domingo, 12 de marzo de 2017

Viajar con el Arte: La iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, en Palencia

Viajar con el Arte: La iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, en Palencia










































lunes, 6 de febrero de 2017






La iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, en Palencia


La iglesia de Santa María la Blanca, destacada en el
horizonte en medio de la pequeña localidad de Villalcázar de Sirga, en Tierra
de Campos palentina, es uno de los templos más relevantes del Camino de
Santiago
a su paso por tierras castellanas, convertido en una de sus paradas de
más devoción en la Edad Media por la fama de su Virgen titular y hoy visitado
por miles de peregrinos y turistas.
Santa María de Villasirga desde el Camino de Santiago (1)
El origen de la población, que en el medievo se
llamaba “Villasirga”, en relación a la denominación del Camino Francés
hacia Compostela
como “La Sirga”, se sitúa en el entorno de la conquista de la zona por
las
tropas cristianas, y su conversión en sede de una de las encomiendas
más antiguas de la Orden del Temple
en Castilla y la única al norte del Duero, y también una de las más grandes que
poseía.



Al principio el camino no pasaba por este enclave sino por
la cercana localidad de Arconada, donde existía un hospital fundado a mediados
del siglo XI por el conde Gómez Díaz y que daba servicio a los peregrinos en su
trayecto entre Frómista y Carrión de los Condes.
Fotografía aérea de la población, con la iglesia en el centro, amablemente cedida por Ricardo

Melgar para este artículo
La iglesia comenzó a levantarse a fines del siglo XII en un
periodo de implantación de la nueva forma de construir que venía de Francia y
que hoy conocemos como “gótico”, aunque todavía muestra, lógicamente,
características románicas, en una mezcla propia de los periodos de transición. 
Hay autores que defienden que formaba parte de un alcázar, de ahí el nombre que
adoptó la población, que se extendía unos trescientos metros hacia el norte y
rebasaba la carretera que une Frómista con Carrión hacia el sur, cuya
construcción en 1860 se hizo sobre los escombros de la misma, pero todavía no
se han realizado estudios arqueológicos definitivos que constaten dicha hipótesis.
Siendo todavía iglesia templaria, adquirió gran prestigio
como santuario mariano de carácter real con el que tuvieron una estrecha
vinculación tanto Alfonso X el Sabio, que se inspiró en él para componer catorce
de sus Cantigas a Santa María, como
su hijo Sancho IV, que lo visitó en peregrinación en varias ocasiones con
motivo de la Semana Santa o para hacer penitencia ante la Virgen de Villasirga,
alcanzando tal preponderancia económica y religiosa que modificó la ruta
compostelana para convertirse en uno de los centros marianos más importantes
del Camino, llegando incluso a rivalizar con el propio Santiago, pues el favor
que no había sido obtenido del santo podía conseguirse con esta Virgen a la
vuelta.
Cantiga 278 (2). Como ha boa dona de França, que era cega, vo a Vila-Sirga e

teve y vigia, e foi logo guarida e cobrou seu lume. E ela yndo-se pera sa

terra, achou un cego que ya en romaria a Santiago, e ela consellou-lle

que fose per Vila-Sirga e guareceria
Con la disolución de la Orden del Temple en 1312, aunque el
papa ordenó que todos sus bienes pasaran a los Hospitalarios de San Juan, cada
reino tomó sus propias decisiones y en Castilla y León muchas de sus
propiedades pasaron a la corona, otras a órdenes militares nacionales, sobre
todo Santiago y Calatrava, otras a nobles y sólo unas pocas fueron a parar al
Hospital. Así, Villasirga, se convirtió en villa de realengo y la corona de
Castilla se la entregó a don Rodrigo Rodríguez de Girón, encomendándosele a la
Orden de Santiago el cuidado de peregrinos y enfermos en el hospital templario
de la localidad a través de los freires santiaguistas Johanni, Luce y Roderico.
En 1433 Juan II la donó a su tía doña Aldonza, casada con don Garci Fernández
Manrique, señor de Aguilar de Campoo, nombrados por el rey condes de Castañeda,
y a su muerte, la heredó su segundo hijo, don Gabriel Manrique, conde de
Osorno, que la incorporó a su mayorazgo, aunque años después, y por enlaces
matrimoniales, la villa recayó en don Fernando de Sotomayor. En 1661 Felipe IV
creó el título de conde de Villalcázar de Sirga, momento en el que la localidad
cambió de denominación, y se lo concedió a don Juan de Echeverri y Rovere,
capitán general de la Armada, que tomó posesión del municipio, pero tres años
después cedió la iglesia al obispado de Palencia para que se constituyera como
parroquia, categoría que todavía mantiene.
En el siglo XVIII la villa comenzó un declive que no se ha
frenado hasta la reciente recuperación experimentada
gracias a la promoción turística del Camino de Santiago en los últimos años. En
1919 la iglesia fue declarada Monumento Nacional y en la actualidad es
Bien de Interés Cultural. Durante la República el título de Villalcázar
de Sirga fue
anulado y no se restableció hasta 1952 en la persona de doña María
Isabel
Guillamás y Caro, XI marquesa de San Felices y
XII condesa de Villalcázar de Sirga. En la actualidad lo ostenta don
Jaime de
Churruca y Azlor de Aragón, XIV Conde de Villalcázar de Sirga, Caballero
de la
Orden de Santiago, de la Orden de Malta y maestrante de Zaragoza.
La iglesia destacada en el núcleo urbano (1)
Levantada con potentes sillares, y destacando los gruesos
contrafuertes que soportan los empujes de las naves, en la actualidad la iglesia carece de
portada en su fachada occidental,
destruida tras un derrumbe de un tramo de siete metros de longitud a los pies del
templo como consecuencia del terremoto con epicentro en Lisboa de 1755, tras lo
que en 1888 se optó por levantar el simple muro desnudo que hoy contemplamos,
en el que se aprecian los arcos formeros de las naves. Se conocía como Puerta
del Ángel y varias de sus tallas fueron reubicadas en otros espacios.
Fachada occidental, fruto de una reconstrucción en 1888. Las esculturas a modo de acróteras

