domingo, 19 de marzo de 2017

CULTURA INDOEUROPEA OCCIDENTAL

CULTURA INDOEUROPEA OCCIDENTAL























































¿Quiénes son las Ninfas?


En
la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo νύμφα) es una deidad
femenina menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente
geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el
título de olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el
Olimpo y descritas como hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las
ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y
ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o
semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen
a veces con cabellos del color del mar.[1] Se creía que moraban en la
tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos,
cañadas y grutas.[2] Según el lugar que habiten, se les llama Agrónomos
(ἀγρονόμοι),[3] Orestíades (ὀρεστιάδες)[4] y Náyades (νηϊάδες).[5]
Aunque nunca mueren de viejas o por enfermedad, y pueden engendrar de
los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son
necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas.


Homero
las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a
Artemisa,[6] bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras
y vigilando amablemente el destino de los mortales.[7] A lo largo de
los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades
principales, como el profético Apolo, el juerguista dios del vino
Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes. Los hombres les ofrecían
sacrificios en solitario o junto con otros dioses, como por ejemplo
Hermes.[8] Con frecuencia eran el objetivo de los sátiros.


El matrimonio simbólico de una ninfa y un patriarca, a menudo el epónimo
de un pueblo, se repite sin fin en los mitos fundacionales griegos; su
unión otorgaba autoridad al rey arcaico y su linaje.



Notas y referencias



1 Ovidio, Las metamorfosis v.432.

2 Homero, Odisea vi.123 y sig., xii.318; Ilíada xx.8, xxiv. 615.

3 Homero, Odisea vi.105.

4 Homero, Ilíada vi.420.

5 Homero, Odisea xiii.104.

6 Sin embargo véase Jennifer Larson
(febrero de 1997). «Handmaidens of Artemis?». The Classical Journal 92
(3): pp. 249–257. http://www.jstor.org/stable/3298110.

7 Homero, Odisea vi.105, ix.154, xiii.107, 356, xvii.243; Ilíada vi.420, xxiv.616.

8 Homero, Odisea xiii.350, xvii.211, 240, xiv.435.




¿Quién es Cerbero?


En la mitología griega, Cerbero (en griego Κέρβερος Kérberos, ‘demonio
del pozo’), también conocido como Can Cerberos, era el perro de Hades,
un monstruo de tres cabezas, con una serpiente en lugar de cola.



Cerbero guardaba la puerta del Hades (el inframundo griego) y aseguraba
que los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar. Era hijo
de Equidna y Tifón, y hermano de Ortro. La existencia de un perro
infernal en la entrada de los infiernos parece que ya estaba presente en
la mitología indoeuropea original, pues aparece en los mitos de otros
pueblos indoeuropeos, como es el caso del perro ensangrentado Garm en la
mitología escandinava.





TEORÍAS SOBRE SU ORIGEN



La constelación de Piscis no estuvo siempre asociada con dos peces, pues
el pez estelar original era Piscis Austrinus. También se creyó que eran
dos personas, unidas (que en algunas historias eran transformadas en
peces, lo que terminó evolucionando a simples peces). Ambas estarían
unidas bajo la eclíptica, el área que se creía que representaba el
inframundo. La eclíptica, el tránsito del sol, corta dicho vínculo. Uno
de ellos queda prácticamente fuera (el más occidental) y el otro parece
seguir unido a la eclíptica y dirigirse hacia abajo (el más oriental).
Sin embargo, parte del primero sigue unida.



El que la persona que Heracles logró liberar de su trampa en el
inframundo sea Teseo indica el conocimiento de que los mitos sobre él le
relacionan con la reina de las amazonas, y de que por tanto deben
aparecer en la siguiente historia como compañero de Heracles. Este
énfasis en la continuidad está posiblemente relacionado con el hecho de
que la constelación que representa la siguiente historia también aparece
parcialmente sobre Piscis.





Cerbero, por Gustave Doré.Bajo Piscis está la constelación Cetus,
normalmente considerado un monstruo marino o una ballena. Sin embargo,
es igualmente posible verlo como dos puertas cerradas con sus postes y
un grupo de tres estrellas tras el centro de ambas. Dado que miran hacia
la eclíptica y están muy cerca de ella, dichas puertas serían las del
inframundo, que estaría bajo la eclíptica. El guardián de las puertas
del Hades era tradicionalmente Cerbero, que tenía tres cabezas, una
asociación que requiere el uso de las tres principales (aunque
comparativamente débiles) estrellas de la constelación moderna de Fornax
a modo de cola.



Dado que Cerbero era considerado un elemento permanente del Hades, poco
podía ocurrirle que le hiciese daño. Al no haber ninguna otra
constelación en esta región, poca historia más podía dársele aparte de
la de hacer algo no permanente, como moverle al otro lado de las
puertas.



Alternativamente, una versión anterior podría no haber incluido la
historia de Teseo encarcelado, lo que podría haber sido una
reelaboración posterior del papel de las constelaciones en la historia.
En tal caso, la rama de Piscis que no escapa de la eclíptica podría
haberse destinado a representar el consiguiente ascenso de Cerbero (pero
aún atado, y teniendo por tanto que volver al final).







ALEXANDROS.








Alcmena: En la mitología griega
Alcmena (en griego antiguo Άλκμηνη Alkmênê, ‘poder de la luna’) era una
mujer mortal, hija del rey Electrión de Micenas y esposa de Anfitrión.



Ificles: En la mitología griega
Ificles (en griego antiguo Ἰφικλῆς Iphiklễs), hijo de Anfitrión y
Alcmena, es el medio hermano mellizo de Heracles, que le acompañó un
tiempo en sus aventuras.



Alceo: Según la mitología griega, Alceo era hijo de Perseo y Andrómeda, y antepasado de Heracles.



Teseo: Teseo (en griego antiguo
Θησεύς, el que funda) fue un mítico rey de Atenas, hijo de Etra y Egeo,
aunque según otra tradición su padre fue Poseidón, el dios del mar,
quien habría abusado sexualmente de Etra en el templo de Atenea.



Egeo, que no había tenido descendencia con sus otras esposas, consultó
al oráculo de Delfos, que le respondió: «No abras tu odre hasta que
regreses a Atenas.» Él no comprendió el oráculo pero Piteo, rey de
Trecén y padre de Etra, sí lo entendió. Lo que el oráculo había querido
decir era que si llegaba a Atenas sin haber tenido relación sexual
alguna, la primera mujer con la que yaciera tendría un heredero suyo.
Como Piteo deseaba que su hija diera a luz al heredero del trono
ateniense emborrachó a Egeo, y así consiguió que fecundara a Etra.



Tras la concepción de Teseo, Egeo, por temor a los Palántidas, sus
sobrinos y que querían el trono, decidió que su hijo no pasara la niñez
con él y escondió su espada y sus sandalias bajo una roca que el niño no
debía de poder mover hasta que fuera lo suficientemente fuerte. Así que
la infancia de Teseo transcurrió en compañía de su madre y de su abuelo
en la ciudad de Trecén. Cuando cumplió los dieciséis años su madre le
reveló el secreto de su paternidad y llegado a esta edad, Teseo pudo
levantar la piedra, calzarse las sandalias y envainar la espada de su
padre e iniciar su viaje a Atenas para ser reconocido como hijo del rey.



Teseo fue un héroe fundador, como Perseo o Cadmo.



Teseo y el Minotauro



Al llegar a Creta, la princesa Ariadna se enamoró de él y propuso a
Teseo ayudarle a derrotar a su hermano (el Minotauro) a cambio de que se
la llevara con él de vuelta a Atenas y la convirtiera en su esposa.
Teseo aceptó.



La ayuda de Ariadna consistió en dar a Teseo un ovillo de hilo que éste
ató por uno de los extremos a la puerta del laberinto. Otra versión
indica que la ayuda de Ariadna consistió en una corona que emitía un
resplandor y que le había dado Dioniso como regalo de boda o bien que
podría ser la misma corona que le había regalado Anfítrite durante el
viaje a Creta.

Así Teseo entró en el laberinto hasta encontrarse con el Minotauro, al
que dio muerte a puñetazos. A continuación recogió el hilo y así pudo
salir del laberinto e inmediatamente, acompañado por el resto de
atenienses y por Ariadna, embarcó de vuelta a Atenas, tras hundir los
barcos cretenses para impedir una posible persecución.





¿Quién es Heracles?.


Se trata del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la
virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos.
Su extraordinaria fuerza es el principal de sus atributos, pero también
lo son el coraje, el orgullo, cierto candor y un formidable vigor
sexual. Se le considera el ancestro de los Reyes de Esparta, (de este
modo estos caudillos dorios se legitimaban como aqueos ) y la influencia
de esta polis en la Grecia Arcaica y Clásica fue una de las razones de
la difusión de su leyenda y su culto, haciendo de Heracles el héroe
dorio por excelencia.



