciones sobre el presente o futuro. Un ejemplo interesante
lo constituyen la comunidad judía del Qumrán cerca del Mar Muerto donde
los monjes  experimentaban cómo en sus liturgias podían acceder al
templo celestial, la contraparte divina del templo de Jerusalén, para
alabar junto a los ángeles, a Dios sentado sobre su trono (ver: Los Canticos del sacrificio sabático...alabando a Dios junto a los ángeles).
Más aún, los miembros experimentaban una transformación tal que se
percibían como ángeles alabando a Dios. Varios escritos como Los
Cánticos del Sacrificio Sabático; Hodayot; las Reglas de la comunidad,
las oraciones diarias (4Q 503), las Canciones del Sabio (4Q510-11), las
Palabras de las luminarias (4Q505-506), las Bendiciones (4Q286-290), y
la Regla de la guerra,
apuntan a una comunión de vida estrecha con los ángeles.

Pongamos por ejemplo a 1QSb 4, 24-28 en el libro de las Bendiciones (ver: Más sobre ángeles y el Qumran...).
Esta bendición, muy probablemente dirigida al sacerdote, demuestra
claramente cómo la comunidad se siente participando de la liturgia
celestial y cómo la distancia entre lo angélical y lo humano se diluye:
serás como un ángel del rostro en la morada santa para la gloria del
Dios de los Ejércitos...Tú estarás alrededor sirviendo en el templo del
reino, compartiendo el lote con los ángeles de la faz y el consejo de la
comunidad... por el tiempo eterno y por todos los períodos perpetuos.
Porque verdad son todos tus juicios. Te ha hecho santo entre tu pueblo,
como lumbrera que alumbra el orbe con conocimiento y que ilumina la faz
de los numerosos... consagrado para el santo de los santos, porque serás
santificado para él y darás gloria a su nombre y a sus cosas santas.
Este,
entre tanto ejemplos, nos ayuda a comprender que la idea de verdadera
humanidad realizada para la comunidad del Qumran tenía relación con la
transformación angelical. Ahora bien, la liturgia celestial llega a su
culmen cuando la naturaleza transformada del monje se une con la
estructura física del templo celestial en alabanzas a Dios (ver: El Templo celestial alaba a su Dios). En el cantico séptimo de los Cánticos del Sacrificio Sabático leemos: “Alabad
con ellos, vosotros, todas las fun[daciones del santo de] los santos,
los pilares de soporte del firmamento el más elevado, y los todos los
ángulos de su edificio. Cantad al Dios que es terrible en poder [todos
los espíritus del conocimiento y de la luz], para exaltar juntos el
firmamento espléndidamente brillante del santuario de su santidad
(4Q 403 col I. 41-44).
  


Por último,
para los miembros del Qumrán la convivencia con los ángeles no se
limitaba solamente al ámbito litúrgico. Ellos tenían la certeza que al
final de los tiempos pelearían en un mismo ejército, codo con codo, con
los ángeles o hijos de la luz en contra los hijos de las tinieblas
aliados del imperio romano (ver: La guerra santa en 1QRegla de la Guerra (combatiendo junto a los ángeles a los hijos de las tinieblas)).
La guerra santa, esto es pelear junto con los ángeles, exige cumplir
con estrictas reglas de pureza (1QRegla de la Guerra VII, 3-7) para así
ser protagonistas de la batalla definitiva contra el mal. Leemos en
1QRegla de la Guerra: (I, 9-12):
Y
en el día en el que caigan los Kittim (los romanos) habrá un combate y
destrucción feroz ante el Dios de Israel, pués éste será el día fijado
por él desde antiguo para la guerra de exterminio contra los hijos de
los tinieblas. En este día se enfrentarán para gran destrucción la
congregación de los dioses y la asamblea de los hombres. Los hijos de la
luz y el lote de las tinieblas guerrearán juntos por el poder de Dios,
entre el grito de una multitud inmensa y el clamor de los dioses y de
los hombres, en el día de la calamidad. Será un tiempo de tribulación
para todo el pueblo redimido por Dios. De todas sus tribulaciones,
ninguna será como ésta, desde su inicio hasta que se complete la
redención eterna.  