que aparecen en la cubierta seguramente procedían de la desaparecida Puerta del Ángel
Cabezas en una de las capillas absidiales seguramente procedentes de la

decoración escultórica de la Puerta del Ángel
En la fachada norte
se aprecia la huella de unos arcos apuntados que parecen estar indicando que
hubo un pórtico corrido, y por encima queda un garitón que hace pensar en la
función defensiva que pudo tener la construcción. Cuenta con una puerta lateral
que abre al cuarto tramo de la nave del evangelio compuesta por un sencillo
arco apuntado y tiene adosada la torre, iniciada en el siglo XIV pero de la que
solo se erigió un primer cuerpo que después se derrumbó.
Fachada norte, donde se conserva un garitón
Portada de la fachada norte
Torre
En cuanto a la fachada este, en ella se aprecia claramente,
el testero plano que componen los tres ábsides centrales.
Alzado de la fachada este. Planoteca IPCE
Testero plano de los tres ábsides centrales
La fachada sur destaca por su monumentalidad, con un pórtico
cuadrangular de igual altura que la nave central cubierto con crucerías que
se cree que es lo que queda de un pórtico que ocuparía toda esta fachada
meridional del templo, similar al que se conserva en la Iglesia de san Vicente de Ávila, y que cobija dos portadas en ángulo, una abierta
al cuarto tramo de la nave del Evangelio y otra al crucero de ese mismo lado
para dar acceso directo a la Capilla de Santiago, dos obras escultóricas del
siglo XIII.
Pórtico de la fachada sur
Portadas bajo el pórtico
La portada de la
iglesia
está formada por cinco arquivoltas apuntadas con figuras colocadas
en el sentido de las mismas, al modo gótico, de ángeles, santos, clérigos,
músicos… apoyadas sobre capiteles de decoración vegetal y jambas lisas.
Portada de la iglesia
Detalle de las arquivoltas
Por encima corren dos frisos que recuerdan a los románicos
de San Juan de Moarves y de Santiago en Carrión de los Condes, con una galería
ciega de arcos trilobulados que cobijan figuras. En el inferior se
representa una Epifanía, con la
Virgen Blanca en el centro pisando un dragón como Trono de Cristo acompañada
por San José, y una Anunciación. En el
friso superior aparece un Pantocrátor central rodeado del Tetramorfos y flanqueado
por los Apóstoles, aunque faltan dos del lateral derecho, que desaparecerían al
construirse la Capilla de Santiago adosada al transepto del Evangelio en el siglo XIV.

Frisos de la portada sur
Anunciación
Detalle de la Epifanía
Pantocrátor rodeado del Tetramorfos. Las cabezas son añadido posterior, quizá

procedentes de la desaparecida Puerta del Ángel
La portada de la
Capilla de Santiago
sigue el mismo esquema pero es más pequeña, con tres
arquivoltas, y no presenta friso superior.
Portada de la Capilla de Santiago
La iglesia tiene planta en T de tres naves de cuatro tramos,
la central más ancha y alta que las laterales, separados por pilares cruciformes
con columnillas en los frentes y en los codos que soportan arcos apuntados y
cubierta de crucería, transepto de gran desarrollo con dos tramos
longitudinales y cinco transversales y cabecera con cinco capillas absidiales,
las tres centrales de testero recto y las dos laterales de planta poligonal.