Abundan
los relatos mitológicos sobre él, los más famosos de los cuales son Los
doce trabajos de Heracles. Las historias de las cuales es protagonista
forman un ciclo que se desarrolló constantemente durante toda la
Antigüedad, motivo por el cual es difícil hacer una exposición
cronológica o siquiera coherente de las mismas. El historiador francés
Pierre Grimal en su Diccionario de Mitología griega y romana, propone
clasificarlas en tres categorías, a saber: 1) El ciclo de los Doce
Trabajos, 2) las hazañas independientes de los mismos y 3) las aventuras
secundarias ocurridas durante la realización de los trabajos. Como
marco de los tres ciclos aparecen los relatos de su nacimiento y de su
muerte y apoteosis, relativamente invariables en las diversas fuentes.


Las menciones más antiguas de Heracles aparecen en las obras de Homero y
Hesíodo, pero relatos más o menos completos de sus aventuras son las
obras de Psino de Lindos, Rodas (por lo demás desconocido), Pisandro de
Camiros (fl. ca. 640 a.C.),otro poeta rodio, y Paniasis de Halicarnaso
(siglo Vto a.C.) autor de una obra titulada Heraclea. Todas estas obras,
con excepción de unas pocas citas fragmentarias, se han perdido.



Los poetas posteriores, sus comentaristas y, por último, los mitógrafos
de la época helenística son, en la actualidad, las únicas fuentes
escritas sobrevivientes que relatan las hazañas de Heracles. Un auxiliar
importante para el estudio de las mismas es la iconografía, muy
abundante, que recoge los principales episodios de las leyendas.




La creación del mundo (Según los Griegos).


Los «mitos de origen» o «mitos de creación» representan un intento por
hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen
del mundo.La versión más ampliamente aceptada en la época, si bien un
relato filosófico del comienzo de las cosas, es la recogida por Hesíodo
en su Teogonía. Empieza con el Caos, un profundo vacío. De éste emergió
Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor),
el Abismo (Tártaro) y el Érebo.Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a
Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron
primero los Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea,
Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono. Tras éste, Gea y Urano decretaron
que no nacerían más Titanes, de forma que siguieron los Cíclopes de un
solo ojo y los Hecatónquiros o Centimanos. Crono («el más joven, de
mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]»)castró a su
padre y se convirtió en el gobernante de los dioses con su hermana y
esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte.



El tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Crono se enfrentó con
su hijo, Zeus. Tras haber traicionado a su padre, Crono temía que su
descendencia hiciera lo mismo, por lo que cada vez que Rea daba a luz un
hijo, él lo secuestraba y se los tragaba. Rea lo odiaba y le engañó
escondiendo a Zeus y envolviendo una piedra en pañales, que Crono se
tragó. Cuando Zeus creció, dio a su padre una droga que le obligó a
vomitar a sus hermanos y a la piedra, que habían permanecido en el
estómago de Crono todo el tiempo. Zeus luchó entonces contra él por el
trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes
liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria,
condenando a Crono y los Titanes a prisión en el Tártaro.



Zeus sufrió la misma preocupación y, después de que fuera profetizado
que su primera esposa Metis daría a luz un dios «más grande que él», se
la tragó. Sin embargo Metis ya estaba encinta de Atenea y esto le
entristeció hasta que ésta brotó de su cabeza, adulta y vestida para la
guerra. Este «renacimiento» de Atenea fue usado como excusa para
explicar por qué no fue derrocado por la siguiente generación de dioses,
al tiempo que explica su presencia. Es probable que los cambios
culturales ya en progreso absorbieran el arraigado culto local de Atenea
en Atenas dentro del cambiante panteón olímpico sin conflicto porque no
podía ser derrocado.



El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía como
el género poético prototípico —el mythos prototípico— y le atribuía
poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el
arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y
tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos
corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando
Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que
hace es cantar el nacimiento de los dioses.La Teogonía de Hesíodo no es
sólo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el
relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con
su larga invocación preliminar a las Musas. La teogonía fue también el
tema de muchos poemas hoy perdidos, incluyendo los atribuidos a Orfeo,
Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios videntes, que se usaban en
rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay indicios
de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía
órfica. Sin embargo, se esperaba silencio sobre estos ritos y creencias
religiosas, y que los miembros de la secta no hablasen sobre su
naturaleza mientras creyesen en ellos. Después de que dejaran de ser
creencias religiosas, pocos sabían sobre estos ritos y rituales. A
menudo existieron alusiones, sin embargo, a aspectos que eran bastante
públicos.



Existieron imágenes sobre cerámicas y obras religiosas que fueron
interpretados o más probablemente malinterpretados en muchos mitos y
leyendas diferentes. Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan
en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente
desenterrados. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra
actualmente que al menos en el siglo V a. C. existía un poema
teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar a la
Teogonía de Hesíodo y la genealogía de los dioses se ampliaba con Nix
(la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Crono y Zeus.La
Noche y la Oscuridad podían equipararse al Caos.



Los primeros cosmólogos filosóficos reaccionaron contra, o a veces se
basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en el
mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares
pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la
Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y
dominado por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol
(Helios) cruzaba los cielos como auriga y navegaba alrededor de la
Tierra en una copa dorada por la noche. Podían dirigirse oraciones y
prestar juramentos por el sol, la tierra, el cielo, los ríos y los
vientos. Las fisuras naturales se consideraban popularmente entradas a
la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.




¿Quién es Pan?.


Pan (en griego, Πάν, ‘todo’) era el semidiós de los pastores y rebaños
en la mitología griega. Era especialmente venerado en Arcadia, a pesar
de no contar con grandes santuarios en su honor en dicha región. En la
mitología romana se identifica a este dios con Fauno.



Pan era, también, el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina
desenfrenada. Dotado de una gran potencia y apetito sexual, se dedicaba a
perseguir por los bosques, en busca de sus favores, a ninfas y
muchachos.En muchos aspectos, el dios Pan tiene cierta similitud con
Dioniso.



Era el dios de las brisas del amanecer y del atardecer. Vivía en
compañía de las ninfas en una gruta del Parnaso llamada Coriciana. Se le
atribuían dones proféticos y formaba parte del cortejo de Dioniso,
puesto que se suponía que seguía a éste en sus costumbres. Era cazador,
curandero y músico. Habitaba en los bosques y en las selvas, correteando
tras las ovejas y espantando a los hombres que penetraban en sus
terrenos.



Portaba en la mano el cayado o bastón de pastor y tocaba la Siringa, a
la que también se conoce como Flauta de Pan. Le agradaban las fuentes y
la sombra de los bosques, entre cuya maleza solía esconderse para espiar
a las ninfas.



Se dice que Pan era especialmente irascible si se le molestaba durante
sus siestas. Los habitantes de Arcadia tenían la creencia de que, cuando
una persona hacía la siesta, no se la podía despertar bajo ningún
concepto ya que, de esa forma, se interrumpía el sueño del dios Pan. En
este caso, Pan se aproxima a la noción de Demonium Meridianum (Demonio
del Mediodía).



Por último, como deidad, Pan representaba a toda la naturaleza salvaje.
De esta forma, se le atribuía la generación del miedo enloquecedor. De
ahí la palabra pánico que, en principio, significaba el temor masivo que
sufrían manadas y rebaños ante el tronar y la caída de rayos.



Según cuenta Heródoto, unos días antes de la Batalla de Maratón, un
mensajero ateniense que volvía de pedir ayuda a Esparta encontró al dios
y éste le prometió que vencerían a los persas. Por ello, tras ganar
efectivamente la batalla a causa de un súbito pánico en las filas
enemigas, fue incluido entre los grandes dioses reconocidos por el
estado. En la propia ciudad de Atenas se le consagró una de las grutas
de la vertiente Norte de la Acrópolis y se decretó en su honor una
fiesta anual donde se realizaban carreras de antorchas.



Los ritos de fertilidad originales fueron asumidos a partir del siglo V
por las Bacantes, que duraron hasta bien entrada la Edad Media. Desde
entonces, y hasta nuestros días, la imagen tradicional de Pan se asocia
con la imagen del diablo (en forma de macho cabrío) y los aquelarres.




¿Quiénes son los Dioses Olímpicos?.




En la mitología griega, los dioses olímpicos son los principales dioses
del panteón griego, que moraban en la cima del monte Olimpo, el más alto
de Grecia. Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes
reconocidos como olímpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De ahí
que a veces se haga referencia a ellos como los doce olímpicos, también
conocidos como Dodekatheon (en griego: Δωδεκάθεον < δώδεκα , dōdeka,
"doce" + θεοί, theoi, "dioses").