martes, 20 de agosto de 2013






Despidiéndome de Novosibirsk


Después de tres años y un poco más en la "capital" de Siberia, voy
partiendo a Salamanca, España, por cinco meses para completar mi
formación como Jesuita. Pasaré por Viena, como es ya costumbre, a hacer
mi retiro de la oración de Jesús. A mi regreso recibiré un nuevo
destino...de todas maneras en tierras de la ex URSS, pero no sé en
dónde. En realidad me da igual. Les agradezco mucho su compañía, apoyo, y
oraciones. Siento que este tiempo me he hecho cada vez más sacerdote,
monje (¡un monje jesuita!) y más oriental. El vivir tan lejos de tu
lengua, tus lugares y tu gente (tantos países...tantos años) hace que
vaya aprendiendo poco a poco lo que a todos nos enseña la vida sea donde
sea que nos encontremos. Goza del encuentro con la gente, especialmente
con los que amas, pero no te quedes atado a ellos.  Déjalos partir. No
los necesitas para ser feliz hoy. No lo necesitas para ser alguien. Sólo
ámalos, y suelta todo lo demás. Fueron grandes momentos. Los disfrute.
El monje va aprendiendo poco a poco a vivir y nutrirse de la soledad y
de la presencia constante de Dios. Amar desde la libertad. Sin esperar
nada de nadie. Sin pedirle nada a nadie. Si lo te lo quieren dar,
estupendo. Por lo pronto regresar a la presencia de Dios, una y otra
vez, a su nombre constantemente. Desde donde sea...desde tu dictador,
desde tu pecador, desde tu santo, desde tu perfeccionista....da igual,
lo importante es volver a la unidad de la presencia de Dios.
Especialmente para aprender a escuchar y dejar al otro ser
verdaderamente otro.



En esta nueva etapa que inicio quiero definir mi blog como EXPERIENCIAS RELIGIOSAS Y ESCRITURAS. Seguiré
poniendo entradas relativas a este tema. Agregaré, además,  un podcast
al mes, que os ayude a sintetizar de manera sencilla distintos
artículos. Por lo demás estáis invitados a visitar mi web de podcast: Experiencias Religiosas y Escrituras. La siguiente entrada os la enviaré ya desde España.

viernes, 16 de agosto de 2013






Pablo antes de San Pablo: el celo por la ley


Pablo
antes de San Pablo (antes de su conversión) ilumina mucho de lo
que pudieron ser algunos fariseos del tiempo de Jesús. Mal que mal Pablo
había pertenecido al grupo de los fariseos. Y no había sido uno
cualquiera. Pablo habla de su antigua manera de vivir en el judaísmo
(Gal 1,13) y de como
aventajaba en
el judaísmo a muchos de mis compatriotas
mostrando mucho más celo (ζηλωτὴς) por las tradiciones de mis antepasados (Gal 1,14). El término
“Ἰουδαϊσμοζ ” es interesante porque no ocurre en ninguna otro texto del NT.
Donde sí lo encontramos es en 2Mac 4,13 donde se le utiliza para explicitar, de
manera nacionalista, la religión de los judíos en contraposición con los
helenistas sirios. Es un término defensivo y confrontacional (ver también: 1Mac
1,60-63). Algo de este nacionalismo religioso encontramos también en la Carta a
Aristeas 139-142:
En su sabiduría el
legislador (Moisés)…nos rodeó de palizadas y de murallas de hierro para
prevenirnos de mezclarnos con otros pueblos en cualquier orden de cosas…él nos
cubrió todos los lados con observancias estrictas en relación con la comida y
la bebida…y de acuerdo a la manera de nuestra Ley.
Esta es la confidencia en la carne (identidad
judía) de la que se jacta Pablo en Flp 3,5-6:
circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo (5), en cuanto al celo

(ζῆλος
), perseguidor de la iglesia; en
cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible (6).
En esta descripción de Pablo antes de San
Pablo el celo es un elemento que se
repite para definir la manera en que el apóstol se relacionaba con el
judaísmo  y la ley. ¿A qué se refiere el
celo?  De nuevo el contexto histórico
post-macabeo nos descubre un período donde varios grupos se distinguían
por
separarse de los elementos paganos. Los fariseos mismos se definían como
aquellos que se “separaban” del resto para mantenerse fieles a la ley
mosaica
(escrita y oral) en el marco de la Alianza con Dios. Algunos textos
bíblicos fundamentaban tal opción: Gn 34; Nm 25,6-13; 1Rey 18; 2Rey
10,16-17.30; 1Mac
2,23-27. 49-68. El celo fariseo se manifestaba en Pablo precisamente en
su afán de separarse de cualquier
influencia pagana (o judía inadecuada) que lo alejase de fidelidad a la
Alianza Mosaica. Además, Pablo
dice de sí mismo  que en cuanto a la justicia de la ley, hallado
irreprensible
(Flp 3,6). Esto quiere decir, en el contexto de la
teología de la Alianza, que el apóstol se entendía salvado por la gracia de
Dios, manifestada en la elección del pueblo judío entre todos los pueblos,  y, en consecuencia, se esforzaba en
mantenerse fiel bajo el amparo de esta Alianza. Esto implicaba, entre otras
cosas, expiar a través de sacrificios cuando pecaba.