Planta de la iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga.

Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías
Nave central desde los pies
La iglesia desde el crucero
Cubierta de crucería de la nave central
Nave del Evangelio
Nave de la Epístola
Crucero, con la Capilla de Santiago al fondo
Bóveda del crucero
Sección transversal a la altura del crucero. Planoteca IPCE
El retablo mayor
cuenta con guardapolvos, dos bancos, tres cuerpos de cinco calles flanqueadas
por dos entrecalles laterales y ático y es fruto de una restauración realizada
en la década de 1940 en la que se desarmó la estructura y se volvió a armar sin
guardar la primitiva disposición de las tablas y se construyó una nueva
mazonería, siendo de nueva factura el dosel de la Virgen central, las
cresterías caladas que separan los cuerpos y los escudos heráldicos del
guardapolvos.
Retablo mayor
Lo insólito de los dos bancos responde a una modificación de
la década de 1560, cuando se añadió el más bajo, obra renacentista con relieves
de los cuatro Evangelistas y escenas de la Pasión de Cristo atribuidos a Manuel
Álvarez con policromía de Francisco de Carracejas que flanquean un sagrario
central.
A continuación se ubica el primitivo banco, con los profetas
Isaías y Malaquías en los extremos enmarcando escenas de la Vida de la Virgen y de
Cristo, con la Anunciación, la Visitación, la Natividad, la Asunción, la
Circuncisión, Jesús entre los doctores y Cristo glorioso.
La calle central, ocupada por una talla gótica del siglo
XIII de la Virgen de Villasirga bajo doselete, está flanqueada por tablas
hispanoflamencas fechadas entre fines del siglo XV y comienzos del XVI
atribuidas al maestro Alejo, un pintor local, con fuertes influencias de
Berruguete, aunque otros autores identifican, por lo menos, dos manos, quizá
obra de un taller.
De izquierda a derecha y de abajo arriba en el primer cuerpo
aparecen San Pedro, muy deteriorado, la Crucifixión, la Resurrección, la
Ascensión, Pentecostés y San Andrés. En el segundo cuerpo nos encontramos con
San Juan Bautista, la Oración en el Huerto, la Flagelación, la Coronación de
espinas
, el Encuentro con la Verónica y San Primitivo, tabla también muy
deteriorada. Y en el tercer cuerpo se suceden el Éxtasis de san Francisco, la
Imposición de la casulla a san Ildefonso, la Comida en casa del fariseo, la
Visita de Cristo resucitado a su madre y San Benito. El Calvario en el ático es obra gótica de comienzos del siglo XIV.
Tablas del lado del Evangelio
Tablas del  lado de la Epístola
Las dos capillas absidiales del Evangelio son la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles o
de San Isidoro
, esta última advocación ya del siglo XX, y la Capilla de la Virgen del Rosario, con
un retablo renacentista de 1570 con tallas de los siglos XVI y XVIII y tablas
pintadas por Francisco de Carracejas y una pila
bautismal
del siglo XVI.
Capilla de la Virgen del Rosario
En cuanto a las capillas de la Epístola en la cabecera, son
la Capilla de Nuestra Señora de la Paz
o de la Inmaculada, con un retablo
del primer tercio del siglo XVII, y la antigua
Capilla de San Juan
, que en la segunda mitad del siglo XVI se convirtió en sacristía.
En los cuatro pilares del crucero se ubican sendas
esculturas de bulto con la Anunciación
y los santos Pedro y Pablo, y en el
primer pilar del Evangelio se ubica el púlpito,
una obra de yesería gótica del siglo XVI.
Santos Pedro y Pablo en los pilares del crucero
Anunciación en los pilares del crucero
Púlpito
El transepto de la Epístola cuenta con dos retablos. El Retablo de san Antonio presenta
armadura del siglo XVII que alberga siete tablas pintadas de comienzos del
siglo XVI atribuidas al Maestro de la Calzada o al Maestro de Paredes o a ambos
en colaboración, discípulos de Berruguete, con los santos Pedro, Antonio y
Pablo de cuerpo entero en las calles superiores y Zoilo, Brígida, Águeda y
Agustín de medio cuerpo en el banco.
Retablo de san Antonio
En cuanto al Retablo
del Santo Cristo
, aloja un Cristo Crucificado del siglo XVI pero es obra
neoclásica de la segunda mitad del XIX.
En el siglo XIV un caballero de la Orden de Santiago
financió la construcción de la Capilla
de Santiago
ocupando un tramo del transepto de la Epístola y construyendo
otro más adosado a éste, conformando un ámbito rectangular de dos tramos
cubierto con bóvedas de combados cuyos nervios apoyan en esbeltas columnas con capiteles con el escudo y
la cruz de la Orden y con un gran rosetón que ilumina todo el crucero.
Bóvedas de combados de la Capilla de Santiago
En la actualidad la capilla acoge tres sepulcros exentos.
Sepulcros de la Capilla de Santiago
Uno de ellos es el Sepulcro
del caballero de la Orden de Santiago don Juan Pérez
, identificado por una
inscripción y fechado en el segundo cuarto del siglo XIV, con el difunto
yacente en la tapa y caja con los relieves de una Coronación de María en la cabecera, un Calvario en los pies y decoración heráldica en los dos lados
mayores.
Pero los más impresionantes, fechados en el último cuarto
del siglo XIII, son los Sepulcros del
infante don Felipe de Castilla de Suabia
(† 1274) y de su segunda esposa, dos extraordinarios ejemplos de escultura gótica que bien merecen un artículo aparte que publicaré en breve.
Sepulcros del infante don Felipe de Castilla de Suabia y su segunda esposa (3)
Detalle de los yacente