Los doce olímpicos ganaron su supremacía en el mundo de los dioses
después de que Zeus llevara a sus hermanos a la victoria en la guerra
contra los Titanes.



Zeus, Hera, Poseidón, Deméter,
Hestia, Hades, y Quirón (que no era un dios, sino un entrenador de los
semidioses de los niños humanos de los dioses), eran hermanos.




Ares, Hermes, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, las Cárites, Heracles,
Dioniso, Hebe, Perseo y Perséfone eran hijos de Zeus. Algunas versiones
de los mitos declaran que Hefesto nació solo de Hera.



La primera referencia antigua de sus ceremonias religiosas se encuentra
en el Himno homérico a Hermes. El culto griego de los doce olímpicos se
remonta al siglo VI a. C. en Atenas y probablemente no tiene precedentes
en la época micénica. El altar de los doce olímpicos en Atenas se fecha
generalmente en el arcontado de Pesistrato el joven, en 522/521 a. C.



El concepto de "doce dioses" es más antiguo que cualquiera de nuestras
fuentes griegas o romanas y es probable que su origen sea Anatolia.



Los seguidores de los dioses olímpicos, detalle de un bajorrelieve,
sarcófago griego, c. 240 a. C. (Museo del Louvre).Zeus, Hera, Poseidón,
Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa son siempre
considerados dioses olímpicos. Hestia, Deméter, Dioniso y Hades son los
dioses variables que completaban la docena. Perséfone pasaba la tercera
parte del año en el inframundo (provocando así el invierno) y se le
permitía volver al Olimpo durante los restantes ocho meses para que
pudiera estar con su madre, Deméter. Y, aunque Hades (mitología
romana:Plutón) siempre fue uno de los principales dioses griegos, su
morada en el mundo subterráneo de los muertos hacía su relación con los
olímpicos más delicada. Por esta razón, generalmente incluido en esta
lista. No tenía un asiento en el panteón ya que pasó casi todo su tiempo
en el inframundo, en el que era el rey.



Heródoto incluyó en su Dodekatheon las deidades siguientes: Zeus, Hera,
Poseidón, Hermes, Atenea, Apolo, Alfeo, Crono, Rea y las Cárites.
Heródoto también incluye a Heracles como uno de los doce.Luciano también
incluye a Heracles y Asclepio como miembros de los doce, sin detallar
qué dos tuvieron que ceder su sitio. En Cos, Heracles y Dioniso se
añaden a los doce y Ares y Hefesto son olvidados.Sin embargo, Píndaro,
Apolodoro y Heródoto discrepan con esto. Para ellos, Heracles no es uno
de los doce dioses, sino el que estableció su culto.Hebe, Helios, Eros
(también conocido como Cupido), Selene y Perséfone son otros importantes
dioses y diosas que a veces se incluyen en un grupo de doce. Eros se
representa a menudo junto a los otros doce, especialmente su madre
Afrodita, pero rara vez es considerado como uno de los olímpicos.



Los doce dioses y diosas que figuran entre los doce con más frecuencia.



1) Zeus: Rey de los dioses y gobernante del monte Olimpo; dios del cielo
y el trueno. Hijo menor de los titanes Crono y Rea. Los símbolos
incluyen el rayo, el águila, el roble, el cetro y la balanza. Hermano y
marido de Hera, aunque tuvo muchos amantes.



2) Hera: Reina de los dioses y diosa del matrimonio y la familia. Los
símbolos incluyen el pavo real, la granada, la corona, el cuco, el león y
la vaca. Hija menor de Crono y Rea. Esposa y hermana de Zeus. Siendo la
diosa del matrimonio, con frecuencia trata de vengarse de las amantes
de Zeus y sus hijos.



3) Poseidón: Señor de los mares, los terremotos y los caballos. Los
símbolos incluyen el caballo, el toro, el delfín y el tridente. Medio
hijo de Crono y Rea. Hermano de Zeus y Hades. Casado con la nereida
Anfítrite, aunque, como la mayor parte de dioses masculinos griegos,
tuvo muchos amantes.



4) Dioniso: Dios del vino, las celebraciones y el éxtasis. Dios patrón
del arte del teatro. Los símbolos incluyen la vid, la hiedra, la copa,
el tigre, la pantera, el leopardo, el delfín y la cabra. Hijo de Zeus y
de la mortal princesa de Tebas Sémele. Casado con la princesa cretense
Ariadna. El olímpico más joven, así como el único nacido de una mujer
mortal.



5) Apolo: Dios de la luz, el conocimiento, la música, la poesía, la
profecía y el tiro con arco. Los símbolos incluyen el sol, la lira, el
arco y la flecha, el cuervo, el delfín, el lobo, el cisne y el ratón.
Hermano gemelo de Artemisa. Hijo menor de Zeus y Leto.



6) Diana: Diosa virgen de la caza, la virginidad, el parto, el tiro con
arco y todos los animales. Los símbolos incluyen la luna, el ciervo, el
perro de caza, la osa, la serpiente, el ciprés y el arco y la flecha.
Hermana gemela de Apolo. Hija mayor de Zeus y Leto.



7) Hermes: Mensajero de los dioses; dios del comercio y los ladrones.
Los símbolos incluyen el caduceo (vara entrelazada con dos serpientes),
las sandalias y el casco alados, la cigüeña y la tortuga (cuyo caparazón
usó para inventar la lira). Hijo de Zeus y la ninfa Maia. El segundo
olímpico más joven, apenas mayor que Dioniso. Se casó con Dríope, hija
del rey Dríope, y su hijo Pan se convirtió en el dios de la naturaleza,
el señor de los sátiros, el inventor de la flauta y el compañero de
Dioniso.



8) Atenea: Virgen diosa de la sabiduría, la artesanía, la defensa y la
guerra estratégica. Los símbolos incluyen el búho y el olivo. Hija de
Zeus y de la oceánide Metis, surgida de la cabeza de su padre totalmente
adulta y con armadura de combate completa después de que este se
hubiera tragado a su madre.



9) Ares: Dios de la guerra, la violencia y el derramamiento de sangre.
Los símbolos incluyen el jabalí, la serpiente, el perro, el buitre, la
lanza y el escudo. Hijo de Zeus y Hera, todos los otros dioses (con
exclusión de Afrodita) lo despreciaban. Su nombre latino, Marte, nos dio
la palabra "marcial".



10) Afrodita: Diosa del amor, la belleza y el deseo. Los símbolos
incluyen la paloma, el pájaro, la manzana, la abeja, el cisne, el mirto y
la rosa. Hija de Zeus y de la oceánide Dione, o tal vez nacida de la
espuma del mar después de que la sangre de Urano goteara sobre la tierra
y el mar tras ser derrotado por su hijo menor Crono. Casada con
Hefesto, aunque tuvo muchas relaciones adúlteras, en especial con Ares.
Su nombre nos dio la palabra "afrodisíaco".



11) Hefesto: Maestro herrero y artesano de los dioses; dios del fuego y
la forja. Los símbolos incluyen el fuego, el yunque, el hacha, el burro,
el martillo, las tenazas y la codorniz. Hijo de Hera, por Zeus o solo.
Después de que él naciera, sus padres le arrojaron fuera del monte
Olimpo, aterrizando en la isla de Lemnos. Casado con Afrodita, aunque a
diferencia de la mayoría de los maridos divinos, raramente fue
licencioso. Su nombre latino, Vulcano, nos dio la palabra "volcán".



12) Deméter: Diosa de la fertilidad, la agricultura, la naturaleza y las
estaciones del año. Los símbolos incluyen la amapola, el trigo, la
antorcha y el cerdo. Medio hija de Crono y Rea. Su nombre latino, Ceres,
nos dio la palabra "cereal".




AQUILES (ἄχος akhos (‘dolor’, ‘pena’) y λαός laos (‘pueblo’, ‘tribu’, ‘nación’)






En la mitología griega, Aquiles (en griego antiguo Ἀχιλλεύς Αἰακίδης,
Akhilleus Aiakidēs, también transliterado como Aquileo), nieto de Éaco e
hijo de Peleo y de la diosa Tetis, fue un héroe de la Guerra de Troya y
uno de los principales protagonistas y más grandes guerreros de la
Ilíada de Homero. En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser
calificado como «el de los pies ligeros», ya que se le consideraba el
más veloz de los hombres.



