sábado, 11 de marzo de 2017

Experiencias Religiosas y Escrituras

Experiencias Religiosas y Escrituras










































viernes, 29 de mayo de 2015





¿Es 1Cor 14, 31-39 un texto paulino?








En 1Cor 14,31-39 encontramos que Pablo
está hablando del don de la profecía cuando interrumpe el discurso (14,32b-36)
para referirse a la conducta que se le exige a las mujeres: deben guardar
silencio en las reuniones, deben mostrarse recatadas, si desean aprender que
pregunten a sus maridos, todo fundamentado en la ley.  Richard Pervo (Pablo después de Pablo, p.
84-86) defiende la tesis que este fragmento es un agregado de un escriba
posterior. En primer lugar porque la fuente de dicha interpolación sería 1Tm 2,
11-13 donde también se dice que las mujeres deben guardar silencio, deben ser
sumisas y no se consiente que las mujeres enseñen, todo fundamentado en el
hecho que Adán fue formado primero y después Eva. Este autor reconoce que la
tradición textual está a favor de la originalidad paulina de estos versículos,
sin embargo, esta tradición muestra cierta fluctuación en el sentido que se
ubican en distintas partes de la Carta a los Corintios. Además, y lo que es
evidente, estos versículos (14,32b-36) alteran el contexto que versa sobre las
profecías.  Este pasaje discrepa con la
idea defendida por Pablo en 1Cor 11, 2-16 en el sentido que las mujeres pueden
profetizar. El texto se funda en la ley, lo que es extraño porque cuando Pablo
fundamenta enseñanzas en la torá, suele citar un texto concreto. Por último, el
lenguaje es más afín con la literatura deuteropaulina que supone, además un
modelo doméstico de iglesia.

sábado, 23 de mayo de 2015






Filón de Alejandría sobre la Pascua


Filón describe la fiesta de la Pascua en De
Spec. Leg. II, 144-175.  La fiesta
celebra la liberación de Egipto bajo la protección de Dios de la esclavitud de
Egipto: La fiesta es una recordación y
una acción de gracias por el gran éxodo que emprendieron desde Egipto más de
dos millones de hombres y mujeres conjuntamente, acatando los oráculos
revelados. Pues bien, en esta ocasión habían dejado atrás un país saturado de
inhumanidad e inclinado a expulsar extranjeros, y, lo que es más penoso, a
asignar honores Divinos a animales irracionales, no solo domésticos sino
también salvajes. Y tan grande era la alegría que los dominaba, que nada tiene
de extraño que, movidos por un indecible entusiasmo y uña apremiante premura,
llevaran a cabo ellos personalmente los sacrificios, sin aguardar a los
sacerdotes. Lo que entonces se hizo bajo el influjo de una espontánea e
instintiva emoción, la ley permitió que se hiciera una vez cada año, para
recordarnos la obligación de la acción de gracias. Estos son los hechos tal
como los narra la historia de los antiguos tiempos
(De Spec Leg. II, 146).
Como es usual el autor le adjudica a esta celebración un significado alegórico.
Mas, para aquellos que acostumbran a
hallar el sentido alegórico detrás de la expresión literal, la fiesta de la
travesía alude a la purificación del alma. Dicen, en efecto, que el que ama la
sabiduría no se ocupa de otra cosa sino del tránsito desde el cuerpo y sus
pasiones, cada una de las cuales lo sumerge, a manera de un torrentoso río, a
menos que no frene y controle su impulso mediante las doctrinas tocantes a la
virtud
(De Spec Leg II, 147). En otra parte dice: Pero, también Moisés de los sacrificadores de la Pascua, a los que
habían sacrificado primero los alaba sobremanera, porque tras haber emprendido
la travesía .desde las pasiones de Egipto perseveraron en esa travesía y ya no
tendieron hacia ellas; en tanto que a los que
habían
sacrificado en segundo término los juzga merecedores del segundo lugar, (Nm
9,6ss) por cuanto, después de haberse alejado de aquéllas retornaron por el
mismo camino, y, como si se hubieran olvidado de sus deberes, de nuevo se
lanzaron a. hacer lo mismo, mientras los primeros habían perseverado sin
volverse atrás. Por lo tanto, Manases, el que sale del olvido». corresponde a
los que sacrificaron la Pascua en segundo término; Efraín, el fructífero, a los
que lo hicieron en primer término
(Leg
All III, 94). Un último ejemplo: Además
de liberarlos, Moisés exhorta a los israelitas a abandonar con grande  energía a la que lleva el nombre de madre de
todas las cosas monstruosas, y no
tardíamente
y de manera lenta sino con rapidez suma. Díceles, en efecto, ardorosamente
que es
preciso sacrificar la pascua, (Ex 12, 11.21) término que significa
"travesía", para que la inteligencia con ánimo resuelto y firme
disposición realice sin volverse atrás el tránsito
desde las
pasiones y dé gracias a Dios, su salvador, que la ha rescatado conduciéndola a 
una libertad
que le estaba vedada
(De Mig Abr 25).

