jueves, 2 de marzo de 2017

catedra: Historia:La batalla de Lepanto

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jueves, 2 de marzo de 2017






Historia:La batalla de Lepanto


Historia:La batalla de Lepanto








HISTORIA
DOCUMENTOS
La batalla de Lepanto











Galeras. Abordaje

La batalla de Lepanto (1571):


La armada aliada estaba formada por 70 galeras españolas (sumadas las propiamente hispanas con las de Nápoles, Sicilia, y Génova), 9 de Malta, 12 del Papado y 140 venecianas.

Los combatientes españoles sumaban 20.000, los del Papa 2.000 y los

venecianos 8.000.

La flota estaba confiada teóricamente a Juan de Austria y dirigida

efectivamente por jefes experimentados como Gian Andrea Doria y los

catalanes Juan de Cardona y Luis de Requesens.

Marco Antonio Colonna, condestable de Nápoles y vasallo de España, era el almirante del papa. Las naves venecianas estaban al mando de Sebastián Veniero.

Preparativos:


La preparación de la cristiandad para enfrentarse de una forma decidida

con el peligro turco fue muy laboriosa. El único hombre que vio clara la

situación desde el primer momento fue el papa Pío V. Incluso Felipe II,

que tan amenazadas veía sus posesiones peninsulares por el enemigo,

tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar el peligro de

frente y de asestar un golpe definitivo a los turcos. Las capitulaciones

para constituir la Liga Santa se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571

debido a la disparidad de intereses y proyectos. La unión de escuadras

cristianas que el Papa había convocado en respuesta a la toma de Chipre

(1570) había resultado un fracaso del que los jefes se culpaban

mutuamente. La Sublime Puerta lanzó un ataque a fondo contra Famagusta,

último reducto de los venecianos en Chipre. Fuerzas turcas se apoderaron de Dulcino, Budua y Antivari, e incluso llegaron a amenazar la plaza de Zara.

La escuadra española estuvo ya preparada el 5 de septiembre con la llegada de Andrea Doria, Don Alvaro de Bazán

y Juan de Cardona.

El 29 de agosto, el obispo Odescalco llegó a Mesina, dio la bendición

apostólica en nombre del Papa y concedió indulgencias de cruzada y

jubileo extraordinario a toda la armada. El 15 de septiembre, Don Juan

ordenó la salida de la flota y el 26 fondeó en Corfú, mientras una

flotilla dirigida por Gil de Andrade exploraba la zona.

Juan de Austria (1545-1578). Sánchez Coello. Museo del Prado

Las armadas se encuentran en el golfo de Lepanto:


Don Juan de Austria constituyó una batalla central de 60 galeras en las

que iban Colonna y Veniero con sus naves capitanas, flanqueada por otras

batallas menores al mando de Andrea Doria, Alvaro Bazán y el veneciano

Agustín Barbarigo. A Cardona se le dio una flotilla exploradora en

vanguardia. A bordo iban cuatro tercios españoles de Lope de Figueroa,

Pedro de Padilla, Diego Enríquez y Miguel Moncada. La infantería

italiana era también de gran calidad.

La desconfianza hacia los venecianos

era tal que don Juan repartió 4.000 de los mejores soldados españoles

en las galeras de la Señoría e hizo que éstas navegasen entreveradas con

las de España.

El 29 de septiembre abordó a la capitana de don Juan una fragata de

Andrade con el anuncio de que los turcos esperaban en el golfo de

Lepanto. La flota de la Liga salió el 3 de octubre del puerto de

Guamenizas en dirección a Cefalonia, y el sábado 6, a la caída de la

tarde, llegaba al puerto de Petela. Bazán aconsejaba entrar en el golfo y

Andrea Doria temía aventurarlo todo en una jornada. En el Consejo se

aprobó el plan de Bazán de presentar combate en la madrugada del día

siguiente, frente al golfo de Lepanto. La maniobra ordenada permitió

cerrar el golfo y dio tiempo a una perfecta colocación de la armada.

El combate (7 de octubre de 1571):


Al alba del día 7 la flota cristiana estaba situada en las islas

Equínadas. Poco después avistaron a la turca adelantándose hacia la boca

del golfo de Lepanto. Alí estaba al mando de 260 galeras y contaba con

las naves del corsario argelino

Luchalí.