Aquiles era el hijo del mortal Peleo, rey de los mirmidones en Ftía
(sureste de Tesalia), y la diosa marina Tetis. Zeus y Poseidón se habían
disputado su mano hasta que Prometeo (o, según otras fuentes, Temis),
profetizó que Tetis engendraría un hijo más grande que su padre. Por
esta razón ambos tuvieron que renunciar a su deseo, y Tetis fue obligada
a casarse con Peleo. Hay una versión alternativa en las Argonáuticas,
donde Hera alude a la casta resistencia de Tetis a los avances de Zeus,
por lo que habría sido leal al lazo matrimonial de Hera rechazándole
fríamente.



Según el poema incompleto Aquileida, escrito por Estacio en el siglo I,
versión que no aparece en otras fuentes, cuando Aquiles nació Tetis
intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia, pero olvidó
mojar el talón por el que le sujetaba, dejando vulnerable ese punto.
(Véase talón de Aquiles, tendón de Aquiles.) No está claro si esta
versión del mito se conocía anteriormente. En otra versión de la
historia, Tetis ungía al niño con ambrosía y lo ponía al fuego del hogar
para quemar las partes mortales de su cuerpo. Fue interrumpida en estos
quehaceres por Peleo, que arrancó con violencia al niño de sus manos y
éste quedó con un talón carbonizado. Tetis, enfurecida, abandonó a
ambos. Peleo sustituyó el talón quemado de Aquiles por la taba del
gigante Dámiso, célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se
nombrara a Aquiles como ‘el de los pies ligeros’ (podas ôkus).



Sin embargo, ninguna de las fuentes anteriores a Estacio hace referencia
a esta invulnerabilidad. Al contrario, en la Ilíada Homero menciona que
Aquiles es herido: en el Libro XXI el héroe peonio Asteropeo, hijo de
Pelegón, desafía a Aquiles junto al río Escamandro. Le arrojó dos lanzas
a la vez, alcanzando una el hombro de Aquiles, «del cual brotó negra
sangre».Tampoco en los poemas fragmentarios del ciclo troyano en los que
aparece una descripción de la muerte del héroe —Cipria (autor
desconocido), Etiópida de Arctino de Mileto, Pequeña Ilíada de Lesques e
Iliupersis de Arctino— hay rastro de referencias a su invulnerabilidad o
su famoso talón. En vasijas pintadas posteriores representando la
muerte de Aquiles, una flecha (o en muchos casos varias) alcanza su
cuerpo.



Peleo confió a Aquiles y Patroclo al centauro Quirón en el monte Pelión
para que los criase. Quirón los alimentó con fieros jabalíes, entrañas
de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, les enseñó el
tiro con arco, el arte de la elocuencia y la curación de las heridas.
La musa Calíope les enseñó el canto, y el profeta Calcante predijo que a
Aquiles se le daría a escoger entre una vida corta y gloriosa o larga
en años y anodina.



También en el canto IX de la Ilíada se cuenta que en la embajada
integrada por Odiseo, Áyax Telamonio y Fénix que este último —caballero
mirmidón— habría criado al héroe cuando era un niño, mencionando pasajes
íntimos de su infancia, así como en otros comentarios de la obra la
convivencia con su madre la nereida Tetis en el palacio de su padre. Por
otro lado en Ifigenia en Áulide de Eurípides se canta que Quirón
predijo las hazañas de Aquiles.



Algunas fuentes posteriores a Homero afirman que para mantener a Aquiles
alejado de la guerra, Tetis (o en algunas versiones Peleo) escondió al
joven en la corte de Licomedes, rey de Esciro. Allí Aquiles fue
disfrazado de doncella y vivió entre las hijas de Licomedes con el
nombre de Pirra (‘pelirroja’). Con una de ellas, Deidamia, a quien en la
versión de Estacio violaba, tuvo a su único hijo, Neoptólemo (también
llamado Pirro, por el apodo de su padre). Según esta historia, Odiseo
supo por el profeta Calcas que los aqueos serían incapaces de capturar
Troya sin la ayuda Aquiles, por lo que marchó a Esciro disfrazado de
vendedor ambulante vendiendo ropas y joyas femeninas entre las que puso
un escudo y una lanza. Cuando Aquiles inmediatamente tomó la lanza,
Odiseo le descubrió a pesar del disfraz y le convenció para unirse a la
campaña de Troya. En otra versión de la historia, Odiseo tocó una
trompeta de alarma mientras estaba con las mujeres de Licomedes.
Mientras éstas huyeron presas del pánico, Aquiles se preparó para
defender la corte, desvelando así su identidad.



En la Odisea de Homero hay un pasaje en el que Odiseo navega hasta el
inframundo y conversa con las sombras. Una de éstas es Aquiles, quien
saludado como «bendito en vida, bendito en la muerte», responde que
preferiría ser esclavo del peor de los amos a rey de todos los muertos.
Esto ha sido interpretado como un rechazo a su vida de guerrero, pero
también como una humillación a la levedad de su martirio. Aquiles era
adorado como un dios del mar en muchas de las colonias griegas del mar
Negro, ubicación de la mítica «Isla Blanca» en la que se decía que
habitaba tras su muerte, junto con muchos otros héroes.



La literatura posthomérica explora una interpretación pederasta del amor
entre Aquiles y Patroclo. Para los siglos V y IV, la estrecha —y
discutiblemente ambigua— amistad retratada por Homero floreció en una
inequívoca relación amorosa y erótica en las obras de Esquilo, Platón y
Esquines, y parece haber inspirado los enigmáticos versos en el
Alejandra de Licofrón que afirmaban que Aquiles mató a Troilo por una
cuestión de amor no correspondido.



Los reyes de Epiro reivindicaban ser descendientes de Aquiles por su
hijo. Alejandro Magno, hijo de la princesa Olimpia de Epiro, podría por
tanto reclamar también este parentesco, y se esforzó en ser como su gran
antepasado de muchas formas. Se dice que visitó su tumba al pasar por
Troya.



Algunos también afirman que Aquiles se casó con Medea y que tras su
muerte ambos se unieron en los Campos Elíseos del Hades, como Hera
prometiese a Tetis en la Argonáutica de Apolonio. En algunas versiones
del mito, Aquiles tuvo una aventura con su cautiva Briseida.



La Ilíada de Homero es el relato más famoso de las hazañas de Aquiles en
la Guerra de Troya. La épica homérica sólo abarca unas pocas semanas de
la guerra y no narra la muerte de Aquiles. Comienza con su retirada de
la batalla tras ser deshonrado por Agamenón, el comandante de las
fuerzas aqueas. Agamenón había tomado a una mujer llamada Criseida como
esclava, y el padre de ésta, Crises, un sacerdote de Apolo, le rogó que
se la devolviera. Agamenón se negó y Apolo envió una plaga entre los
griegos. El profeta Calcante determinó correctamente la fuente de los
problemas pero no quiso hablar a menos que Aquiles jurase protegerle.
Aquiles así lo hizo, por lo que Calcante declaró que Criseida debía ser
devuelta a su padre. Agamenón accedió, pero exigió entonces que la
esclava de Aquiles, Briseida, debía dársele como reemplazo. Enfadado por
esta deshonra (y como dice más tarde, porque amaba a Briseida) y a
instancias de Tetis, Aquiles se negó a luchar y llevar a sus mirmidones
junto a las fuerzas griegas.



Como la batalla se volvió contra los griegos, Néstor declaró que si
Agamenón no hubiese enfadado a Aquiles, los troyanos no estarían
ganando, y le pidió que le aplacase. Agamenón accedió y envió a Odiseo y
a otros dos jefes para ofrecer a Aquiles la devolución de Briseida y
otros obsequios. Aquiles los rechazó tercamente y pidió a los griegos
que navegaran de vuelta a casa como él estaba planeando hacer.



Sin embargo, deseando conservar su gloria a pesar de su ausencia de la
batalla, finalmente Aquiles rezó a su madre Tetis, pidiéndole que rogase
a Zeus que permitiese a los troyanos hacer retroceder a las fuerzas
griegas. Los troyanos, dirigidos por Héctor, hicieron así retroceder al
ejército griego hasta las playas y asaltaron sus barcos. Con las fuerzas
griegas al borde de la destrucción absoluta, Aquiles accedió a que
Patroclo llevase a los mirmidones a la batalla, aunque él permanecería
en su tienda. Patroclo logró repeler a los troyanos de las playas, pero
murió a manos de Héctor antes de que lograsen asaltar realmente la
ciudad de Troya.



Tras recibir de Antíloco, el hijo de Néstor, la noticia de la muerte de
Patroclo, Aquiles lloró sobre el cuerpo de su amigo. Su madre Tetis vino
a consolar al afligido Aquiles, persuadiéndole para que Hefesto le
hiciese una nueva armadura, en lugar de la que Patroclo había llevado y
que fue arrebatada por Héctor. La nueva armadura incluía el escudo de
Aquiles, descrito con gran detalle por el poeta.