jueves, 21 de mayo de 2015





El libro de Noé (Apócrifo)


El libro de Noé es un apócrifo que se encontró en la introducción
de un tratado medico hebreo llamado el
Libro
de Asaf
proveniente de la Italia bizantina del siglo IX o X. Las semejanzas
con
Jubileos  (especialmente Jub 10,1-4) así como sus  extrapolaciones hacen pensar a M. Himmelfarb
que la fuente del autor del
Libro de Noé es
un texto antiguo del cual
Jubileos bebió. El texto señala que el ángel Rafaél le
da a Noé un libro donde se prescribe los remedios contra las enfermedades y
dolores que han afectado a los descendientes de Noé. Y es que debido a los
errores cometidos por estos, e incitados por los malos
espíritus (descendientes de los gigantes de acuerdo a Jub 10,5), estos últimos
han originado estas enfermedades. El objetivo de los malos espíritus es
destruir a todos los seres humanos (2).  Entonces Noé
santificó sus hijos
 y a los miembros de su casa. Se acercó al
altar y ofreció sacrificios, y oró a Dios y le suplicó
(5) (Jub 10,3-6).
Como respuesta a las oraciones y sacrificios de Noé, Dios ha enviado a los
ángeles de la presencia y a Rafael para poner en prisión a la mayoría de los
malos espíritus y para que así no siguieran corrompiendo a los seres humanos
(6).  Sin embargo, el ángel dejó libres a
un décimo de los espíritus, quienes continúan atacando a los hombres malos
delante del Príncipe Mastemah, 
castigándoles, y afligiéndoles  con todo tipo de
enfermedades (8) (Jub 10,1-2.10). Es entonces que Rafael le da a Noé el libro
con los remedios para las enfermedades humanas. Esta medicina es natural,
teniendo su base en
árboles de la tierra,
vegetación del suelo y sus raíces
(9) (Jub 10,12). Además de Rafael, otros
ángeles también fueron enviados a Noé para darle recetas medicinales, las que
el patriarca anotó en un libro que posteriormente dio a su hijo mayor Shem
(11).
Para más detalles: The Book of Noah, (Trad. Martha Himmelfarb) en: Old
Testament Pseudepigrapha, p. 40-45.

lunes, 18 de mayo de 2015






Algunos aspectos de la Parábola del Hijo Prodigo (Lc 15,11-32)


La
parábola del hijo prodigo en Lc 15
versa sobre la gracia de Dios, tal como la entendían los judíos.
Cualquier
judío piadoso, y por supuesto fariseo, estaría de acuerdo con la
descripción
que hace Jesús de la gracia de Dios. De partida, fijémonos en el
contexto de la parábola. Que los hijos pidan su parte de la herencia
viene a ser una
ofensa mayor para el Padre, y para todos los casos, un escándalo social.
Es
prácticamente declararle muerto. Según el m. B. Bat. 8,7 cuando
el Padre
dividía la herencia en vida, los hijos obtenían el derecho de posesión.
Así  el Padre se incapacitaba de vender la tierra o las propiedades. Sin
embargo, el derecho de posesión del hijo se hacía efectivo una vez que
el Padre
muriese. Esto significa que si el hijo vendía sus derechos a un tercero,
éste
sólo podía usufructuar de su propiedad una vez que el Padre del hijo
muriese. El
Padre, por su parte, mantenía el derecho de los frutos de la tierra o
propiedad hasta que
muriese. Es decir, el hijo adquiría derechos que no podía hacer
efectivos sino
hasta la muerte del Padre, y este se veía seriamente limitado en el
ejercicio
de sus derechos. Para Jesús la gracia divina implica que los hijos de
Dios  tomen sus propias
decisiones. La libertad de los hijos es más fuerte que el Padre, cuyo
amor, sin
embargo, sigue siendo incondicional.