A las diez de la mañana las escuadras se hallaron frente a frente. Cerca

del mediodía la galera del Amirante Alí Bajá disparó el primer

cañonazo. Alí concentró el esfuerzo sobre las galeras venecianas, que suponía menos aguerridas. El primer ataque turco fue neutralizado por Barbarigo, que fue herido de muerte.

    Durante dos horas se peleó con ardor por ambas partes, y por dos veces fueron rechazados los españoles del puente de la galera real turca; pero en un tercera embestida aniquilaron a los jenízaros que la defendían y, herido el almirante de un arcabuzazo, un remero cristiano le cortó la cabeza. Al izarse un pabellón cristiano en la galera turca arreciaron el ataque las naves cristianas contra las capitanas turcas que no se rendían; pero al fin la flota central turca fue aniquilada. (Marqués de Lozoya)
En la galera Marquesa combatió Miguel de Cervantes con gran

valor. Tenía entonces veinticuatro años y continuó combatiendo después

de ser herido en el pecho y en el brazo izquierdo, que le quedaría

inútil.

El consejo de don García de Toledo de recortar los espolones hizo más

eficaz el empleo de la artillería. La arcabucería española resultó

decisiva en el combate cuerpo a cuerpo causando gran número de bajas. En

muchas de las galeras turcas los cautivos cristianos se rebelaron en lo

más recio del combate. Fue un galeote cristiano quien cortó la cabeza

del almirante Alí con su hacha de abordaje. Sólo 50 de las 300 naves

turcas pudieron escapar. El argelino Luchalí combatió con fortuna en el

ala derecha y logró escapar hacia la costa de Morea. La persecución que

llevó a cabo Bazán cesó al caer la tarde sin conseguir darle alcance.

Batalla naval de Lepanto

Carácter decisivo de la victoria y consecuencias:


Se celebró un Consejo después de que la flota se retirarse a Petela y

prevaleció el parecer de dar por terminada la campaña de aquel año. Pío V

y el Dux de Venecia reconocieron que la victoria se debió

principalmente a España y a Don Juan de Austria. Aunque Lepanto

aparentemente fue una victoria total para los miembros de la Liga Santa,

el carácter definitivo de la victoria cristiana ha sido discutido por

muchos historiadores.

Pocas veces, si alguna, en la historia de los tiempos modernos, los

frutos de una bella victoria han sido más vergonzosamente

desperdiciados.(Merriman)

Aplazamientos, desconfianzas entre los aliados y la muerte del papa San

Pío V provocaron la malversación del triunfo de Lepanto. Felipe II se

sentía temeroso de un nuevo afianzamiento de la alianza francoturca; los

venecianos se

hallaban dispuestos, al cabo de cierto tiempo, a hacer una paz separada:

si no hubiese sido por el entusiasmo de Don Juan de Austria, la Liga se

habría deshecho... Pero las desconfianzas de Felipe

-sus celos- hacia Don Juan de Austria, sus lentitudes características,

dieron por resultado, al cabo de pocos meses, la caída de Túnez y la

Goleta en poder de los turcos (1574). Así quedaba desvanecida la gloria

de Lepanto. (Soldevila)

Derrota del almirante Howard al atacar la flota de Indias (1591). Museo Marítimo de Greenwich

La victoria de Lepanto abría la puerta a las mayores esperanzas. Sin

embargo, de momento, no trajo consigo ninguna clase de consecuencias. La

flota aliada no persiguió al enemigo en derrota, por diversas razones:

sus propias pérdidas y el mal tiempo, a quien el imperio turco,

desconcertado, debió tal vez su salvación. En este sentido, fue fatal la

larga demora española del verano de 1571, pues, al colocar a los

aliados victoriosos en los umbrales de la estación del mal tiempo,

vinieron a interponerse ante la victoria, como treguas obligatorias, el

otoño, el invierno y la primavera... Pero si, en vez de fijarnos

exclusivamente en lo que viene después de Lepanto, paramos la atención

en lo que precede a esta victoria, nos daremos cuenta de que viene a

poner fin a un estado de cosas lamentable, a un verdadero complejo de

inferioridad por parte de la Cristiandad y una primacía no menos

verdadera por parte de los turcos. La victoria cristiana cerró el paso a un porvenir que se anunciaba muy próximo y muy sombrío. (Braudel)


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