Enfurecido por la muerte de Patroclo, Aquiles terminó con su negativa a
luchar y regresó al campo de batalla matando muchos hombres en su ira,
pero siempre buscando a Héctor. Incluso luchó contra el dios fluvial
Escamandro, que se enfadó porque estaba obstruyendo sus aguas con todos
los hombres que mataba. El dios intentó ahogarle pero fue detenido por
Hera y Hefesto. El propio Zeus advirtió la furia de Aquiles y envió a
los dioses para contenerlos, pues Troya no debía destruirse aún.
Finalmente Aquiles encontró a su víctima y persiguió a Héctor alrededor
de las murallas de Troya. Dieron tres vueltas en torno a ellas hasta que
Atenea tomó la forma de Deífobo, hermano de Héctor y así convenció a
este último para luchar cara a cara contra Aquiles. Aquiles obtuvo su
venganza y mató a Héctor clavándole la lanza en el cuello. Entonces ató
el cuerpo a su carro y lo arrastró por el campo de batalla durante nueve
días. Luego presidió los juegos funerarios en honor de Patroclo.



Con la ayuda del dios Hermes, Príamo, el padre de Héctor, fue a la
tienda de Aquiles y le convenció de que le permitiese celebrar los ritos
funerarios de su hijo. El pasaje final de la Ilíada es el funeral de
Héctor, tras el que la caída de Troya es sólo una cuestión de tiempo.



Aquiles, tras su tregua temporal con Príamo, luchó y mató a la reina
amazona Pentesilea. Aquiles atravesó su pecho con una lanza, pero al
verla morir quedó sobrecogido por su belleza, y cuando Tersites, uno de
los soldados griegos, se burló de él por esta pasión, Aquiles le mató.
Diomedes, primo de Tersites, arrojó en venganza el cuerpo de la amazona
al río Escamandro. Según otras versiones, fue Aquiles quien lo enterró
en las orillas de este río.



Tras la muerte de Patroclo, el compañero más cercano de Aquiles pasó a
ser Antíloco, el hijo de Néstor. Cuando Memnón de Etiopía mató a
Antíloco, Aquiles irrumpió de nuevo en el campo de batalla buscando
venganza. La lucha entre Aquiles y Memnón por Antíloco se hace eco de la
de Aquiles y Héctor por Patroclo, salvo porque Memnón (a diferencia de
Héctor) es también hijo de una diosa, como Aquiles. Muchos
investigadores homéricos argumentan que este episodio inspiró muchos
detalles de la Ilíada sobre la descripción de la muerte de Patroclo y la
reacción de Aquiles. El episodio formó así la base de la épica cíclica
Etiópida, que fue compuesta tras la Ilíada, posiblemente el siglo VII a.
C. La Etiópida se ha perdido, salvo por fragmentos dispersos citados
por autores posteriores. Quinto de Esmirna también nos da un tratamiento
épico a la muerte de Memnón y a la inmortalidad entonces concedida por
Zeus, así como una descripción lírica del extremo dolor de sus
compatriotas.



Como había predicho Héctor en su último aliento, Paris mató más tarde a
Aquiles, bien con una flecha (en el talón según Estacio) o con un
cuchillo por la espalda cuando visitaba a Políxena, una princesa
troyana. En algunas versiones, el dios Apolo guiaba la flecha de Paris, o
bien era Apolo el que lo mataba sin intervención de Paris.



Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos
funerarios. Aquiles fue representado en la pérdida épica de la Guerra de
Troya de Arctino de Mileto viviendo tras su muerte en la isla de Leuce
en la desembocadura del Danubio.



Más tarde Filoctetes mató a Paris usando el enorme arco de Heracles.



El destino de la armadura de Aquiles.



La armadura de Aquiles fue objeto de una disputa entre Odiseo y Áyax el
Grande (primo mayor de Aquiles). Ambos compitieron por ella dando
discursos sobre por qué fueron los más bravos tras Aquiles y los más
merecedores del mismo. Odiseo ganó. Áyax se volvió loco de dolor y
angustia y juró matar a sus compañeros; empezó a matar vacas u ovejas,
creyendo en su locura que eran soldados griegos. Entonces se suicidó.




LAS GUERRAS MÉDICAS.






Antecedentes: la sublevación de Jonia. Artículo principal: Revuelta jónica

(Libros V y VI de las Historia de Heródoto)



En el siglo VII a. C. las mismas se encontraban bajo la soberanía del
reino de Lidia, si bien gozaban de cierta autonomía a cambio de pagarle
tributo. En 546 a. C. el rey Creso de Lidia (el último monarca lidio en
gobernar Jonia) fue derrotado por el rey persa Ciro, pasando desde
entonces su reino y las ciudades griegas a formar parte del Imperio
persa.



Darío I, sucesor de Ciro, gobernó las ciudades griegas con tacto y
procurando ser tolerante. Pero, como habían hecho sus antecesores,
siguió la estrategia de dividir y vencer: apoyó el desarrollo comercial
de los fenicios, que formaban parte de su imperio desde antes, y que
eran rivales tradicionales de los griegos. Además, los jonios sufrieron
duros golpes, como la conquista de su floreciente suburbio de Naucratis,
en Egipto, la conquista de Bizancio, llave del Mar Negro, y la caída de
Síbaris, uno de sus mayores mercados de tejidos y un punto de apoyo
vital para el comercio.



De estas acciones se derivó un resentimiento contra el opresor persa. El
ambicioso tirano de Mileto, Aristágoras, aprovechó este sentimiento
para movilizar a las ciudades jónicas contra el Imperio persa, en el año
499 a. C. Aristágoras pidió ayuda a las metrópolis de la Hélade, pero
sólo Atenas, que envió 20 barcos (probablemente la mitad de su flota) y
Eretria (en la isla de Eubea), , acudieron en su ayuda; no recibió ayuda
de Esparta. El ejército griego se dirigió a Sardes, capital de la
satrapía persa de Lidia, y la redujo a cenizas, mientras que la flota
recuperaba Bizancio. Darío I, por su parte, envió un ejército que
destruyó al ejército griego en Éfeso y hundió la flota helena en la
batalla naval de Lade.



Tras sofocar la rebelión, los persas reconquistaron una tras otra las
ciudades jonias y, después de un largo asedio, arrasaron Mileto. Murió
en combate la mayor parte de la población, y los supervivientes fueron
esclavizados y deportados a Mesopotamia.



La Primera Guerra MédicaArtículo principal: Primera Guerra Médica

(Libro VI de la Historia de Heródoto)







Darío I, rey de los persas.Tras el duro golpe dado a las polis jonias,
Darío I se decidió a castigar a aquellos que habían auxiliado a los
rebeldes. Según la leyenda, preguntó: «¿Quién es esa gente que se llama
atenienses?», y al conocer la respuesta, exclamó: «¡Oh Ormuz, dame
ocasión de vengarme de los atenienses!». Después, cada vez que se
sentaba a la mesa, uno de sus servidores debía decirle tres veces al
oído «¡Señor, acordaos de los atenienses!». Es por esto que encargó la
dirección de la represalia a su sobrino Artafernes y a un noble llamado
Datis.



Mientras tanto, en Atenas algunos hombres ya veían los signos del
inminente peligro. El primero de ellos fue Temístocles, elegido arconte
en 493 a. C. Temístocles creía que la Hélade no tendría salvación en
caso de un ataque persa, si Atenas no desarrollaba antes una poderosa
marina.



De esta forma, fortificó el puerto de El Pireo, convirtiéndolo en una
poderosa base naval, más pronto surgiría un rival político que impediría
el resto de sus reformas. Se trataba de Milcíades, miembro de una gran
familia ateniense huida de las costas del Asia Menor. Se oponía a
Temístocles porque consideraba que los griegos debían defenderse primero
por tierra, esperanzado en la supremacía de las largas lanzas griegas
contra los arqueros persas. Los atenienses decidieron poner en sus manos
la situación, enfrentando así la invasión persa.



La flota persa se hizo a la mar en el verano de 490 a. C., dirigidos por
Artafernes, conquistando las islas Cícladas y posteriormente Eubea,
como represalia a su intervención en la revuelta jonia. Posteriormente,
el ejército persa, comandado por Datis, desembarcó en la costa oriental
del Ática, en la llanura de Maratón, lugar recomendado por Hipias
(anterior tirano de Atenas, a favor de los persas desde su exilio) para
ofrecer batalla, por considerarla el mejor lugar para que actuara la
caballería persa.