Un segundo aspecto de la gracia divina
entendida por los judíos tiene que ver con la actitud de ambos hijos. En algo
estos se asemejan. Ambos entienden la relación con el Padre en términos
mercantiles. Tú me das siempre que yo te dé. En el caso del menor esta actitud
se manifiesta incluso una vez que ha decidido regresar donde el Padre:  A
cuántos jornaleros de mi padre les sobra el pan mientras yo me muero de hambre.
15,18: Me pondré en camino a casa de mi padre y le diré: He pecado contra Dios
y te he ofendido; 15,19: ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno
de tus jornaleros.
En el caso del hijo mayor esta actitud se mantiene hasta
el final y tiene como consecuencia la trágica distancia entre los hermanos (el
mayor no reconoce al menor como tal): Mira,
tantos años llevo sirviéndote, sin desobedecer una orden tuya, y nunca me has
dado un cabrito para comérmelo con mis amigos. 15,30: Pero, cuando ha llegado
ese hijo tuyo, que ha gastado tu fortuna con prostitutas, has matado para él el
ternero engordado.
La dimensión mercantilista está ausente del Padre. 
El quid de la gracia divina se en el
perdón de Dios que irrumpe con fuerza y puede cambiarlo todo. Jesús estaría de
acuerdo con Pesikta Derav Kahana 24,12: El
versículo, “ábrete para mí” (Cantar 5,2) el Santo está diciendo: “Haz para mí
una apertura tan grande como un ojo de una aguja y yo haré la apertura tan
grande que carros lleno de soldados y batallones puedan pasar a través de el”.
De
la misma manera R. Meir ilustra la posición de los fariseos cuando dice: “Vas a retornar donde el Señor tu Dios”, R.
Samuel Pargrita dijo en nombre de R. Meir: El problema puede ser comparado con
el hijo de un rey que adoptó actitudes perversas. El rey le envió un tutor que
le imploraba: “Arrepiéntete, mi hijo”. El hijo, sin embargo, lo envió de
regreso con el siguiente mensaje: “¿Cómo puedo yo tener el valor de regresar?
Me siento avergonzado de volver a ti”. Entonces, el Padre vuelve a enviar un
mensaje: “Mi hijo, ¿puede un hijo avergonzarse de volver donde su Padre? ¿No
está acaso volviendo donde su Padre?”. Entonces el Santo, bendito sea, envió a
Jeremías a Israel, cuando ellos pecaron, y le dijo: “Id y decidle a mis hijos,
retornad”
(Dt Rabbah 2,24).
Para más detalles: Brad H. Young, Jesus the Jewish
Theologian, p. 143-154.

sábado, 9 de mayo de 2015






La imagen de Adán, los vestidos gloriosos y la práctica hesicasta








Una interesante tradición del Pseudo Macario
respecto a Adán se preserva en la Homilía II. 12.1 [xxvii] donde se dice que cuando pecó Adán perdió dos cosas. Primero la posesión de su naturaleza, tan querida,
creada de acuerdo a la imagen y semejanza de Dios. Segundo, perdió la imagen en
sí misma, que había sido extendida sobre él, de acuerdo a la promesa de Dios,
la herencia celestial total.
Más aún, otro texto importante en la homilía
nos dice que antes del primer pecado, Adán y Eva  estaban vestidos con la Gloria de Dios (II.12.8)[xxix].
Ambos textos sugieren una continuidad entre la imagen de Adán y los vestidos de
Gloria.  Un aspecto importante del Pseudo
Macario es la distinción que hace entre la naturaleza
de Adán, creada de acuerdo a la imagen y semejanza de Dios [xxx], y la imagen misma de Adán, refiriéndose a dos
cosas independientes que se perdieron al mismo tiempo con el primer pecado.
Esta es una sutil distinción teológica que nos indica hasta qué punto el autor
estaba al día con las agadas judías respecto al tselem de  Adán, esto es, la
luminosa imagen de la Gloria de Dios de acuerdo a la cual Adán fue creado [xxxi].
El término imagen se encuentra en
numerosos textos neotestamentarios, entre ellos Col 1,15 donde se describe a
Jesús como la imagen del Dios invisible, lo
que se compara con la creación de Adán a imagen de Dios [xxxii]. Esta conexión
teológica entre la creación de Adán de acuerdo a la imagen de Dios y Cristo
como la imagen de Dios abre múltiples posibilidades en el uso de la reflexión
agadica del tselem de Adán en el contexto teogónico cristiano.  Palamas, siguiendo a Macario depende de
antiguas tradiciones sobre el luminoso tselem de Adán. El argumenta que antes del pecado, Adán también participó
de la divina iluminación y resplandor, y porque estaba verdaderamente vestido
en vestidos de Gloria él no estaba desnudo
. Las trágicas consecuencias de
la caída de Adán para la condición humana del tselem, tiene, sin embargo, un
reverso cuando el hombre deja a un lado los problemas del presente y se sumerge
en la perfección de la semejanza que se realiza a través de la iluminación
divina desde Dios. La cuestión es recuperar la perdida imagen luminosa de Dios
que de un modo misterioso todavía permanece en el hombre, a veces en la forma de
un luminoso vestido del corazón y que puede emerger a través de la práctica
hesicasta.