Este “celo” e “irreprochabilidad” se
manifestaría, especialmente, en aquellos aspectos de la Ley que distinguían al
judío de los gentiles: la circuncisión (Gn 17, 9-14), el sábado (Ec 31, 12-17;
Is 56,6) (y otras fiestas), y las reglas de pureza ( Lv 20,22-26) (incluida las
dietas:  1Mac 1, 62-63). Esto es lo que
la mayoría de las veces San Pablo llamará “trabajos de la Ley”, esto es,
aquellos aspectos de la ley que distinguen a Israel de todos los demás
pueblos.  Es lo que define “el privilegio
de Israel
” sobre todos los pueblos.  
Lo
que separa a Israel de los demás. Para más detalles: James G. Dunn, The
Theology of Paul the Apostle, p. 346-359.

domingo, 11 de agosto de 2013






Simón el Nuevo Teólogo: el rostro resplandeciente de Dios en Cristo


Simón el
nuevo teólogo (949-1022) fue un
monje y más tarde superior del monasterio de San Mamas en
Constantinopla. Sus escritos son notables porque hablan de sus
experiencias religiosas de
manera viva y personal. Son textos interesantes, además, porque nos
ayudan a entrar en la delicada sensibilidad cristiana oriental. En una
ocasión, mencionando a su padre espiritual, 
Simón el
piadoso, escribe que
éste me condujo de
la mano como quien lleva a un hombre ciego hacia el origen de las fuentes, esto
es, hacia las sagradas escrituras y hacia Tus mandamientos divinos…
Continúa luego dirigiéndose a
Dios y describiendo la experiencia de la luz divina reflejada en el
rostro del resucitado, el corazón del misticismo ortodoxo.
Un día
mientras me apresuraba para tomar mi baño diario, Tú me encontraste en el
camino, Tú que ya me habías atraído desde el lodazal
Entonces por vez primera la luz pura de
tu Rostro divino brilló delante de mis débiles ojos… Desde aquel día, Tú has
retornado a menudo a la fuente, Tú 
zambulliste mi cabeza dentro del
agua, dejándome ver el esplendor de tu luz, entonces, de pronto, Tú puedes
desaparecer, Tú te haces invisible, y todavía no puedo entender quién eres…
Finalmente Tu te dignaste a revelar el temible misterio: un día cuando parecía que Tú me sumergías
una y otra vez en las aguas, rayos luminosos me rodearon. Yo vi
rayos emanando desde tu rostro junto con las aguas, lavado por estas aguas
radiantes yo fui llevado fuera de mí mismo y 
embelesado en éxtasis (ver: 
Los rostros luminosos que reflejan la gloria de Dios y Los rostros luminosos de Moisés y Enoc)
Fijémonos como esta experiencia tiene como fundamento la experiencia del propio Pablo. Continúa Simón: Por algún
tiempo yo viví en este estado. Entonces por Tú gracia, yo fui llevado a
contemplar un misterio aún más increíble. Yo te vi tomándome y llevándome a los
cielos, yo no sabía si estaba en mi cuerpo o no, sólo Tú lo sabes, Tú, el único
que me ha creado
(ver: 
El tercer cielo, el paraíso, y Pablo.)
Volviendo en
mí, gemí en una dolorosa sorpresa de verme abandonado. Pero pronto, Tú te
dignaste revelarme Tu rostro, como el sol brillando en el cielo abierto, sin
forma, sin apariencia, sin revelarme quien eres Tú…
Todavía
gimiendo, yo fui en Tu búsqueda, el Incognoscible. Golpeado por el dolor y la
aflicción, me olvidé completamente del mundo, nada de los sentidos permaneció
en mi mente. Entonces Tú te apareciste, Tú, el Invisible, el Inentendible, el
Intangible, y sentí cómo Tú purificabas mi inteligencia, abriendo los ojos de
mi alma, dejándome contemplar de manera más completa tu gloria, Tú que crecías
progresivamente en la luz…Me pareció, Oh Señor, que Tú, el Inamovible, te
estabas moviendo, Tú, el que no cambia, estabas cambiando, Tú, el que no tiene
rostro, adoptabas una imagen…Tú brillaste fuera de toda medida, Tú apareciste
completamente en todas las cosas, y te vi claramente. Entonces me atreví a
preguntar: “¿Quién eres Tú, Oh Señor?”


Por primera
vez, Tú me dejaste, a mí un malvado pecador, escuchar tu voz suave. Tú hablaste
de manera tan atenta que yo temblé y me asombré, preguntándome cómo y por qué
Tú me has bendecido con estas gracias. Me dijiste: “Yo soy Dios quien se ha
hecho hombre por amor a ti. Tú me has deseado y me has buscado con toda tu
alma, por esta razón desde ahora serás mi hermano, mi amigo, el heredero de mi
gloria…”
(Vie Spirituele, XXI, 1931, 305-309).









No hay comentarios:

Publicar un comentario