Maratón (septiembre, 490 a. C.)Artículo principal: Batalla de Maratón





Milcíades, avisado del desembarco persa, exhortó a los atenienses a
hacerles frente. Los persas, perseguidos por los griegos, que mataron
numerosos enemigos en fuga y lograron apoderarse de ocho naves enemigas,
pero que no pudieron cortar la retirada del grueso del ejército persa,
que protegido por la reagrupación y sacrificio de algunos cientos de
hombres pudo reembarcarse precipitadamente. De inmediato dio Artafernes
la orden de dirigirse hacia Atenas, esperando llegar a una ciudad
desguarnecida.



Las bajas persas ascendieron a más de 6.000 hombres, mientras los
griegos sólo perdieron 192, incluido el polemarco Calímaco. Milcíades
ordenó dirigirse de inmediato a Atenas y envió por delante a su mejor
corredor-mensajero, el propio Filípides, para levantar la moral
combativa de la ciudad. Filípides dio la sensacional noticia de la
victoria y cayó muerto por el esfuerzo, según la tradición, aunque
algunos autores apuntan que fue por consecuencia de las heridas
recibidas en el combate. Las tropas llegaron horas después, a marcha
forzada, y se fortificaron en el Pireo y la propia Atenas. Ante el
evidente despliegue defensivo de los griegos y la desmoralización de las
multitudinarias tropas persas, Artafernes no se decidió a desembarcar y
dirigió las naves hacia el Asia Menor.



Tres días después de la batalla, los espartanos mandaron 300 hombres al
mando de uno de sus generales, pero en la llanura de Maratón sólo yacían
los restos de los caídos de ambos bandos, pues los atenienses, en la
precipitación de su retorno a su ciudad, no habían tenido tiempo de
sepultar a sus hombres.



La derrota de los persas se debió a dos factores fundamentales. Uno era
la organización estratégica persa, que hacía combatir a sus hombres
agrupados por nacionalidades, no por armas, lo que debilitaba
militarmente a sus fuerzas pero era necesario para mantener la
disciplina en un ejército que combatía en su mayor parte (con la
excepción de medos y persas propiamente dichos) para un monarca invasor
de su propio país, invadiendo otro país extraño. El segundo y no menos
importante, consistía en que los griegos, al contrario de sus enemigos,
estaban animados por un patriotismo muy poco conocido en aquella época,
alimentado sobre todo por los logros políticos de la democracia
ateniense, hija de las reformas de Clístenes, que hacía de los
ciudadanos de Atenas hombres especialmente libres y con derechos
políticos, en comparación con los súbditos de otras naciones
organizadas, regidas casi todas por déspotas absolutos.



Temístocles retoma el mando en Atenas



Acrópolis de Atenas.El victorioso Milcíades quiso aprovechar el momento
de gloria para expandir el poder de Atenas en el Mar Egeo, por lo que
poco después de Maratón envió una parte de la flota contra las islas
Cícladas, sometidas todavía a los persas. Atacó la isla de Paros,
exigiendo a sus habitantes un tributo de 100 talentos, y al negarse la
ciudad le puso sitio, pero la defensa fue tan ardua que los griegos
tuvieron que contentarse con unos pocos saqueos. Este pobre resultado
empezó a desilusionar a los atenienses con respecto a Milcíades,
llegando a verle incluso como un tirano que despreciaba las leyes.



Los enemigos de Milcíades le acusaron de haber engañado al pueblo y le
sometieron a proceso, en el que no se pudo defender por haber sido
herido en un accidente y estar postrado en una camilla. Se le declaró
culpable, salvando la pena capital común en estos casos por los
servicios prestados antes a la patria, condenándole a pagar la elevada
suma de 50 talentos. Poco después moriría a causa de sus heridas. Sería
ahora Temístocles quien tomaría las riendas de Atenas.



En el año 481 a. C., los representantes de diferentes poleis,
encabezadas por Atenas y Esparta, firmaron un pacto militar (symmaquia)
para protegerse de un posible ataque del Imperio aqueménida . Según este
pacto, en caso de invasión correspondería a Esparta la tarea de dirigir
el ejército helénico. Su resultado fue una tregua general, que incluso
propició el regreso de algunos desterrados.



La Segunda Guerra Médica. Artículo principal: Segunda Guerra Médica

(Libros VII, VIII y IX de las Historia de Heródoto)



«Tendréis toda la tierra y el agua que queráis»Tras la muerte de Darío,
su hijo Jerjes subió al poder, ocupándose los primeros años de su
reinado en reprimir revueltas en Egipto y Babilonia, y preparándose a
continuación para atacar a los griegos. Antes había enviado a Grecia
embajadores a todas las ciudades para pedirles tierra y agua, símbolos
de sumisión. Muchas islas y ciudades aceptaron, pero no Atenas y
Esparta. Se cuenta que los espartanos, al igual que sucedió en Atenas,
ignorando la inmunidad diplomática, respondieron a los embajadores:
«Tendréis toda la tierra y el agua que queráis», y los tomaron y
arrojaron a un pozo. Era una declaración de intenciones hostiles
definitiva.



Sin embargo, en Esparta se empezaron a dar augurios nefastos, causados
por la ira de los dioses debido a este acto de insolencia. Se llamó a
los ciudadanos espartanos para solicitar si alguno de ellos era capaz de
sacrificarse para satisfacer a los dioses y aplacar su ira. Dos ricos
espartanos ofrecieron entregarse al rey persa, y se encaminaron hacia
Susa, donde los recibió Jerjes, quien quiso obligarles a postrarse ante
él. Sin embargo, los emisarios espartanos se resistieron, y le
respondieron: «Rey de los medos, los lacedemonios nos han enviado para
que puedas vengar en nosotros la muerte dada a tus embajadores en
Esparta». Jerjes les respondió que no iba a hacerse reo del mismo
crimen, ni creía que con su muerte los liberaría de la deshonra.



Las Termópilas. Artículo principal: Batalla de las Termópilas



Leónidas en las Termópilas.El poderoso ejército de Jerjes, que se estima
en alrededor de 500.000 hombres (sin embargo, se considera hoy en día
que la logística de la época sólo podría haber alcanzado para unos
250.000), mejor equipados que aquellos bajo el mando de Darío, partió el
480 a. C.



Llevaban en la cabeza una especie de sombrero llamado tiara, de fieltro
de lana; alrededor del cuerpo, túnicas de mangas guarnecidas a manera de
escamas; cubrían sus piernas con una especie de pantalón largo; en vez
de escudos de metal portaban escudos de mimbre; tienen lanzas cortas,
arcos grandes, flechas de caña de aljabas y puñales pendiendo de la
cintura.



(Plutarco)



El Estado Mayor de Jerjes estaba compuesto por seis miembros, muchos de
ellos parientes cercanos del rey: Mardonio, Tritantacmes, Esmerdomenes,
Masistes, Gergis y Megabizo.



Para cruzar el Helesponto, en un pasaje de Heródoto se nos cuenta cómo
se construyó un imponente puente de barcas por el cual el ejército de
Jerjes debía atravesar el mar, pero una tormenta lo destruyó, y Jerjes
culpó al mar ordenando a sus torturadores que dieran mil latigazos como
castigo a las aguas.



Finalmente cruzó el mar y siguiendo la ruta de la costa se adentró en la
península. Paralelamente, la flota avanzaba bordeando la costa, para lo
cual se construyó también un canal para evitar el tempestuoso cabo del
Monte Athos. Las tropas helenas, que conocían estos movimientos,
decidieron detenerlos el máximo tiempo posible en el desfiladero de las
Termópilas (que significa «Puertas Calientes»). Al menos el tiempo
suficiente para asegurar la defensa de Grecia en el istmo de Corinto.



En este lugar, el rey espartano Leónidas I situó a unos 300 soldados
espartanos y 1000 más de otras regiones. Jerjes le envió un mensaje
exhortándoles a entregar las armas, a lo que respondieron: «Ven a
tomarlas». Tras cinco días de espera, y viendo que su superioridad
numérica no hacía huir al enemigo, los persas atacaron.



El ejército griego se basaba en el núcleo de la infantería pesada de los
hoplitas, soldados de infantería con un gran escudo (hoplon, de ahí su
nombre), una lanza, coraza y cnémidas de protección. Formaban en
falange, presentando un muro de bronce y hierro con el objetivo de
detener a los enemigos en la lucha cuerpo a cuerpo.



Las técnicas persas se basaban en una infantería ligera, sin corazas y
con armas arrojadizas principalmente, además de la famosa caballería de
arqueros y carros. El único cuerpo de élite persa eran los llamados
«Inmortales», soldados de infantería pesada que constituían la guardia
personal del rey persa.