En esta capilla también se encuentra la conocida como Virgen de las Cantigas o Virgen de Villasirga,
una escultura gótica realizada en piedra en el siglo XIII y
policromada, es una Virgen sedente con el Niño en su regazo sujetándolo
con el brazo izquierdo (el derecho está mutilado) y acompañada de
ángeles turiferarios y
se cree que podría haber ocupado el parteluz de la desaparecida Puerta
del Ángel completando la escenografía de los enterramientos del infante y
su segunda esposa.

Virgen de Villasirga en la Capilla de Santiago (3)
A pesar de su nombre, no se sabe si sería a esta imagen o a la
que preside el retablo mayor, con características iconográficas muy similares,
a la que se le atribuyeron los milagros inmortalizados en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el
Sabio, de donde toma su nombre, obra esencial de la lírica medieval hispánica
del siglo XIII y de la miniatura, en la que Villasirga aparece junto a los más
renombrados santuarios marianos de la época.
Además de esta talla, la capilla cuenta con otras tres
esculturas de la Virgen, dos de piedra del siglo XIII y una de yeso del XV.
Y terminamos con el Retablo
de Santiago
, fechado hacia 1530 y realizado por Cristóbal de Herrera, que hoy
se encuentra en el transepto del Evangelio pero que también perteneció a esta
capilla. Presenta predela y tres cuerpos de tres calles con una talla central de
Santiago Peregrino de Juan de Valmaseda y pinturas sobre la vida del santo
según el Códice Calixtino, con la Predicación del Apóstol, la Decapitación y el
Milagro de los bueyes.
Retablo de Santiago


No os olvidéis de que en breve publicaré otro artículo dedicado a los excepcionales Sepulcros del infante don Felipe de Castilla y de su segunda esposa.

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Imágenes ajenas:
Fuentes:
ANTOLÍN FERNÁNDEZ, J. E., “Villasirga”, Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº 30,
1971, p. 157 y ss.
FRANCO MATA, Á., “Las cantigas de Santa María, la plástica,
la iconografía y devociones en la Baja Edad Media”, Alcanate. Revista de estudios alfonsíes, nº 7, 2010-2011], pp.
103-146.
RUBIO SALÁN, A., “Breve noticia de Villalcazar de Sirga y de
su templo”, Publicaciones de la
Institución Tello Téllez de Meneses
, nº 8, 1952, pp. 27-48.

4 comentarios:



enrique
dijo...
No esperaba yo una entrada hasta este lunes y me encuentro con la sorpresa de una maravillosa entrada sobre esta maravillosa iglesia palentina, con unos sepulcros más que interesantes.
La primera fotografía es sencillamente impresionante, te pido permiso para usarla en mi facebook, anotando la procedencia, por supuesto.

Otro día leo en detalle la otra entrada del cuaderno florentino.
Mil gracias, Sira.





Anónimo
dijo...
Hola, Sira! Enhorabuena por el post. ¿Sabes a quién pertenece el escudo del púlpito (Vivero, Fajardo...)?
Gracias y un saludo! Raimundo


Sira Gadea
dijo...
Hola Raimundo. No lo sé, pero me encantaría saberlo. A ver si alguien que lea el post nos puede ayudar. Un saludo y gracias a ti por pasarte por mi blog y dejar tu comentario.


Sira Gadea
dijo...
Hola Enrique. Finalmente puedo contestarte, después de este lapsus en el que como habrás visto, apenas menciono los sepulcros porque he decidido dedicarles un artículo aparte, que bien se lo merecen. Como ya te comenté, la fantástica imagen con las montañas al fondo no es mía, pero en el blog está la ref., aunque no me consta que estuviera protegida, así que, como dicen por aquí y por allá, "ancha es Castilla", ponla donde quieras. Un abrazo.















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