lunes, 4 de mayo de 2015






La Ley y el Espíritu (Rm 2, 14-16)








En varias entradas hemos estudiado la relación
entre el Espíritu y la Ley en Pablo (aquí, aquí, aquí y aquí). Hoy estudiaremos otro texto
pertinente. Se trata de Rm 2, 14-16: Porque
cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de
la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos (14), ya que
muestran la obra de la ley (ἔργον τοῦ νόμου) escrita en sus corazones, su
conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras
defendiéndolos (15), en el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los
secretos de los hombres mediante Cristo Jesús (16).
Si la ley a la que se
está refiriendo Pablo es la mosaica, ¿cómo es posible que los gentiles la
cumplan si la desconocen? ¿Es que acaso existen gentiles que por instinto
cumplen la ley mosaica? No, ese no es el sentido de este texto. Mucho más  probable es  que Pablo tenga en vista profecías como Jr 31,
31-33 y Ez 36,26-27 donde se habla de los últimos días cuando, en el contexto
de una nueva Alianza, la Ley será inscrita en los corazones de los fieles. Pablo
cree que la ley mosaica se perfecciona en quienes creen en Jesús y caminan en
el Espíritu (Rm 8,3-4; 13,10; Gal 5,13-25). Estos creyentes, paganos y judíos,
se encuentran bajo una nueva Alianza, superior a la mosaica.

martes, 21 de abril de 2015






La dieta de Adán y Eva después del Edén


Uno de los elementos que tenemos que estudiar
cuando analizamos las consecuencias del primer pecado es la dieta de los
primeros padres, esto es,  el alimento
que en adelante tendrán que “soportar” Adán y Eva. De acuerdo a J en el paraíso
la pareja se alimentaba de todos los
frutos del huerto
sin necesidad de trabajar. De acuerdo al relato P  el hombre se podía alimentar de toda planta que da semilla (
זֹרֵ֣עַ זֶ֗רַע ת־כָּל־עֵ֣ אֶת) (Gn 1,29 ) que hay
en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla

(Gn 1,29). No debemos dejar de pasar por alto que toda planta que da
semilla, y es parte esencial de la dieta bendecida por Dios en el paraíso, se
refiere a los cereales, a diferencia de las hierbas
(sin más) (
לְאָכְלָ֑ה
עֵ֖שֶׂב) que servirán de alimentos a los animales (Gn
1,30). El alimento humano no era un alimento cualquiera, de allí que, por
ejemplo en la Vida de Adán y Eva se describa como alimento de ángeles. Esta dieta se verá drásticamente reemplazada
en adelante por las hierbas del campo (
הַשָּׂדֶֽה אֶת־עֵ֥שֶׂב) (Gn 3,18), esto es, el alimento de los animales. Estas hierbas del campo, que no son lo
mismo que toda hierba que produce
semillas
 (Gen 1,29), parte
esencial de la dieta en el paraíso, se relacionan más bien con textos como Dn
4, 22. 29. 30 donde el rey Nabucodonosor, quien ha caído en desgracia de Dios
al igual que Adán, ha sido expulsado de entre los hombres, su morada se instaló
entre las bestias del campo, y su dieta llegó a ser la  hierba
para comer como la del ganado
(
יְטַעֲמ֔וּן לָךְ כְתוֹרִין֙ עִשְׂבָּ֤א) (Dn4,29) (Gary
A. Anderson, “The Penintence Narrative in the Life of Adam and Eve”, Literature of Adam and Eve, Collected
Essays,
(Ed. G. A. Anderson, M.E. Stone, y J. Tromp), Brill, Leiden, 2000,
p. 13-14). En este episodio se nos está diciendo dos cosas, la primera es que
la maldición de Adán consiste en reducirlo, de alguna manera, a la condición
animal. La segunda, es que a través de esta configuración adámica, el orden
jerárquico primigenio queda alterado definitivamente. Y es que de acuerdo al
relato de P el hombre, creado a imagen de Dios, es su representante en la
tierra y están a cargo de gobernar a los animales de la tierra, el mar y el
aire (Ronald Hendel, The Book of Genesis,
A Biography,
Princeton University Press, Princeton, 2013, p. 37). La
armonía que alguna vez existió entre los hombres y los animales se ha
desdibujado cuando el orden jerarquico primigenio se ha roto.  