Sin embargo, en aquel desfiladero tan estrecho los persas no podían usar
su famosa caballería, y su superioridad numérica quedaba bloqueada,
pues sus lanzas eran más cortas que las griegas. La estrechez del paso
les hacía combatir con similar número de efectivos en cada oleada persa,
por lo que no les quedó más opción que replegarse después de dos días
de batalla.



Pero ocurrió que un traidor, llamado Efialtes, condujo a Jerjes a través
de los bosques para llegar por la retaguardia a la salida de las
Termópilas.



La protección del camino había sido encomendada a 1.000 focidios, que
tenían excelentes posiciones defensivas, pero éstos se acobardaron ante
el avance persa y huyeron. Al conocer la noticia, algunos griegos
hicieron ver lo inútil de su situación para evitar una matanza,
decidiendo entonces Leónidas dejar partir a los que quisieran marcharse,
quedándose él, su ejército de 300 espartanos y 700 hoplitas de Tespias,
firmes en sus puestos.



Atacados por el frente y la espalda, los espartanos y los tespias
sucumbieron después de haber aniquilado a 10.000 persas. Posteriormente
se levantaría en ese lugar una inscripción (Heródoto VII 228):



ὦ ξεῖν’, ἀγγέλλειν Λακεδαιμονίοις ὅτι τῇδε

κείμεθα, τοῖς κείνων ῥήμασι πειθόμενοι.



«Extranjero, informa a los espartanos que aquí

yacemos obedeciendo a sus preceptos».



Una nota sobre la traducción: ya sea de forma poética o interpretada el
texto no debería leerse en tono imperativo sino como una petición de
ayuda parte de un saludo para un visitante. Lo que se busca en la
petición es que el visitante, una vez deje el lugar, vaya y les anuncie a
los espartanos que los muertos siguen aún en las Termópilas,
manteniéndose fieles hasta el fin, de acuerdo a las órdenes de su rey y
su gente. No les importaba a los guerreros espartanos morir, o que sus
conciudadanos supieran que habían muerto. Al contrario, el tono usado es
que hasta su muerte se mantuvieron fieles. Se puede traducir de muchas
formas, usando «Lacedemonia» en vez de «Esparta», sacrificando
comprensión por literalidad.



Salamina. Artículo principal: Batalla de Salamina



Temístocles.Con el paso de las Termópilas franco, toda la Grecia central
estaba a los pies del rey persa. Tras la derrota de Leónidas, la flota
griega abandonó sus posiciones en Eubea y evacuó Atenas, buscando
refugio para las mujeres y los niños en las cercanías de la isla de
Salamina. Desde ese lugar presenciaron el saqueo e incendio de la
Acrópolis por las tropas dirigidas por Mardonio.



A pesar de ello, Temístocles aún tenía un plan: atraer a la flota persa y
entablar batalla en Salamina, con una estrategia que lograría
vencerles. Se cuenta que Temístocles envió a su esclavo Sicino (o el
eunuco Arnaces, según la fuente), haciéndose pasar por traidor ante el
rey de Persia, contándole que parte de la armada griega escaparía de
noche, incitando de este modo a Jerjes para que dividiera su flota
enviando parte de ella a cerrar el canal por el otro lado, pero no está
comprobado.



Lo cierto es que Jerjes decidió entablar combate naval, utilizando un
gran número de barcos, muchos de ellos de sus súbditos fenicios. Sin
embargo, la flota persa no tenía coordinación al atacar, mientras que
los griegos tenían perfilada su estrategia: sus alas envolverían a los
navíos persas y los empujarían unos contra otros para privarlos de
movimiento. Su plan resultó, y el caos cundió entre la flota persa, con
nefasto resultado: sus barcos se obstaculizaron y chocaron entre sí,
yéndose a pique muchos de ellos, y contando además con que los persas no
eran buenos nadadores, mientras que los griegos al caer al mar podían
nadar hasta la playa. La noche puso fin al combate, tras el cual se
retiró destruida la otrora poderosa armada persa. Jerjes presenció
impotente la batalla, desde lo alto de una colina.



Los helenos sabían que cuando llega la hora del combate, ni el número ni
la majestad de los barcos ni los gritos de guerra de los bárbaros
pueden atemorizar a los hombres que saben defenderse cuerpo a cuerpo, y
tienen el valor de atacar al enemigo.



(Plutarco)



Fin de la Segunda Guerra Médica.



Temístocles quiso llevar la guerra a Asia Menor, enviar allí la flota y
sublevar las colonias jónicas contra el rey de Persia, pero Esparta se
opuso, por el temor de dejar desprotegido el Peloponeso.



La guerra continuó al volver el ejército persa para invadir el Ática en
el 479 a. C. comandado por Mardonio bajo las órdenes de Jerjes I.
Mardonio ofreció la libertad a los griegos si firmaban la paz, pero el
único miembro del consejo de Atenas que votó a favor fue condenado a
muerte por sus compañeros. De esta forma, los atenienses hubieron de
buscar refugio nuevamente en Salamina, y su ciudad fue incendiada por
segunda vez.



Al enterarse de que el ejército espartano (increpado con amenazas por
los atenienses para que les prestaran ayuda) se dirigía contra ellos,
los persas se retiraron hacia el Oeste, hasta Platea. Dirigidos por su
regente Pausanias, conocido por su sangre fría, los espartanos, junto a
los atenienses y los demás aliados griegos lograron otra estruendosa
victoria sobre los persas, (Batalla de Platea, 27 de agosto 479 a. C.),
capturando de paso un gran botín que les estaba esperando en el
campamento persa. Además de la victoria en Platea, ocurrió poco tiempo
después el hundimiento de la flota persa en Mícala, que fue además la
señal para el levantamiento de los jonios contra sus opresores. Los
persas se retiraron de Grecia, poniendo así fin a los sueños de Jerjes I
de conquistar el mundo helénico.



Pentecontecia. Artículo principal: Pentecontecia.



Aparece la llamada Pentecontecia, término usado para referirnos al
período de la historia de Grecia desde la derrota de los persas en la
segunda guerra médica en Platea, al inicio de la Guerra del Peloponeso,
concretamente la Guerra arquidámica, en 432 a. C.



Fue un conflicto que enfrentó a las ciudades de la Liga del Peloponeso,
encabezadas por Esparta, a las de la Liga de Delos, encabezadas por
Atenas, y el comienzo de la tercera guerra médica en el 471 a. C.



La Tercera Guerra Médica.



Durante esta época los atenienses y los espartanos fundan la Liga
Ático-Délica en memoria de la symmaquia, que tendría como principal
objetivo el proteger a Atenas y las colonias jonias del Asia Menor. Esta
liga estaría totalmente comandada por Atenas, llevando así las
directrices en todos los aspectos posibles, por lo que de esta manera se
convierte en el mayor pueblo de Grecia política, económica, social,
cultural y militarmente, sobrepasando a la propia Esparta.



En este momento Temístocles es mal reconocido por el pueblo ateniense y
es exiliado, de modo que huye a las fronteras del Imperio aqueménida, y
allí se pone bajo el mando del nuevo soberano persa, Artajerjes I, que
junto a sus influencias y el acérrimo odio que ambos sentían por la
cultura griega, se decide avanzar hacia las costas griegas para
someterla definitivamente bajo el dominio persa.



Cimón, hijo de Milcíades, enterado de las intenciones de Artajerjes I,
avanza hasta la actual Turquía y derrota al ejército persa en la batalla
del río Eurimedonte en el 467 a. C.



Tras esta gran victoria, Cimón decide que se debe de nuevo promulgar la
amistad y paz con el pueblo espartano, pero los atenienses no consideran
esa opción de igual manera y los destierran por orden de Efialtes, cuyo
mandato no duró mucho y fue sucedido por Pericles, que dominó Atenas
hasta su muerte en el 429 a. C. Pericles continua la guerra contra
Persia, en la que destacan dos decisiones que realizó, la primera la de
solicitar a Cimón su vuelta del destierro y la segunda, la firma de un
tratado de paz con Artajerjes I, el cual lo acepta, llamado Paz de Cimón
en el 448 a. C. que estipula ciertas condiciones para ambos pueblos y
que es presidido por éste, razón por la que fue mandado de vuelta del
exilio, aunque realmente demostrado que fue presidido por Calias, ya que
en el año del tratado, Cimón ya había muerto, por lo que se piensa fue
realizado en su honor y recuerdo.



Las guerras médicas llegan a su fin mediante las condiciones impuestas por los griegos a los persas, a saber:



Obligación a los persas de desistir definitivamente en su conquista y expansión a Grecia.

No volver a navegar por el mar Egeo

Se les permite comerciar con las colonias griegas de Asia Menor.




LOS GRIEGOS.







DESCRIPCIÓN DE LA ANTIGUA GRECIA.







DIOSES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA







LOS GRIEGOS & SUS DIOSES












PERSEO


Perseo es un semidiós de la mitología griega, hijo de Dánae y Zeus.





Según las versiones de Apolodoro y de Pausanias, Dánae había sido
encerrada por su padre, Acrisio rey de Argos, en una torre cerca del
palacio, para impedir que tuviera trato con un varón, ya que un oráculo
había anunciado a Acrisio que moriría a manos de su nieto. Sin embargo,
el rey de los dioses, Zeus, se metamorfoseó en una lluvia de oro cayendo
desde el techo sobre Dánae y dejándola preñada.



Dánae engendró a Perseo y, al enterarse Acrisio no creyendo en el
nacimiento divino de Perseo, lo arrojó con Dánae al mar en un cofre de
madera. El mar fue calmado por el Señor del Mar, Poseidón a petición de
Zeus y ambos sobrevivieron. Alcanzaron la costa de la isla de Serifos,
donde fueron recogidos por Dictis, hermano del rey de la isla,
Polidectes, quien crió a Perseo. Dictis fue para Perseo como un padre.



Expedición para matar a MedusaLa belleza de Danae hizo que Polidectes
también cayera enamorado de ella. Pensando que el joven Perseo podía ser
un estorbo en sus planes intentó librarse de él mediante una
estratagema. Ésta consistía en hacer creer a todo el mundo que pretendía
conquistar a la princesa Hipodamía. Polidectes pidió a los habitantes
de la isla que le entregasen un caballo cada uno como presente para
poder ofrecer como regalo a la princesa. Al no tener ningún caballo que
ofrecerle, Perseo le prometió traerle la cabeza de Medusa, una de las
tres Gorgonas que podía convertir en piedra a los hombres sólo con su
mirada. Polidectes aceptó satisfecho el ofrecimiento, pensando que la
misión era un suicidio y el joven nunca regresaría.



Sin embargo, Zeus decidió ayudar a su hijo por lo que pidió a los dioses
Atenea y Hermes que le prestaran su ayuda. Hermes le dio una hoz de
acero con la que poder cortar la cabeza de Medusa mientras que Atenea le
regaló un brillante escudo y le aconsejó sobre las tareas que tendría
que realizar. Con el fin de encontrar el escondite de Medusa, Perseo fue
en busca de las hijas de Forcis, las Grayas, tres ancianas que sólo
tenían un mismo ojo y un mismo diente y que compartían pasándoselos una a
la otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente, obligándolas a
confesar donde estaba situada la residencia de Medusa a cambio de
devolvérselos.



En su camino, Perseo se encontró con las náyades, de las que consiguió
un zurrón mágico, el casco de Hades, que permitía volver invisible al
que lo llevara puesto, y unas sandalias aladas. Con la ayuda de estos
objetos logró introducirse en la residencia de las gorgonas, que, como
las Grayas, eran hijas de Forcis. Usando el escudo como espejo logró
cortar la cabeza de Medusa sin tener que mirarla. De la sangre de Medusa
nació el caballo alado Pegaso y también el gigante Crisaor. Después de
aquello, Perseo salió del palacio de las gorgonas. Esteno y Euríale,
hermanas inmortales de Medusa, lo buscaron, pero sin encontrarlo, ya que
el casco lo volvía invisible.



Rescate de Andrómeda



Perseo liberando a Andrómeda, pintura de Joachim Wtewael. París, museo
del Louvre. Los pintores renacentistas asociaron a menudo, erróneamente,
el vuelo de Perseo con el caballo alado Pegaso. En la mitología griega,
Perseo vuela con sus sandalias aladas.De vuelta a su hogar, Perseo
encontró a Andrómeda encadenada a una roca, lugar donde había sido
dejada por sus padres Cefeo y Casiopea para ser devorada por el monstruo
marino Ceto por orden de un oráculo. Perseo se enamoró de ella y
decidió liberarla, por lo que tras pedir su mano a Cefeo y Casiopea mató
al monstruo con su espada o, según otras versiones, petrificando una
parte del monstruo al mostrarle la cabeza de Medusa. Durante el banquete
de bodas con Andrómeda, llegó Fineo, tío paterno de ésta y a la vez su
prometido. Comenzó una batalla entre quienes apoyaban el enlace y los
partidarios de Fineo. Al ver que su bando iba perdiendo, Perseo no tuvo
más remedio que convertir en piedra a Fineo y a los que lo acompañaban
con la cabeza de Medusa. Perseo y Andrómeda lograron finalmente casarse y
llegaron a tener siete hijos: Perses, Alceo, Heleo, Méstor, Esténelo y
Electrión, y una hija llamada Gorgófone.



Venganza contra Polidectes



Luego regresa a Sérifos. Allí, Dictis y Dánae se han refugiado en un
templo huyendo del acoso de Polidectes. El rey está muy satisfecho en su
palacio pensando que se ha librado de Perseo.



Perseo se presenta ante Polidectes y ante toda su corte, pero ellos
empiezan a burlarse de él, entonces, mirando hacia otro lado, saca la
cabeza de Medusa y se la muestra; todos quedan petrificados con una
expresión de incredulidad en sus rostros, en especial Polidectes.
Entonces, Dictis y Danae se casan y gobiernan juntos el reino de
Serifos.



Cumplimiento de la profecía



Perseo devuelve todos los objetos mágicos y le regala a Atenea la cabeza de Medusa. Después decide regresar a Argos.



Acrisio se entera de que su nieto viaja para encontrarse con él y pone
tierra de por medio. Cuando Perseo llega, no lo encuentra. Está en un
reino vecino, Larisa, presenciando unos juegos. Perseo lo sigue. Una vez
allí, los organizadores le proponen participar en los juegos. Perseo
accede a participar en lanzamiento de disco. Cuando lo tira, lo hace con
tan mala fortuna que golpea a Acrisio en el centro del pecho y lo mata,
cumpliéndose así la profecía.



Debido a esta muerte accidental, Perseo no quiso seguir gobernando su
legítimo reino, Argos. En con­secuencia, intercambió los reinos con su
vecino y tío, y construyó para sí una ciudad poderosa, Tirinto, en la
que vivió largo tiempo con su familia.




El río Leteo


En la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Lếthê,
‘olvido’ u ‘ocultación’) es uno de los ríos del Hades. Beber de sus
aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que
se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma
que no recordasen sus vidas pasadas.



Lete era también una náyade, hija de Eris (‘Discordia’ en la Teogonía de
Hesíodo), si bien probablemente sea un personificación separada del
olvido más que una referencia al río que lleva su nombre.



Algunas religiones mistéricas privadas enseñaban la existencia de otro
río, el Mnemósine, cuyas aguas al ser bebidas hacían recordar todo y
alcanzar la omnisciencia. A los iniciados se enseñaba que se les daría a
elegir de qué río beber tras la muerte y que debían beber del Mnemósine
en lugar del Lete. Estos dos ríos aparecen en varios versos inscritos
en placas de oro del siglo IV a. C. en adelante, halladas en Turios al
sur de Italia y por todo el mundo griego.





¿Qué era & dónde se encontraba el río Estigia?.




El río Estigia (o Estige o Éstige) (en griego: Στύξ , Stux, que
significa "odio") en la mitología griega constituía el límite entre la
tierra y el mundo de los muertos, el Hades, al que circundaba nueve
veces. Los ríos infernales: El Estigia (río del odio), el Flegetonte
(río del fuego), el Lete (río del olvido), el Aqueronte (río de la
aflicción) y el Cocito (río de las lamentaciones) convergían en su
centro formando una gran ciénaga. Popularmente se creía que las almas de
los difuntos podían cruzar el Estigia en una barca guiada a veces por
Caronte y a veces por Flegias, pero la mayoría de las fuentes clásicas
afirman que el primero porteaba el Aqueronte y el segundo el Flegetonte.
Llegados al inframundo, las almas recibían un premio o un castigo en
función de la vida que habían llevado cuando vivos, de forma similar a
lo establecido por la mitología del Antiguo Egipto.[1]



La leyenda también cuenta que el Estigia volvía invulnerable cualquier parte del cuerpo que se sumergía en él. Así, Tetis bañó a su hijo Aquiles
en el río y éste logró la invulnerabilidad, a excepción del talón por
el que su madre lo sujetó al sumergirlo y que se convirtió así en su
único punto vulnerable.



En la antigüedad se decía que el Estigia era el río que marcaba la
frontera entre Ucrania y Rusia, cerca de la ciudad ucraniana de Kerch.
Ucrania estaría en el lado de los vivos y Rusia sería el lado de los
muertos.


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