jueves, 16 de abril de 2015





Radicalidad de Lucas y el Testamento de Judas (25,4)


La radicalidad de las bienaventuranzas de Lucas radica en el hecho de que la realidad social se
invierte como producto de la intervención divina. Dirigiendo la mirada a los discípulos, les decía:
 

   —Felices los pobres, porque el reino de Dios les
pertenece.
21: Felices los que
ahora pasan hambre, porque serán saciados.  Felices los que ahora lloran,
porque reirán.
22: Felices cuando los
hombres los odien, los excluyan, los insulten y desprecien su nombre a causa
del Hijo del Hombre.
 23: Alégrense y
llénense de gozo, porque el premio en el cielo es abundante. Del mismo modo los
padres de ellos trataron a los profetas (6,23-24). 

Esta idea también se encuentra en el Testamento de Judas (25, 4): Los
que hayan muerto en la tristeza
resucitaran en gozo, y los que hayan vivido en pobreza por el Señor
se enriquecerán; los necesitados se hartarán;
se fortalecerán los débiles, y los
muertos por el Señor se despertaran a la vida. 

lunes, 13 de abril de 2015






Testamento de Judá y el Adulterio en Mt 5, 18








En el
Testamento de los 12 Patriarcas, encontramos
el Testamento de Judá quien nos
provee de una perspectiva para entender la posición de Jesús respecto aladulterio (Mt 5,18). Uno de los motivos importantes del texto es la relación sexual entre
Judá, uno de los hijos de Jacob, con Basué, una cananea, hija de un hombre
rico, y su consecuente matrimonio. Esto no tendría nada de extraordinario si es
que Jacob no hubiese prohibido explícitamente a sus hijos casarse con mujeres
extranjeras, especialmente cananeas.  En
su testamento Judá reconoce, por culpa
del vino no sentí respeto del mandamiento de Dios y tomé como mujer a una cananea
(TestJud 14,6). Un poco antes había dicho: Yo me había gloriado de que, durante mis guerras, no me había engañado
ningún rostro de mujer hermosa…Pero los espíritus de la envidia y la
fornicación se dispusieron contra mí hasta que caí ante Besué, la cananea, y
ante Tamar, la esposa de mis hijos. Decía o a mi suegro: “Deliberaré con mi
padre y así aceptaré a tu hija”. Pero él no quiso y me mostró una cantidad
inmensa de oro a disposición de su hija, ya que era rey. La adornó con oro y
perlas e hizo que ella, luciendo toda su belleza, nos escanciara en el
banquete. El vino desvarió mis ojos, y el placer cegó mi corazón. Enamorado de
ella, caí y trasgredí el mandamiento del Señor y de mis padres tomándola como
mujer
(13,3-7). Esta experiencia hace que Judá advierta a sus descendientes
sobre el peligro del vino, las riquezas y la belleza. El patriarca advierte: Sabed pues hijos míos que dos espíritus
tienen sus asientos en el hombre; el de la verdad y el del error. En medio de
ellos se halla el espíritu intelectivo de la mente y se inclina adonde quiere.
Las obras de la verdad y las del error están escritas sobre el pecho del
hombre, y el Señor conoce cada una de ellas
(20,1-3). El dualismo ético
está  presente también en la Carta a
Santiago, en la Didaje, y en general en el Qumrán. Este mundo dualista se ve
influenciado por la conducta del sujeto. El vino inclina a la persona al
espíritu del error, lo mismo que el amor a las riquezas es camino a la idolatría y el poder de la belleza de la mujer lleva a la
mente a la fornicación (17,1-3;
18,1-19,4).  Lo contrario también puede
afirmarse: Luego, arrepentido de ello, ni
gusté del vino ni de la carne hasta mi senectud, ni gocé de ningún tipo de
alegría. El ángel del Señor me indico que las mujeres dominan siempre tanto al
rey como al mendigo. Al rey le despojan de su honor, al valiente de su energía
y al menesteroso hasta del más pequeño sustento de su pobreza
(14, 4-6). En
términos generales, guardad, pues, hijos
míos, toda la ley del Señor, porque hay una esperanza para todos los que hacen
rectos sus caminos
(20,1).









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